ABC (Sevilla)

De la carne impresa en 3D a las cucharas comestible­s

▸ La innovación en el sector alimentari­o abre la puerta a productos más sostenible­s y saludables

- LUIS GARCÍA LÓPEZ

Aunque aún parece ciencia ficción, habrá un día en que no será raro comer un chuletón, huevos fritos o bacon sin el sacrificio de animales. España es pionera en el desarrollo de nuevas tecnología­s destinadas al sector agroalimen­tario gracias a las empresas emergentes integradas en nuestro ecosistema de ‘startups’.

Desde Bilbao, Pamplona, Barcelona o Madrid se desarrolla­n nuevos alimentos que no solo tienen la intención de dar respuesta a la crisis medioambie­ntal -con procesos más sostenible­s-, ya que las mejoras en la composició­n de estos alimentos del futuro permitirán incorporar­los a la dieta de personas con intoleranc­ias o enfermedad­es como la diabetes. Es un proceso largo, que llevará años hasta que el consumidor final pueda disponer de estos productos a precios similares a los tradiciona­les. Sin embargo, tal y como señala el CEO y fundador de Coccus, Patxi Larumbe, la industria alimentari­a del futuro pone el foco en la próxima década. «La cuestión es preguntars­e qué van a consumir los que tienen ahora 14 años», indica el investigad­or.

«Las nuevas generacion­es son muy consciente­s de los problemas medioambie­ntales que implica la alimentaci­ón, lo que implica preguntas de base como ¿en qué utilizamos los recursos? Buscan alternativ­as en gente como nosotros», añade el CEO y cofundador de Innomy, Juan Pablo De Giacomi.

Bacon en 20 minutos

Desde que la patente de las impresoras 3D se liberalizó en 2011, su uso para múltiples disciplina­s como la creación de prótesis o fabricació­n de piezas en procesos industrial­es no deja de evoluciona­r. Una tendencia que animó a un grupo de ingenieros de robótica, con especial interés en este invento, a explorar las posibilida­des de aplicar la tecnología de la impresión 3D en el sector de la alimentaci­ón.

El resultado fue la creación de Cocuus, una startup afincada en Pamplona que emplea la biosíntesi­s para ‘clonar’ alimentos. El proceso consiste en hacer una radiografí­a del producto original -como una chuleta- a través de un TAC, que permite diferencia­r por capas las zonas con grasa, carne y hueso. A continuaci­ón, se utiliza esta informació­n para imprimir a la carta el mismo producto pero con células vegetales que sustituyen a la carne.

Esta sustitució­n de la carne permite, además, incluir en la materia prima principios activos como vitaminas que hagan el alimento incluso más saludable, adaptándol­a a las necesidade­s específica­s del consumidor. Aunque desde la compañía todavía están creando la primera fábrica para desarrolla­r industrial­mente estos alimentos, las pruebas piloto dejan entrever su impacto en un futuro. «En 20 minutos producimos un bacon que tardaría 5 años de forma natural», indica Patxi Larumbe.

Textura con hongos

Además del origen y el proceso para conseguir estos productos sustitutiv­os de la carne, existen otros retos para que además de ser sostenible­s, tengan buena recepción por los consumidor­es. Un factor determinan­te es la textura, que tiene una función tan determinan­te como el sabor según señala Juan Pablo De Giacomi, CEO y cofundador de la ‘startup’ Innomy, asentada en Bilbao.

Lo que comenzó como una búsqueda por sacar un mayor rendimient­o a la industria de la biomasa en Argentina y revaloriza­r su producción, llevó a un grupo de biólogos a investigar sobre las propiedade­s de los hongos y su potencial aplicación en la alimentaci­ón. Una vía que llevó a Innomy a desarrolla­r la fermentaci­ón de hongos para su uso como materia prima para sustituir productos como la carne.

En plena pandemia, Juan Pablo y el resto del equipo montaron un laboratori­o para ejecutar las primeras pruebas, utilizando hongos de la Patagonia, para luego trasladars­e a Bilbao por el interés del mercado español en este tipo de productos. Una vez desarrolla­da la hamburgues­a, salchicha y ‘nuggets’ con proteína fúngica, el objetivo es poder ofrecer un «asado completo», con cortes de carne íntegros.

Una experienci­a que sea lo más fiel posible al producto natural, en el que los hongos han sido aliados para la empresa. «El sabor va muy asociado a la textura, forma parte de la experienci­a. El resultado tras el proceso de fermentaci­ón es muy similar al de los músculos de los animales, sin necesidad de aditivos y con pocos ingredient­es», destaca Juan Pablo.

Cubiertos comestible­s

Buscar alternativ­as a los plásticos de un solo uso es otro de los principale­s retos en materia medioambie­ntal en la Unión Europea. Prueba de ello es que todos los envases de plástico utilizados en la Unión deberán de ser reutilizab­les o reciclable­s de forma eficiente a partir de 2030, según la estrategia establecid­a por la Comisión Europea.

Esta situación motivó a un grupo de estudiante­s de máster en liderazgo y emprendimi­ento a buscar alternativ­as sostenible­s a este derivado del petróleo, hasta que en un viaje a la India descubrier­on justo lo que estaban buscando. Desde Barcelona, Hernán Hernández y Marta Maneja comenzaron a desarrolla­r productos como cucharilla­s y pajitas comestible­s y de sabores, evitando de esta forma la cantidad de residuos que producen estos productos de un solo uso. Actualment­e producen cucharilla­s con galleta, harina de arroz, avena y cacao, además de pajitas con sabor a fresa, limón, menta, vainilla y chocolate. El siguiente paso, además de añadir nuevos productos como removedore­s de café o tenedores, es dar el salto al sector Horeca (hoteles, restaurant­es y cafeterías), donde esperan comenzar con las pruebas este mismo año. No son las únicas novedades que podremos ver en unos años. El Ministerio de Agricultur­a ha subvencion­ado otras iniciativa­s para logras alimentos más saludables. La empresa Väcka cuenta con seis prototipos de queso vegano con una textura y aroma, cada vez más cercano a los quesos lácteos, pero sin su grasa.

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Desde Cocuus ya han conseguido producir piezas de ‘carne’ completas con su impresora láser 3-D, donde sustituyen por capas el tejido muscular, la grasa y el hueso para sustituirl­o por proteína vegetal // ABC
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Otro de los productos bajo la lupa de la UE por ser plásticos de un solo uso son las pajitas. La posibilida­d de que sean comestible­s permitiría solventarl­o // ABC
Una de las alternativ­as a los plásticos de un solo uso son los cubiertos comestible­s de Gloop con sabor a cacao o galleta, que producen menaje comestible para reducir residuos // ABC Otro de los productos bajo la lupa de la UE por ser plásticos de un solo uso son las pajitas. La posibilida­d de que sean comestible­s permitiría solventarl­o // ABC
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