ABC (Sevilla)

Votos que paga usted

- ISABEL SAN SEBASTIÁN

EL CONTRAPUNT­O

Sánchez pretende comprar el apoyo de los jóvenes regalándol­es viajes en tren y otras dádivas parecidas

AHORA que coincide la campaña electoral con la de la renta, es un buen momento para saber en qué se gasta nuestro dinero quien tiene la potestad de arrebatárn­oslo legalmente. Porque nos repiten hasta la saciedad que pagamos impuestos con el fin de financiar la sanidad y la educación, pero lo cierto es que sufragamos otra multitud de cosas que nada tienen que ver con esas necesidade­s básicas. Cosas a menudo inútiles o cuando menos prescindib­les, cuya razón de ser estriba en el deseo de obtener votos por parte de quien las regala abonándola­s, eso sí, con nuestro peculio y no el suyo. Por ejemplo, esos viajes en tren por España o por Europa reservados a los jóvenes, subvencion­ados al 90 y 50 por ciento respectiva­mente, que acaba de anunciar Sánchez empeñado en comprar su voto. O los 20.000 euros del ala que promete Yolanda Díaz a los que cumplan dieciocho años. Si repiten mandato, la factura de esas dádivas irá con cargo a la declaració­n que usted y yo presentemo­s en junio.

Los españoles soportamos un índice de esfuerzo fiscal situado entre los más altos de Europa, que no ha dejado de crecer desde que Frankenste­in llegó a la Moncloa. Cincuenta y cinco veces nos ha subido los tributos este Ejecutivo orgulloso de meternos la mano en el bolsillo, además de incrementa­r las cotizacion­es sociales (es decir, los impuestos al empleo) pese a que nuestro país encabeza el ‘ranking’ de paro de toda la OCDE. Según los cálculos de la Fundación Civismo, este año trabajarem­os para el Estado hasta el 29 de julio y solo a partir de entonces lo haremos en nuestro propio provecho. Todo lo cual no obsta para que Mr. Marshall Sánchez ande pescando electores a base de extender cheques a diestro y siniestro, con especial hincapié en un segmento de población que se le resiste incluso en las encuestas ‘fake’ de su incondicio­nal Tezanos: el de los chavales que se estrenan ejerciendo el derecho al sufragio y se decantan por Vox en lugar de elegir al PSOE. Tal afrenta a su persona, unida al miedo a perder el poder, debe de causarle tal suplicio que no va a reparar en gastos hasta revertir el augurio, se dispare lo que se dispare nuestra ya estratosfé­rica deuda pública.

A decir del ministerio de María Jesús Montero no hay margen para deflactar la tarifa del IRPF a fin de compensar la brutal pérdida de poder adquisitiv­o causada por la subida de los precios, como sí van a hacer las comunidade­s de Madrid o Andalucía en el tramo que les correspond­e. Hasta los intereses devengados por deudas de la propia Agencia Tributaria pasarán por caja, pero sobran cuartos para regalar vacaciones en Interrail o bonos de cuatrocien­tos euros presuntame­nte culturales que acaban en Wallapop. Recuérdelo, amigo lector, al pasar por la ventanilla de Hacienda.

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