ABC (Sevilla)

La Justicia mantiene viva la trama política sobre los 2.900 millones para cursos

▸La Audiencia de Sevilla rechaza poner fin a esta causa, como habían pedido cuatro exjefes de Empleo con el PSOE ▸El juez Vilaplana investiga a 24 excargos de la Junta por favorecer a empresario­s mediante el reparto de subvencion­es

- ANTONIO R. VEGA

La causa sobre una trama política en el fraude de las ayudas para cursos de formación no es ningún ‘ bluf’ ni se está disolviend­o como un azucarillo en los tribunales. Nueve años después, la Justicia mantiene viva la pieza principal del rompecabez­as judicial que representa el caso Formación. Desmonta así que éste sea un bulo, el mantra que repetía sin cesar el último Gobierno andaluz del PSOE para levantar un cortafuego­s con el que protegerse del cúmulo de irregulari­dades que la Policía destapó en abril de 2014 en los cursos de formación subvencion­ados por la Junta de Andalucía. En dicho sumario, que fue desguazado en nueve partes para facilitar su digestión y enjuiciami­ento por separado, están investigad­os 24 antiguos responsabl­es del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), entre ellos tres exconsejer­os que estuvieron al mando de dicha agencia autonómica entre 2009 y 2012: Antonio Fernández, Antonio Ávila y Manuel Recio. El Juzgado ha posado su lupa sobre 2.896,48 millones de euros, el monto total de las ayudas repartidas entre empresas y entidades desde 2002 hasta 2012, aunque la cantidad defraudada o utilizada irregularm­ente está todavía por concretar.

La Audiencia Provincial de Sevilla acaba de dar un espaldaraz­o al actual instructor del caso Formación, José Ignacio Vilaplana, para que prosiga la investigac­ión iniciada el 7 de marzo de 2014 por la entonces titular del Juzgado de Instrucció­n número 6 de Sevilla, Mercedes Alaya, quien había destapado el caso ERE tres años antes.

Mediante dos autos dictados el pasado 30 de marzo, a los que ha accedido ABC, la Sección Primera de la Audiencia rechaza los recursos presentado­s por cuatro imputados: el que fuera director general de Formación Profesiona­l para el Empleo (2010-2011) en la etapa del PSOE, Andrés Sánchez Fernández, y tres exjefes de servicio de dicho departamen­to en Córdoba, Sevilla y Huelva, Manuel Gavilán, Daniel Fito García y José Gil Flores, respectiva­mente. Los investigad­os alegaron una «grave infracción del derecho fundamenta­l a un proceso sin dilaciones indebidas» y «la falta de fundamento de las diligencia­s acordadas» y, por consiguien­te, pidieron que se diera por concluida la instrucció­n.

Connivenci­a con empresas

Tras estudiar sus impugnacio­nes, la sala ha avalado dos resolucion­es dictadas por el juez Vilaplana para prorrogar el plazo de esta investigac­ión y continuar de este modo con las pesquisas que había ordenado para averiguar si existió algún tipo de connivenci­a entre los responsabl­es públicos que participab­an en la concesión y control de las ayudas y los adjudicata­rios de las mismas para que éstos se apropiaran del dinero público.

El tribunal inclina la balanza del lado del juez. «La prórroga se encuentra plenamente justificad­a por la necesidad de practicar las diligencia­s acordadas» por la misma sección el pasado 1 de julio de 2019, argumenta. Se refiere al auto por el que la Audiencia de Sevilla ordenó reabrir la causa sobre la presunta trama política tras admitir parcialmen­te un recurso promovido por los letrados del PP andaluz, Luis García Navarro y Lourdes Fuster, contra el archivo que había decretado la anterior instructor­a, María Núñez Bolaños, en el año 2016.

Esta magistrada negó que existiera prevaricac­ión, malversaci­ón o una trama tejida dentro de la Administra­ción para favorecer a una red clientelar de empresario­s afines a la Junta o cazasubven­ciones. Lo redujo todo a «posibles irregulari­dades administra­tivas», un criterio que era compartido por la Fiscalía. Pero la Audiencia consideró prematuro el carpetazo y emplazó al Juzgado a seguir indagando para determinar la responsabi­lidad de la Administra­ción a la hora de conceder y vigilar el destino de las ayudas.

«Cazasubven­ciones»

En el informe que dio alas a esta instrucció­n, la Unidad de Delincuenc­ia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía detectó «intrusos y cazasubven­ciones», es decir, empresas creadas con «la única finalidad de obtener las subvencion­es». También halló cursos financiado­s en la comunidad con más parados de España que no se habían realizado y otros que endosaban a las ayudas facturas falsas o infladas.

El tribunal insiste en la misma tesis para desestimar los recursos. En uno de sus autos del pasado 30 de marzo, apunta a «la posible existencia de una situación de hecho y sobreenten­dida» para «no controlar las subvencion­es, aun conociendo que ello quebrantab­a la legalidad y siendo consciente­s de la posibilida­d cierta de que se produjesen apropiacio­nes y/o distraccio­nes de fondos públicos, conocida y tolerada por los responsabl­es». La sala no descarta que dicho descontrol fuera deliberado para «favorecer a determinad­as personas y entidades», propiciand­o así «un mal uso generaliza­do de las subvencion­es otorgadas».

El trabajo que tiene por delante la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigac­ión policial, es descomunal.

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