Alcaraz, de paseo en paseo
▸ Anula a Zverev como en la final de 2022 y se cita hoy con Khachanov en cuartos
Toda la emoción que suscitaba un Carlos Alcaraz-Alexander Zverev, por todo lo que tenía de historia (la final del año pasado en estas mismas pistas) y por cómo llegaban los contendientes, se esfumó en el segundo juego del partido. Duró doce minutos, pero terminó en manos del español y ahí se acabó todo: partido de octavos, emoción y Zverev. Aún tardarían una hora y 20 minutos en darse la mano en la red, pero el alemán ya estaba sentenciado y el español apuntado a los cuartos (hoy contra Karen Khachanov, no antes de las 16.00 horas, RTVE y Movistar).
Mostró Alcaraz su cara más seria. Concentrado desde el primer instante en sacar adelante sus saques, directos, liftados, abiertos, y en quitarle tiempo de respiración y de pensamiento a Zverev. Al alemán ni siquiera lo sujetó su servicio, arma poderosa por su físico (1,98 de altura) y sus estirados brazos. Fueron cuatro dobles faltas en total, y tres turnos de servicio entregados porque si no funcionaba ese primer golpe, Alcaraz lo apuntillaba desde el fondo.
Ni siquiera tuvo que sacar todo su arsenal de trucos el español, contenido en maneras e ideas, aprendida la lección de Dimitrov, donde se despistó un segundo y pagó con un break. Nada que no pudiera solventar en el juego siguiente, que ganó en blanco. Así de superior se pasea este Alcaraz. Pero ni siquiera ayer se permitió esas distracciones. Lo exigía Zverev, o al menos ese Zverev que tenía tres victorias a su favor por solo la derrota del año pasado en la final de la Caja Mágica (6-3 y 6-1 en 62 minutos). Ese Zverev que se apuntaba a ser el relevo de Nadal, Federer y Djokovic recién cumplidos los veinte años (dos Masters 1.000 en 2017 y maestro en 2018) y el próximo líder de la ATP con 24, en un excelso 2021 con seis títulos (otros dos Masters 1.000 y otra vez maestro). Pero hubo un frenazo con grito de dolor descerrajado a la noche, en las semifinales de Roland Garros del año pasado, donde se dejó el tobillo y la progresión hacia el número 1.
Desde aquel resbalón, Zverev se ha reiniciado desde cero y todavía no es el que fue, no ayer, desde luego. «Este resultado no es nada normal. Zverev tiene grandes golpes, lo normal hubiera sido un partido ajustado. Cuando está fino, te deja poco espacio. La derecha no es tan buena como el revés, pero es un gran golpe. Y su saque –más en Madrid, por la altura–. Es sólido y ves que no es su mejor partido cuando comete más errores de la cuenta», explicaba Alcaraz. Y mientras el alemán sumaba 22 errores, el español se limitó a doce. Y mientras el alemán realizaba nueve ganadores, el español llegaba a los 21. «Jugué mi mejor nivel, sin dejarlo hacer su juego. Estaba preparado para un partido reñido. He restado muy muy bien y así, ante un sacador como él, le quitas tiempo», analizó sobre sí mismo.
De un año a otro parecía como si no hubiera pasado el tiempo por la Caja Mágica, igual paliza en 2022 que en 2023. Pero no. «Por sensaciones puede ser, y por resultado, pero yo he crecido mucho como jugador y como persona en este año. Soy otro, más maduro, sabiendo qué hacer en la pista», apuntaba el murciano que, aunque no lo quiera admitir, pasea superioridad por estas pistas madrileñas después de superar el escollo mental del estreno con Emil Ruusuvuori. «No tengo la sensación de ser muy superior. Pero si estoy bien físicamente sé que mis rivales tienen dificultad para ganarme. No soy mejor que nadie, solo que deben jugar a un nivel muy alto cuando juegan contra mí». Sí sabe que todo pasa por él: «Sí, el rival más difícil de cada jugador es uno mismo. El parar esos caballos tú solo es lo más complicado. Si tienes algo negativo y empiezas en esa rueda, es lo peor que te puede pasar».
Hoy mide esa superioridad ante Karen Khachanov (26 años, 21 del mundo), que ha perdido las dos citas previas con el español, ambas en 2022: 6-1, 6-4 y 64 en octavos de Roland Garros, y 6-0 y 6-2 en cuartos de Hamburgo.
«No me siento muy superior, pero sí sé que si estoy bien, los rivales tienen problemas para ganarme»
«No fue su mejor partido, pero yo he restado muy muy bien y jugué a mi mejor nivel, sin dejarlo hacer su juego»
«Como tenista y seguidor del tenis, quiero ver a Nadal en todos los torneos. Ojalá esté en Roma, y verlo en París será una alegría, y será un rival difícil»