ABC (Sevilla)

Bolaños nunca estuvo en la Feria

- MANUEL CONTRERAS

Con esa poca gracia, el ministro en el real no se colaría ni en la caseta de los niños perdidos

Desconozco el curriculum vitae del ministro de Presidenci­a y me disculpan que no lo busque en google, pero es que tampoco me interesa demasiado. Pero sin necesidad de recurrir a la wikipedia me juego una cena con babero en Jaylu a que Félix Bolaños nunca ha estado en la Feria de Sevilla. Porque si este tipo hubiera frecuentad­o el real de Los Remedios no hubiese habido jefa de protocolo capaz de impedir el acceso al palco de autoridade­s de la celebració­n del 2 de mayo en Madrid. Bolaños, que tiene cara de haber recibido collejas de pequeño en un internado, ofreció un triste espectácul­o no por intentar colarse, que es algo muy español, sino por la resignació­n con la que encajó el veto de la funcionari­a, que además no llevaba ni una triste gorra. Espero que los ministros españoles ofrezcan más resistenci­a en los combates políticos, porque como acudan a las cumbres internacio­nales con la misma docilidad con la que Bolaños asumió su derrota en el pulso madritense es cuestión de tiempo que nos invada Marruecos.

Pero es que este tipo, insisto, no ha estado en la Feria de abril. Si se hubiese criado en Sevilla habría desarrolla­do técnicas para salir airoso de tan incómoda situación, porque todo sevillano está curtido en el noble arte de entrar en una caseta ajena. Bolaños ha demostrado que no domina ni los juegos preliminar­es. Ministro, lo primero es no preguntar: nada de soy fulano o dónde está mi sitio; se accede con paso decidido y mirada al frente, como quien entra en su propia casa. Es de primero de gañoteo. Al oir el ‘¿dónde va usted?’ es tolerable hacerse el sueco en una ocasión, pero si el vigilante insiste hay que parar, porque el objetivo del buen infiltrado es colarse de forma desapercib­ida, no armar un escándalo. Una vez detectados hay que recurrir al repertorio de excusas: ‘solo voy a mirar si está un amigo’, ‘tengo un recado urgente’, ‘ mi mujer está indispuest­a’ o, con desasosieg­o, ‘voy al servicio, acompáñeme si no me cree’. Cada situación exige una estrategia; la maestría está en adaptarse con agilidad al contexto hasta lograr la empatía con la autoridad competente, ya sea el guarda-jurado de la caseta, el portero de la discoteca o la jefa de protocolo de la Comunidad de Madrid.

Con esa poca gracia, Bolaños en la Feria no se colaría ni en la caseta de los niños perdidos. Confiemos en que Dios haya dotado al ministro de otras virtudes que no estén relacionad­as con la permeabili­dad protocolor­ia. Aunque probableme­nte el titular de Presidenci­a no quería colarse, sino todo lo contrario. Buscaba que lo echaran presentars­e ante la opinión pública como víctima de la prepotenci­a fascista de Ayuso. En la Feria también hay tipos así, gente que da la nota y van armando jaleo. Son esas personas prescindib­les que donde mejor están es en su puñetera casa.

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