La carpeta de las lecciones aprendidas de Kabul
Los planeamientos militarestambién se determinan por la experiencia adquirida sobre el terreno. Evidentemente, y salvando las distancias, la evacuación de Kabul de agosto de 2021 se tuvo también presente para perfilar detalles de una misión que iba a ser distinta, pero con el componente aéreo y de extracción de civiles como denominador común.
«Obviamente estudiamos las semejanzas y diferencias y las lecciones aprendidas se trasladaron al nuevo escenario al norte de Jartum», explica el teniente coronel Sierra, del Mando de Operaciones.
Uno de los puntos fuertes del despliegue español lo constituyeron los aviones A400M del ala 31 del Ejército del Aire, con capacidad para trasladar a 180 personas si fuera necesario. «Es un avión que nos ofrece también capacidades para proyectar vehículos terrestres».
Los vehículos blindados Vamtac, pequeños y ligeros, ofrecieron clara ventaja de desplazamiento.
Desde el Joint Operation Center de Retamares (Madrid) se siguió al instante todo el despliegue con momentos de tensión
«La tensión fue palpable, sobre todo, cuando aterrizó el primer A400M en la base de Wadi Seidna y los minutos que los vehículos Vamtac del Ejército de Tierra y los 80 efectivos, entre ellos de la I Bandera de la Brigada Paracaidista (Bripac) y efectivos del Mando de Operaciones Especiales se desplegaron en el norte de Jartum», relata el teniente coronel.
Para el planeamiento de la misión el Mando de Operaciones barajó tres escenarios de adversidad. Finalmente y gracias a los dos grupos en conflicto enfrentados en Sudán, se pudo idear el escenario más benévolo para los intereses españoles. La tregua se estaba respetando. Incluso ambos bandos –el gubernamental y las Fuerzas de Apoyo Rápido– colaboraron con el convoy terrestre español que se dirigió al punto de encuentro y de vuelta a la base.
«Ninguno de los dos bandos quería deteriorar su imagen en el exterior con algún tipo de incidente o enfrentamiento. Pero era importante evitar la noche para que no hubiera un tiroteo por error», explica el teniente coronel Elías.
Los vehículos militares Vamtac iban configurados para cualquier escenario. Incluso llevaban misiles Spike, un uso que final y felizmente no se tuvo que contemplar.
Entrada la noche, otros dos aviones A400M españoles aterrizaron en Jartum para completar esta operación NEO (evacuación de personal civil en el argot militar) que comenzó a planificarse el lunes 17 de abril y que el viernes 21 recibió y comenzó a advertirse como inminente ante una posible tregua por el fin del Ramadán.
«La ministra de Defensa dio la orden», expone el teniente coronel que, sobre todo, destaca la labor de coordinación de todas las unidades militares implicadas en la operación, así como el trabajo conjunto con el Ministerio de Exteriores. Uno de sus enlaces estuvo en todo momento en el JOC de Retamares mientras se tomaban las decisiones.
La opción de Amán
Yibuti, donde se encuentra el destacamento aéreo español que participa en la Operación Atalanta de la UE, fue clave como base de operaciones de los cuatro aviones enviados: los tres A400M y un A330 de transporte que serviría para trasladar a los 104 ciudadanos evacuados desde Sudán.
«También se llegó a barajar como escenario Amán, capital de Jordania, pero optamos por la base de Yibuti, donde nuestro personal facilitaría toda la operación desde el punto de vista logístico y de asistencia».
La operación Eva Sierra duró doce horas. Sobre las cinco de la mañana los tres aviones A400M implicados en la evacuación, el centenar de civiles y todo el personal militar se encontraban ya en Yibuti, desde donde despegarían en el más cómodo A330 rumbo a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Allí les recibiría el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Operación, una más, cumplida.