Sevilla encara la campaña electoral más igualada
▸El empate técnico entre PP y PSOE que auguran las encuestas da un papel determinante a los partidos pinza ▸Muñoz y Sanz se vieron ayer las caras en un primer debate insípido y encorsetado por los tiempos
La precampaña electoral está ya en marcha después de un mes de abril casi inhábil en el debate político con la Semana Santa y la Feria de Abril. Desde ayer hasta el 28 de mayo, cuando se celebrarán los comicios, saltarán al ruedo en busca del voto hasta once listas diferentes de las que sólo seis tienen visos de obtener representación en el Pleno municipal, y hasta se puede quedar larga esta selección. Las primeras encuestas auguran a día de hoy un empate técnico entre los candidatos de los principales partidos, Antonio Muñoz (PSOE) y José Luis Sanz (PP), lo que le da un papel determinante a los minoritarios que harán de pinza para desequilibrar la baraja. Será clave comprobar cómo afectará a las fuerzas de la izquierda volver a concurrir por separado, algo que dinamitó sus resultados en las autonómicas y que para el Ayuntamiento puede ser fundamental de cara a los intereses del actual alcalde, que ha presentado una lista renovada. Lo mismo ha hecho José Luis Sanz, cuyo partido tiene el viento de cola pero que tendrá un reto por delante en estas próximas semanas: alcanzar un mayor nivel de notoriedad que su rival político, que juega con la baza de llevar casi año y medio con el bastón de mando y que ha sabido moverse entre el electorado más conservador pese a su perfil a priori más progre.
Ayer, por primera vez, se vieron las caras en un debate los candidatos de las seis listas principales que optan a formar parte de la próxima Corporación municipal. Un debate insulso, encorsetado de forma excesiva por los tiempos de cada candidato y en el que todos se estrenaban en estas lides, salvo la candidata de Vox, Cristina Peláez, que la única que repite como cabeza de lista. El interés, sobre todo, estaba en ver el primer cara a cara entre el alcalde Antonio Muñoz y el senador José Luis Sanz, que ni se han enfrentado en un pleno ni tampoco en una duelo político en campaña. Ese duelo, directamente, no existió. Hubo reproches mutuos e interpelaciones, pero cada uno ciñéndose a su espacio y tiempo y fuera de compás.
Jamás llegó a generarse un cara a cara por dos motivos. Primero, porque el formato de un debate con seis participantes encorseta de forma excesiva las intervenciones y las reduce a la propaganda de los mensajes llenos de tópicos, frases hechas y muy lejos del ingenio retórico que se le debe presuponer a un político. Y, segundo, porque también así los dos candidatos principales se sentían más cómodos en una batalla para ellos nueva en estas lides. Muñoz, con un perfil bajo, reconociendo errores de gestión y señalando en varias ocasiones frases que recordaban a la famosa «que no estamos tan mal, oiga», de Laporta. Y Sanz, hierático, pintando un panorama de ciudad tercermundista que no funciona en nada. Los otros, directamente, leyendo sus papeles. Sandra Heredia, la candidata de Adelante, fue la excepción, con un discurso tan llano que sobrepasó la línea hacia el populismo, que pareció gustar a parte de los asistentes cuando dedicó a la candidata de Vox expresiones como: «¡Pero qué estás hablando!», ovacionadas frente a los abucheos a Peláez.
El encuentro estuvo organizado por el Club de Debate de la Universidad Pablo de Olavide. Dos alumnos miembros de este foro universitario, Samuel Chacón y María Casquel, moderaron las intervenciones, que tuvieron —además de primer y último minuto de los candidatos— tres grandes bloques de discusión: infraestructura, patrimonio (del que nadie habló) y sostenibilidad; juventud; y futuro y modelo de ciudad. Cada candidato contó con cuatro minutos de intervención, impidiendo así el cara a cara