La CNMV lleva casi dos años con decenas de deficiencias en su sede
▶ El edificio en Madrid no pasó la inspección técnica y las obras están aun pendientes
Al son de esa inseguridad, también se adelanta una fuga de caseros a otras modalidades de arrendamiento como el de alquiler vacacional y al mercado de la compraventa, «que se convertirán en opciones más atractivas que el alquiler residencial», explica el presidente de Alquiler Seguro, Antonio Carroza.
Precedente catalán
Algo que sucedió en Cataluña durante el año y medio en el que estuvieron vigentes los topes al alquiler que el Tribunal Constitucional tumbó en marzo de 2022. En ese tiempo la caída de la oferta de alquiler fue del 15%, mientras los precios se redujeron apenas un 5%, según un estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra. Ese descenso fue de media, porque «el alquiler se encareció para los pisos que estaban por debajo del precio de referencia», como recuerda Blanca Ballester Casanella, profesora de EAE Business School.
Desde Podemos ya empujan para incluir sobre la bocina la regulación de los pisos turísticos en la ley de vivienda, y estudian añadir una enmienda transaccional con ese fin. Según la formación morada así se podría «garantizar la bajada de los precios y evitar que fondos buitre y grandes tenedores retiren inmuebles del mercado residencial y los destinen al arrendamiento vacacional».
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) arrastra desde hace casi dos años decenas de deficiencias en el edificio de su sede, en la calle Edison, número 4, en Madrid. Una situación que se origina en el momento en el que la inspección técnica que debía pasar acabó con el veredicto de desfavorable, y la burocracia del proceso de subsanación ha provocado que aún siga todo pendiente.
El trámite se trata de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que es una revisión de control del estado del edificio que deben pasar todas las construcciones con más de 30 años de antigüedad, en este caso en la capital. Esto abarca también a las instituciones públicas y la CNMV queda, asimismo, bajo esta exigencia.
La primera vez que el inmueble pasó la ITE fue en septiembre de 2009, tal como figura en los archivos del Ayuntamiento de Madrid; en aquel momento el resultado fue favorable. En 2012 fue rehabilitado y en 2021 hicieron los trámites para la segunda ITE –que debe realizarse cada diez años– de su historia, pero esta vez el informe fue desfavorable.
Concretamente, fue en julio de 2021 cuando la CNMV recibió este revés –así se notificó también al consistorio–... y desde entonces las obras no se han puesto en marcha, por distintos motivos. Han transcurrido casi dos años de aquello y todavía harán falta unos meses más para subsanar las decenas de incidencias que tiene el edificio porque todavía está en proceso la licitación pública de las obras. Aun así, todo esto ha estado plagado de eventos burocráticos dada la envergadura de las reformas a realizar y la legislación.
El informe desfavorable data de julio de 2021. Y por la cantidad de reparaciones y remodelaciones que debían hacerse se requería contar con un proyecto de obra para parte de ellas. En mayo de 2022, casi un año después, la institución presidida por Rodrigo Buenaventura dio un paso importante para avanzar en la solución.
Lo que hizo fue sacar una licitación pública para la «asistencia técnica para obras de mantenimiento y conservación de la sede de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en Madrid», según aparece en la plataforma de contratación. La adjudicataria fue Intecsa-Inarsa y el contrato se formalizó en agosto de 2022. La función de esta compañía es elaborar el proyecto de toda la obra, con una descripción de la construcción, de sus problemas y sus soluciones, entre otros asuntos. En total, se trata de 33 deficiencias en el inmueble por las que la ITE resultó desfavorable.
En todo el proceso, el ayuntamiento capitalino también ha tenido una participación importante. Hasta julio de 2022, un año después de la ITE, no se produjo la inspección por parte de los técnicos del consistorio, según fuentes de la CNMV, y este no emitió la orden de ejecución de las obras hasta este enero de 2023.
Fuentes del supervisor bursátil aclaran que, en todo caso, no podían iniciar las obras de subsanación hasta que llegara esa orden de ejecución, basándose en la legislación en vigor. En ese documento se ha dado un plazo de seis meses, a contar desde enero, para iniciar las obras y otros cuatro meses para terminarlas.
Al mismo tiempo, el proyecto debía ser avalado por el Ministerio de Asuntos Económicos, lo cual llegó en marzo de 2023. Y el último avance que se ha producido es la puesta en marcha
Las deficiencias van desde filtraciones de agua hasta grietas, pasando por elementos oxidados
El supervisor señala que la legislación no permitía iniciar las obras hasta que llegara la orden de ejecución del ayuntamiento, lo cual ocurrió hace tres meses
de la licitación pública para que se puedan iniciar los trabajos.
Este abril se ha publicado el contrato para que una empresa realice las obras, por un montante de algo más de un millón de euros. En este sentido, la previsión de la CNMV es tener este contrato adjudicado para el mes de junio y cumplir con los plazos marcados por el ayuntamiento.
Así, a la luz de la orden de ejecución de las obras, estas habrían de finalizar como máximo a finales de noviembre de este año, a lo cual se compromete el supervisor.
Para entonces, habrán transcurrido casi dos años y medio entre que se detectaron las deficiencias y se puso solución al problema. Desde la CNMV insisten en que el procedimiento está llevando los plazos habituales, teniendo en cuenta que deben intervenir el consistorio madrileño, el Ministerio de Asuntos Económicos, los procesos de licitación pública...
Las incidencias
En total, las deficiencias que debe subsanar la institución pública ascienden a 33. Y son de varios tipos. Aun así, estas se tratan de las que requerían una actuación mediante un proyecto de obra; en la ITE se detectaron otras menores que ya fueron subsanadas varios meses después.
Entre las deficiencias detectadas están problemas de grietas y fisuras, desprendimientos, estructuras oxidadas, humedades, filtraciones de agua... En varias partes del proyecto de obra se recoge «falta de mantenimiento». Además, se llama la atención sobre que «los cuadros eléctricos situados en la cubierta del edificio se encuentran a la intemperie, siendo necesaria su protección de los agentes atmosféricos».