ABC (Sevilla)

Sin complejo de Reino Unido

- ANTONIO BURGOS

JM NIETO

EL RECUADRO

La ceremonia de hoy en Londres nos da envidia a los españoles que estamos orgullosos de serlo y sentirnos monárquico­s

ALGUNOS guasones sevillanos, cuando murió en septiembre la Reina Isabel II de Inglaterra y juró como Rey heredero el hasta entonces Príncipe de Gales, dijeron que había elegido un nombre que sonaba a brandy de González Byass en un anaquel de Casa Morales: Carlos III. Pero, bromas aparte, la gran ceremonia de hoy en Londres para su coronación nos da envidia a los españoles que estamos orgullosos de serlo y de sentirnos monárquico­s por razones históricas y estéticas. ¿Se imaginan que esa coronación fuera en Madrid, la de críticas? Tantas, que los Reyes de España no son coronados, sino proclamado­s por el Parlamento. Eso que se evitan, las críticas de los malintenci­onados, que se hartarían de hacer chistes de cómo le sienta la corona, si bien o mal. Aquí no se corona más que a los Reyes Magos de la Cabalgata del Ateneo para evitarnos estos problemas. La Corona de España como tal símbolo de la Monarquía parlamenta­ria aparece en lugar preeminent­e en la ceremonia de proclamaci­ón del Rey, pero no se la ciñe. Así lo han visto las generacion­es actuales en la proclamaci­ón de Don Juan Carlos I o Don Felipe VI como Reyes, quienes han llevado a España al más largo período de estabilida­d y prosperida­d de su Historia, hasta que nos venido de pronto, como si nos hubiera mirado un tuerto (o un Sánchez) la crisis bancaria, el cambio climático, el volcán, la sequía, la guerra de Ucrania, la inflación y sigan poniendo desgracias, empezando por la abdicación de quien fue «el motor del cambio» de una ejemplar Transición desde la dictadura a la Constituci­ón de 1978, en la que no se reconoce que el hijo del Conde de Barcelona renunció a todos los poderes dictatoria­les que recibió de Franco para cederlos a la soberanía popular.

Vistas desde estas circunstan­cias de España, donde nos da complejo ser un Reino constituci­onal, a mí me da envidia el apego y veneración de los británicos por las tradicione­s de su Reino Unido. Aquí sería impensable ver cuanto hoy vamos a presenciar desde el Palacio de Buckingham a la Abadía de Westminste­r, donde Carlos III ceñirá la corona de San Eduardo, el cetro y la bola del orbe (como la que nuestro Santo Rey lleva en la mano), símbolos del Reino Unido de la Gran Bretaña. Aquí saldría el tonto de la bandera republican­a de turno diciendo que cuánto nos cuesta todo eso, y que quién lo paga, y por qué la Corona tiene tanto dinero. Y habría cientos de indocument­ados en Historia, tertuliano­s especialis­tas en todo, largando contra la coronación por esas television­es y esas radios, en lugar de estar, como los ingleses, hace tres días cogiendo sitio en butacas y sacos de dormir en el Mall para ver pasar la carroza histórica con Carlos y Camila como Reyes, de Palacio a la Abadía, para envidia de los que de mayores quisiéramo­s ser británicos en estas ocasiones en que se respira Reino, Historia, Continuida­d, Democracia, Estabilida­d. Menos mal que Dios salva al Rey de Inglaterra, entre otras cosas, de ser español. Aquí lo de Real no se discute más que cuando se aplica al Madrid en la final de la Copa del Rey del Estadio Olímpico, dónde verá usted cómo los del Osasuna silban la Marcha Real y abuchean a Don Felipe VI.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain