Andrés de Grecia, el abuelo traidor y juerguista de Carlos III
▸ Hijo de Jorge I y Olga de Rusia, el padre de Felipe de Edimburgo fue juzgado por deslealtad en 1922 y pasó sus últimos días en Francia, en el exilio. Con todo, el actual Rey de Inglaterra ha reivindicado en varias ocasiones sus raíces griegas
El recién coronado Carlos III ha hablado en no pocas ocasiones de lo orgulloso que se siente de sus raíces griegas. De hecho, hace unos meses expresó su deseo de ayudar a reconstruir el Palacio de Tatoi. En el país mediterráneo está muy presente estos días el pasado del monarca británico y la historia de su abuelo Andrés, con una biografía azarosa, al que el Rey de Inglaterra nunca conoció.
Andrés de Grecia, hijo de Jorge I y Olga de Grecia, nació en la Finca Real de Tatoi a finales del siglo XIX. Séptimo vástago de la Familia Real, sus expectativas a ocupar el trono eran imposibles, por lo que ingresó en el ejército donde realizó una estratosférica carrera, llegando incluso a ser coronel.
De fuerte carácter y vividor, en el año 1903 contrajo matrimonio con Alicia de Battenberg y se trasladaron a Grecia, donde se instalarían en varias ciudades como Atenas y Lárisa. Tras el asesinato en 1913 de su padre, el monarca Jorge I, heredó el Palacio de Mon Repos en Corfú y una generosa asignación anual que le permitió vivir desahogadamente. En el año 1921, nació su sexto hijo y único varón, Felipe, quien décadas más tarde se convertiría en Duque de Edimburgo.
Corrían tiempos difíciles en Europa, la I Guerra Mundial estaba a punto de estallar. A pesar de que el Rey Constantino I se declaró neutral, su hermano Andrés fue acusado de espionaje por sus constantes viajes a Inglaterra y acabó refugiándose en Suiza. Pero los problemas no se habían terminado. Poco después estalló la guerra con Turquía y en el frente, Andrés desobedeció las órdenes de sus superiores, por lo que fue arrestado y juzgado por deslealtad en el año 1922. Gracias a la intervención de Eleftherios Venizelos, pero sobre todo de los monarcas de España e Inglaterra, se libró de la pena capital y fue condenado al exilio. Finalmente, pudo abandonar el país, escoltado por las autoridades griegas, quienes eran conscientes de que su ejecución agriaría las relaciones de Grecia con otras naciones europeas. En el buque Calypso desembarcó en Francia.
Ya en exilio, Alicia de Battenberg, que padecía problemas psiquiátricos desde hacía años, sufrió una gran recaída y tuvo que ser ingresada en una institución psiquiátrica en el año 1930. Con su esposa en un manicomio y el benjamín de la familia en un internado en Escocia, Andrés se trasladó a la Costa Azul con su amante. El internamiento de Alicia Battenberg produjo la separación de la familia, hasta el punto que, durante la II Guerra Mundial, sus hijos lucharon en bandos enemigos. Por un lado, Felipe combatió junto a los británicos, mientras que los maridos de sus hijas se posicionaron con el Ejército alemán.
Su condena fue anulada cuando se restauró la Monarquía en Grecia. Se le devolvió su rango militar y se le reconoció como propietario de Mon Repos. A partir de ese momento, sus visitas a Grecia empezaron a ser habituales, hasta que fue nombrado agregado militar del monarca Jorge II de Grecia. La II Guerra Mundial la pasó en Francia, gracias a la ayuda de la Princesa Marie Bonaparte, casada con el Príncipe Jorge de Grecia. Murió en 1944 por problemas de salud derivados de su alcoholismo. Sus restos mortales descansan en el cementerio real de Tatoi.
Como Andrés de Grecia ya había vendido el Palacio de Mon Repos en los años treinta, tras su fallecimiento lo único que dejó como herencia a su hijo Andrés fue una enorme deuda.
Isabel II de Inglaterra nunca realizó una visita oficial a Grecia y, según cuentan los historiadores monárquicos, Felipe de Edimburgo nunca mantuvo buenas relaciones con los griegos porque, según fuentes historiográficas, habían intentado matar a su padre.
Murió en el exilio Pasó sus últimos días en Francia, donde murió en 1944 por problemas de salud derivados de su alcoholismo