Los bosques más bonitos de Sevilla en primavera
Con la llegada del buen tiempo apetece pasar más tiempo fuera de casa, respirando aire puro y disfrutando de la naturaleza; un plan perfecto para desconectar
La explosión de la pandemia del Covid hizo que los ciudadanos se replanteasen su forma disfrutar del tiempo libre y de hacer turismo, que se decantasen por espacios abiertos y al aire libre. Aunque Sevilla sea conocida por su historia, su arte, su gastronomía y sus propuestas culturales; también posee, en el interior de la capital, parques y jardines por los que pasear, además de bosques, espacios verdes y arboledas repartidos por toda la provincia.
A lo largo de las más de 177 mil hectáreas el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla alterna lomas suaves en las que predominan dehesas de encinas y alcornoques con bosques mediterráneos y cultivos de olivo y vid, con los únicos robles melojos de la provincia, así como con castañares. Como se explica en la página de la Junta de Andalucía, «junto al centro de visitantes El Robledo, hay un jardín botánico donde se recoge una colección de las especies vegetales más características de Sierra Morena», a la que pertenece el Parque.
Muy cerca de las marismas del Guadalquivir, los Pinares de La Puebla del Río y Aznalcázar son uno de los espacios forestales de mayor interés ecológico de la provincia. Ocupa un terreno muy llano y extenso ocupado sobre todo por pinos piñoneros, que, en los siglos XVIII y XIX, sustituyeron a la masa de bosque mediterráneo de quercíneas. Entre su vegetación también hay acebuches, jaras, encinas, alcornoques y monte blanco, entre otras
Aunque Sevilla sea conocida por su historia, su arte, su gastronomía... también posee, parques y jardines por los que pasear
especies. Todo ello hace a esta área perfecta para la vida animal, desde conejos y liebres hasta rapaces, pasando por anfibios y roedores.
Cerca de El Castillo de las Guardas, en plena Sierra Morena, se encuentra el Corredor Verde de Guadiamar. Recorre la provincia de norte a sur en un paseo de más de 70 kilómetros en los que se puede disfrutar de la vegetación propia del clima mediterráneo, con dehesas de encinas y alcornoques, además de álamos, olmos, fresnos y sauces y, por supuesto, de la fauna.