Morante de la Puebla: «El presidente está para jubilarse»
▶ El diestro señaló que en el cuarto toro «ha hecho una faena de rabia contenida» Impuntualidad
ENTRE BARRERAS
El diestro de la Puebla del Río José Antonio Morante de la Puebla tuvo ayer un desencuentro con el presidente de la corrida de toros debido a que, en su primer toro, apenas se pidio la oreja desde los tendidos y las gradas tras la faena y Gabriel Fernández Rey no se la concedió. El matador salió a la plaza y se pudo adivinar en sus labios «qué poca vergüenza».
Luego, tras haber realizado la faena al cuarto, apuntó que hizo «una faena sentida, de rabia contenida y con un momento de cercanía y belleza» con varias series que hicieron vibrar a los aficionados que llenaron la Maestranza en una tarde de Feria con el cartel de ‘no hay billetes’. Con respecto al ejemplar que abrió la tarde, consideró que ha sido «bastante complicado y he pasado un mal trago por el lado izquierdo».
Asimismo y acerca del presidente, explicó que «ha habido un señor que ha metido la pata, que es amigote y por eso, me ha descorazonado». Ante esto, finalizó apuntando que «está para jubilarse».
Sobre esta cuestión, también se refirió su apoderado, Pedro Jorge Marqués, quien comentó que «ha sido una tarde importante y que se había vivido una situación difícil con el toro que volvió a los corrales, luego con el sobrero y había que tragar». Sin embargo, señaló que la faena con ‘Espléndido’ «es un colofón importante».
Morante de la Puebla se llevó un trofeo en el cuarto de la tarde, mientras que en el anterior, Emilio de Justo obtuvo dos orejas ante un animal que ofreció una gran faena y que, según el diestro extremeño, «se encontraba muy feliz por lo que significa para mí, por la lucha que he tenido durante los últimos meses y ha sido gratificante». También, señaló que este ejemplar tuvo «clase y ritmo».
Sin embargo, en el último toro y el que podía ofrecerle oportunidades de abrir la Puerta del Príncipe, añadió que «no he podido rematar bien, aunque se marcha muy contento después de todo porque me he expresado y Sevilla lo ha disfrutado».
Por su parte, Alejandro Talavante y tras no obtener ninguna oreja en su lote, señaló que «había habido momentos buenos pero la pena ha sido pinchar a la hora de matar a los toros».
La corrida comenzó a las 18.40 horas, después de que terminado el paseíllo se tuviesen que esperar más de cinco minutos para que los habituales impuntuales de estos días tomaran su asiento. Se debería cortar la entrada a mitad del paseíllo y que estas personas no puedan acceder hasta el segundo.
Volvió a acompañar a su amigo Morante de la Puebla desde el burladero de la empresa Pagés en el callejón de la Maestranza. Como era de esperar, se fue cuando acabó el cigarrero. Conocidas sus prisas, no deberían cederle ese lugar privilegiado. Es una falta de respeto.
Es cierto que la petición de oreja para Morante en el primer toro no fue rotunda, pero es incomprensible que tras su segunda faena apurase Gabriel Fernández Rey al límite para conceder la primera oreja. De hecho, el toro se arrastró con ella puesta. Gesto de mal aficionado. ¡Vaya cachondeo!
Tras la pandemia se criticó su ausencia física e incluso su escasez cuando volvieron. Ahora hay que felicitar a la empresa porque hasta última hora se encuentran libritos con la información de la corrida.