Escuela de calor
PÁSALO
En la bioclimatización de los colegios está todo por hacer. Quizás porque no se había hecho nada
LEJOS de caer en la épica y el canto a los colegios desaplicados de nuestra infancia, donde el frío te invitaba a sentarte en el pupitre con el abrigo y el calor a suplicarle al profe cada poco tiempo una venia para ir a beber a la fuente, celebro que las escuelas públicas de nuestros hijos tengan condiciones mucho más acogedoras. Lo de pasarlas canutas para aprender el asedio de Numancia era consecuencia de una España cortita y sin posibilidades. No se pasaba frío o calor en aquellas viejas escuelas de nuestra lejanísima infancia por militancia espartana. Se pasaban estos rigores porque los presupuestos eran canijos como la realidad comestible de Carpanta. Así que no esperen de este artículo un canto a la epopeya de unos tiempos donde, en las aulas, además de la monotonía de lluvia tras los cristales de las ventanas, se pasaba de Siberia a Sidi Ifni con la amortización de sus correspondientes estaciones. Qué magnífica oportunidad perdimos para ir conociendo algo sobre el cambio climático, ¿verdad?...
La Consejería de Educación acaba de anunciarnos la suspensión de las clases a partir de las doce del día si, previamente, los meteorólogos han decretado alertas naranjas o rojas. A esa hora, los niños podrán regresar a casa, con el conocimiento y consentimiento paterno. Las clases que se pierdan se recuperarán según convenga cada centro y es posible que, los abuelos o familiares directos que estén más libres de obligaciones, alberguen a los chicos que por tener a sus padres en horario laboral no puedan atenderlos. Los abuelos están salvando a esta civilización. Y algún día habrá que erigirles un templo con estatuas que representen las virtudes demostradas en estos tiempos de cambio, crisis y carestía. Que nadie se llame a engaño: muchos de esos hogares han sido y siguen siendo verdaderos centros de acogida para los que, en ese camino incierto y convulso, encontraran el techo que le quitaron. A mitad de este mes de mayo volverán a tener trabajo…
La Junta siempre tiene trabajo pendiente en Educación. Pese al esfuerzo que hizo el inolvidable y sensato señor Imbroda, en la educación andaluza quedan muchos asuntos en la carpeta de aplazados, carpeta voluminosa e incordiante, porque siempre da la cara. Ocurre algo parecido a las obras hídricas que no se hicieron en los años de gobierno socialista, algunas tan sonrojantes como el del pantano de Rules, que tiene pendiente desde hace veinte años sus conducciones para el riego de los cultivos subtropicales de Granada. En la Educación, muchas de nuestras aulas, están por acondicionar, quizás porque la actual administración bonillista se ha encontrado con muchísimos asuntos aplazados. Uno de ellos es el de la climatización de las aulas en una geografía con caprichos extremos en su clima. Patricia del Pozo, la responsable del ramo, ha gastado ciento cuarenta millones de euros en la bioclimatización de los colegios, un pequeño paso que será grande si el plan no se detiene. Queda mucho por hacer. Pero es que hasta ahora no se había hecho nada. El relato casi nunca le puede al dato…