ABC (Sevilla)

«El universo debe ser algo tan sencillo como un Tesla»

▸ Conocido como uno de los padres del modelo estándar que explica el cosmos, defiende la suerte en la ciencia

- JUDITH DE JORGE

Sheldon Glashow Premio Nobel de Física

Sheldon Glashow (Nueva York, 1932) conoce como pocos el mundo de las partículas subatómica­s, los componente­s que dan forma a toda la materia existente, desde las estrellas a las diminutas bacterias, incluidos nosotros mismos. Junto a Abdus Salam y Steven Weinberg ganó el Nobel de Física en 1979 por descubrir los bosones W y Z, las partículas que permitiero­n unificar dos fuerzas de la naturaleza, el electromag­netismo y la fuerza nuclear débil, en una única llamada ‘electrodéb­il’. Su trabajo, comprobado después experiment­almente en acelerador­es de partículas, apuntaló el modelo estándar, el gran pilar sobre el que descansa lo que sabemos del universo y que, aunque no puede explicarlo todo, sigue fuerte y en pie a pesar del paso de los años.

Lo mismo ocurre con Glashow, quien, superados los 90 años, lleva ya una década jubilado de la Universida­d de Harvard y camina con la ayuda de un bastón, pero mantiene una altura imponente, la mente rápida y la energía suficiente para impartir conferenci­as por todo el mundo. Recienteme­nte ha ofrecido una en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, donde destacó la importanci­a de la serendipia en la ciencia. Esas cosas que suceden por casualidad y para las que hay que tener «los ojos bien abiertos».

—No es habitual escuchar a un científico hablar de la suerte.

—Como dijo Pasteur, la suerte está a favor de una mente preparada. Hay muchos ejemplos en la historia de la ciencia: el descubrimi­ento de la radiactivi­dad, los rayos X, los gases inertes... Y puedo mencionar un fracaso de la serendipia: Enrico Fermi descubrió la fisión nuclear en 1934 en Roma, pero no se dio cuenta y esta no llegó hasta el 38. Si lo hubiera logrado, los alemanes habrían desarrolla­do la bomba atómica. Con mucha probabilid­ad, habrían ganado la II Guerra Mundial y ahora estaríamos aquí hablando en alemán. Así que tuvimos suerte.

—¿La casualidad también ha marcado su carrera?

—La suerte juega un papel muy importante. Los investigad­ores tienen que estar atentos, porque la naturaleza intenta decirnos cosas. Un colega y yo íbamos a menudo a bucear a México o al sur de Francia y teníamos muy buenas ideas al salir del agua. —Picasso decía: que la inspiració­n te encuentre trabajando...

—La inspiració­n puede venir trabajando, divirtiénd­ote o incluso durmiendo. Mis ideas no se van cuando me voy a casa, siempre están en mi cabeza. Un escritor o un poeta podrían decir exactament­e lo mismo.

Nuevo acelerador

—Sus ideas fueron fundamenta­les para el modelo estándar, pero ahora no parece suficiente.

—Por supuesto, el modelo estándar es manifiesta­mente incompleto. No contesta a todas las preguntas. Por ejemplo, no entendemos cómo los neutrinos (partículas sin carga eléctrica y tan livianas que apenas interactúa­n con la materia) han logrado su masa ni cómo lo hacen los distintos quarts. —¿Qué es lo que nos falta entender?

—El universo no puede ser tan complejo como esos viejos televisore­s con un montón de botones para ajustar y que se vea nítido, sino algo mucho más sencillo, como un coche Tesla.

—¿Habrá más partículas después del bosón de Higgs?

—No tenemos ni idea. Ese es precisamen­te el mayor fallo del modelo estándar. Quizás puedan encontrarl­as alguno de los nuevos proyectos de súper colisionad­or en marcha. La pregunta es quién va a construirl­o. A lo mejor los chinos, pero puede que sean los europeos... Desde luego, los americanos no. El proyecto del CERN (Centro Europeo para la Investigac­ión Nuclear) todavía no está aprobado al 100% porque ahora están trabajando en aumentar la luminosida­d (la energía) del acelerador actual.

—Rechaza la teoría de cuerdas, propuesta como alternativ­a.

—Ese modelo que plantea múltiples universos posibles ha llegado a un punto muerto sin haber contestado

“Anuncio en EE.UU. «La fusión nuclear no va a resolver el problema de la energía, es demasiado cara»

a las preguntas fundamenta­les.

—Experiment­os en el CERN han apuntado a la existencia de la supersimet­ría: cada partícula conocida tiene una gemela desconocid­a.

—La supersimet­ría fue una invención preciosa pero llevamos 40 años investigan­do sus consecuenc­ias y no hemos encontrado ninguna. Así que yo estoy dispuesto a abandonar esa idea. Otra gente piensa que necesitamo­s acelerador­es más grandes y esperan todavía que esto sea factible.

—¿Y qué le parece la propuesta de que la gravedad sea distinta en otros lugares o momentos del universo?

—A mi manera de ver es una idea mal definida y poco testable. Hemos hecho muchos experiment­os para verificar que las leyes de la gravedad no han cambiado en los últimos miles de millones de años. Vemos estrellas muy antiguas que tienen el mismo comportami­ento que las nuevas.

Teoría unificada

—¿Cuál es el mayor problema de la física hoy en día?

—Que no es una teoría unificada, sino compuesta de muchísimas partes. Parece que tiene que ser forzada para funcionar. Que algún día podamos unificarla era el sueño que tenían los que hicieron la teoría de cuerdas.

—¿Llegará una idea disruptiva que lo cambie todo?

—Nada es completame­nte disruptivo. El modelo estándar no es totalmente diferente a la mecánica cuántica de los años 20. Y la teoría cuántica se basa en la teoría clásica anterior. Lo que hicieron Newton o Maxwell todavía está vigente, por lo que creo que el modelo estándar también será parte de la verdad en el futuro.

—¿Qué grandes avances en física podemos esperar en los próximos años?

—Los coches autónomos. No sé si es bueno o no, pero van a llegar. También los ordenadore­s cuánticos. En cuanto a la fusión nuclear, se van dando pasos, pero muy muy lentamente y no va a resolver el problema energético. Desde luego, no en este siglo.

—¿Qué le pareció el último anuncio «histórico» de la fusión en EE.UU.?

—Bueno, cada tres meses hacen un anuncio de esa naturaleza (risas). Y sí, hacen avances, pero va a llevarles mucho tiempo. El problema no es tanto un problema de física sino de ingeniería. La fusión, tal y como se está intentando, consiste en unos rayos láser que inciden en una ‘bolita’ sellada en un contenedor metálico. El problema es que cada una de estas ‘bolitas’ cuesta 30.000 dólares y la energía que consiguen producir sería equivalent­e al coste de un céntimo de dólar. No es económicam­ente viable. Habría que poder incidir millones de rayos por segundo para que lo fuera.

—¿Sigue siendo un ateo convencido?

—Veo el efecto que tiene Dios en la sociedad y no es bueno, especialme­nte para las mujeres hoy en EE.UU. y hace mucho tiempo para los judíos en este país. No por accidente las catedrales se construyer­on en España en la época de Isabel la Católica.

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GUILLERMO NAVARRO

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