ERRADA PLANIFICACIÓN SANITARIA
El aumento de plazas MIR de Medicina de Familia anunciado en diciembre por la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha resultado ser una estrategia fallida
LOS datos de la última adjudicación de plazas del Ministerio de Sanidad, con fecha de 7 de marzo, evidencian un problema en la planificación del MIR. En la última convocatoria, en la que se ofertaron 2.455 vacantes para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, quedaron 202 plazas sin cubrir, dos más que en el año anterior. Este excedente de plazas evidencia una justificada falta de interés entre los estudiantes de medicina por formarse en una de las áreas que resultan más prioritarias en nuestro sistema de salud. Recordemos que la Medicina de Familia es la vía de acceso a las demás especialidades para el paciente y el colapso de nuestro sistema se debe, en gran medida, al tapón que genera la falta de médicos de familia. Una buena planificación en la atención primaria no sólo redunda en una mejora de la calidad asistencial sino que, además, en términos estrictamente económicos, acaba por ser mucho más eficiente que cualquier otra alternativa.
Del hecho de que hayan quedado tantas vacantes sin cubrir se pueden extraer algunas conclusiones. La primera de ellas es que la estrategia anunciada en diciembre por la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha resultado fallida. A finales del año pasado, Darias proyectó un aumento de la oferta de plazas y justificó que esta sería una medida estratégicamente útil para paliar la ausencia de médicos, sobre todo en una especialidad tan sensible como la Medicina de Familia. Nada más lejos de la realidad. La sobreoferta de vacantes en el área de la Medicina Familiar y Comunita
EL DESPROPÓSITO DE LAS PROMESAS DE SÁNCHEZ
Las promesas electorales de Pedro Sánchez están fuera de control. En su retahíla no sólo se dedica a plagiar, sin inmutarse, las propuestas del jefe de la oposición (Interrail español, ayuda para la compra de vivienda), sino que compromete la acción de gobierno sin consultar a sus socios de coalición y sin escuchar las opiniones técnicas que los ministerios afectados pueden tener ria demuestra que el problema no está tanto en las posibilidades de formación, sino en la falta de incentivos que propone esta especialidad frente a otras que pueden resultar más cómodas, gozar de un mayor aprecio social y, además, ser más lucrativas. Los horarios, las condiciones laborales, el bajo salario y la imposibilidad de generar otros complementos son algunas de las características que convierten la especialidad de familia en una opción poco atractiva. Por estos motivos, urge reconstruir el prestigio social y académico de la atención primaria.
Que hayan sobrado 202 plazas para cursar el MIR de Medicina de Familia demuestra, también, que las interpretaciones electoralistas e ideológicas sobre la crisis del sistema sanitario son interesadas y muy poco realistas. Si estudiamos los datos por territorios, constatamos que el número de plazas sin cubrir no permite establecer ningún patrón que relacione el color de un gobierno con la falta de médicos en atención primaria. El creciente problema de la sanidad española, tal y como hemos venido señalando desde este periódico en sucesivas ocasiones, no es una cuestión local ni se debe a la mala gestión de ningún gobierno específico. Tampoco puede resolverse con un mero aumento en la inversión. Nuestro sistema adolece de problemas estructurales que deben abordarse desde una perspectiva coordinada por parte del Gobierno central. Una crisis de tanto calado como la que padece el sistema sanitario sólo podrá paliarse con una coordinación entre administraciones que queda muy lejos del tono partidista y sesgado con el que normalmente se aborda esta cuestión.
De fondo, además, debe subrayarse la responsabilidad del Ministerio de Sanidad, pues éste es el último órgano competente del que depende una cobertura tan esencial para el estado del bienestar como es el libre acceso para toda la ciudadanía a una sanidad gratuita y de calidad. sobre las políticas públicas que va desgranando. No hay que olvidar que no estamos en la campaña para unas elecciones generales, sino autonómicas y municipales. Si el derecho a la vivienda hubiera sido una prioridad de tan alta consideración para el presidente del Gobierno, bien podía haberlo dicho antes y establecer un plan coherente que incluyera el refuerzo del derecho de propiedad por la vía de erradicar las ‘okupaciones’ ilegales de viviendas y generar los estímulos económicos para que el sector privado incrementara la producción de éstas. Ya no es sólo un problema de credibilidad, sino un vicio incurable.