Familiares de muertos en los dos bandos piden la exhumación inmediata
▸Reclaman su turno para recuperar los restos de sus antepasados una vez que el fundador de Falange y Francisco Franco han sido desenterrados
Familiares de muertos en los dos bandos de la Guerra Civil cuyos restos se encuentran en el Valle de los Caídos reclaman al Gobierno que los exhume cuanto antes. Gracias a pruebas documentales pueden relacionar a sus antepasados con los osarios situados en distintas capillas de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial donde se acumulan los huesos de, se calcula, 33.847 españoles muertos en la contienda.
El desenterramiento del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, esta semana, casi cuatro años después del traslado de los restos de Francisco Franco al cementerio de Mingorrubio (Madrid), se ha recibido por quienes llevan años esperando poder dar una sepultura digna a sus padres o abuelos como un agravio comparativo. Por ello, instan al Gobierno a que no dilate más tiempo la decisión y autorice el comienzo de los trabajos de extracción siguiendo los criterios de Patrimonio Nacional.
Mercedes Abril es de las pocas descendientes directas de fallecidos en la guerra que todavía alberga esperanzas de enterrar a su padre junto a su madre, Eusebia, quien falleció a los 101 años haciéndole prometer que seguiría luchando por conseguirlo.
Cerca de los 89, no pierde la esperanza aunque cada vez está más desilusionada. Contesta el teléfono desde su casa de Valladolid, donde se emociona recordando que con tres años dio el último abrazo a su padre, Rafael Abril Avo, ferroviario, que en septiembre de 1936 envió una carta a su mujer, entonces embarazada, desde el centro de detención de Calatayud (Zaragoza). Allí dejó las últimas palabras para la familia. Su posible fallecimiento en la ciudad aragonesa es una pista clave para intentar que se proceda a la exhumación.
En 1959, restos de fosas y enterramientos de toda España, tanto de fallecidos en el bando republicano como en el bando nacional, fueron trasladados hasta el Valle de los Caídos. Se calcula que en ese momento llegaron a Cuelgamuros cajas fúnebres con restos de más de 11.000 personas.
Patrimonio Nacional tiene documentado el lugar exacto de las capillas de la basílica donde se depositaron por las inscripciones que se recogían en éstas. En la capilla del Santísimo, la del bando nacional, existen restos registrados correspondientes a 10.545 personas y en la del Santo Sepulcro, la del bando republicano, el registro arroja la cifra de material óseo de otras 18.301.
Un auto judicial de 2016 reconoció el derecho de los descendientes de dos asesinados también en Calatayud, los hermanos Manuel y Antonio Ramiro Lapeña Altabás, a extraer unos osarios de la capilla del Santo Sepulcro de la basílica (donde se depositaron los restos de distintas fosas de republicanos) porque está documentado que hasta allí se trasladaron cuerpos de asesinados en Aragón.
Mercedes Abril visitó en 2019 Cuelgamuros y, a través de un ventanuco, divisió las cajas con inscripciones donde podrían estar los restos de su padre: «Sentí que estaba allí», relata a este diario. Mantiene la esperanza de que el Gobierno acuerde ya la extracción de las cajas del columbario, situado en el nivel tercero de la capilla, justo detrás del órgano eclesial, para comprobar si efectivamente son los de su padre y trasladarlos al cementerio del Carmen de la capital castellanoleonesa donde descansan los de su madre.
Seis años después de la citada sentencia con la que se hizo ilusiones, se muestra cansada: «¿Cómo es posible que después de ochenta y tantos años no haya humanidad de devolvernos lo que es nuestro?».
Entradas documentadas
A Rosa Gil, la búsqueda de las pruebas de la historia de su abuelo, el agricultor oscense Pedro Gil Calonge, que fue llamado a las filas del bando nacional para cavar trincheras –fue zapador–, le unió más aún a su padre, Silvino Jiménez. Falleció hace tres meses pidiéndole que siguiera luchando por poder recuperar los restos del abuelo.
Caído en el frente en Tardienta (Huesca), también dejó a una mujer embarazada y un hijo de un año huérfano. Los restos del agricultor de Omeñaca fueron traslados al Valle de los Caídos en 1961 sin permiso de sus familiares.
Ella, profesora de instituto que ahora reside en el barrio de Gràcia de Barcelona, tiene la suerte de contar con soporte documental de casi toda la vida de su abuelo. Sabe que una bala perdida le alcanzó cuando se retiró a almorzar. Así figura al menos en el acta