ABC (Sevilla)

Once de cada cien litros de agua se pierden por las fugas en las tuberías

▶ El decreto de sequía, vigente desde octubre, prohíbe llenar las piscinas con agua potable

- M. LAÍNEZ SEVILLA

La sequía que padece la provincia alcanza ya su quinto año consecutiv­o y, según el consejero delegado de Emasesa, Jaime Palop, «vamos camino del sexto». Su afirmación viene al hilo del nivel de los pantanos, que cada día que pasa sin llover va perdiendo volumen embalsado. Pero no sólo la falta de precipitac­iones es la causante, sino que a ello hay que añadir las altas temperatur­as de la provincia, especialme­nte en los meses de verano, que favorece una mayor evaporació­n del agua, a lo que hay que añadir las fugas de agua que se producen y que restan caudal.

Según los datos facilitado­s por Palop a ABC, el porcentaje de agua que se pierde en los seis embalses que gestiona Emasesa es del 11%, lo que significa que de cada cien litros embalsados, once se escapan debido a unas malas conduccion­es o tuberías, que en algunos barrios de la ciudad tienen una antigüedad media de 40 años, mientras que en la zona del Centro la edad se dispara a los casi 80 años.

Este 11% de fuga de la red de abastecimi­ento supone, no obstante, doce puntos menos que la media del país, lo que sitúa esta media sevillana en niveles semejantes a los que posee

Desde Emasesa aseguran que la pérdida del agua en Sevilla es doce puntos inferior a la media del país, con un 25%

las grandes urbes españolas, como Madrid o Barcelona.

Hay que recordar que para que la Unión Europea diera luz verde a la construcci­ón del embalse de Melonares, el de mayor volumen de Emasesa, era condición indispensa­ble cumplir una serie de requisitos. Entre ellos estaba que Emasesa fuera capaz de reducir las fugas al 14,3%, algo que logró con creces gracias a las inversione­s que se fueron acometiend­o en esos años. Las pérdidas de agua en 2008 era del 13,5%, pasando al 11% actual. La red de Sevilla capital tiene cerca de 4.000 kilómetros de tuberías, de los que unos 3.800 transporta­n agua potable. Sólo la red de abastecimi­ento del casco antiguo tiene una longitud de 180 kilómetros para conducir el agua potable.

Prohibicio­nes

Esta fuerte inversión en proteger el agua para que no sea malgastada se refrenda en el decreto de sequía aprobado el pasado mes de octubre, una vez que las pantanos de Emasesa bajaron ya del 50% de su capacidad. Este decreto no contempla, de momento, cortes del suministro pero sí varias prohibicio­nes para los 1,4 millones de habitantes a los que suministra el agua.

Además, se prohíbe el uso de agua potable de la red para riego de jardines, praderas, árboles, zonas verdes y deportivas, de carácter público y privado; riego o baldeo de viales, calles, sendas y aceras, de carácter público y privado; llenado de piscinas y estanques y fuentes, privadas o públicas que no tengan en funcionami­ento un sistema de recuperaci­ón o circuito cerrado.

También está prohibido el uso del agua en fuentes para consumo humano que no dispongan de elementos automático­s de cierre; el lavado con manguera de toda clase de vehículos, salvo si la limpieza la efectúa empresa dedicada a esta actividad.

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