Sánchez calla ante las decenas de etarras en las listas de Bildu
▸Las ministras del PSOE evitan hablar de los candidatos terroristas de su socio y solo Patxi López lo desaprueba ▸Irene Montero justifica la presencia de asesinos entre los aspirantes al 28M: «Cada partido elige sus listas»
El elefante en la habitación era, esta vez, demasiado grande como para ignorarlo, pero aun así Pedro Sánchez y seis de sus ministras, tanto sus tres vicepresidentas como la portavoz, Isabel Rodríguez, y las titulares de Justicia y Educación, Pilar Llop y Pilar Alegría, hicieron todo lo posible por no darse por enterados. Una tarea aún más difícil desde el instante en el que, pasados pocos minutos de las nueve de la mañana, y arrancada ya como todos los miércoles la sesión de control al Gobierno, la portavoz del Partido Popular (PP) en el Congreso, Cuca Gamarra, lo puso sobre la mesa, blandiendo la portada de ABC de ayer con la foto de seis de los más de cuarenta etarras que Bildu incluye en sus candidaturas para las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo.
No logró más que silencio por parte del presidente del Gobierno; un mutismo solo acompañado por el arqueo de una ceja y una negación con la cabeza. Similar resultado obtuvieron los periodistas que durante toda la mañana trataron de recabar una respuesta de las ministras que iban saliendo del hemiciclo. Nadia Calviño, Yolanda
Díaz y Teresa Ribera, así como las citadas Rodríguez, Llop y Alegría, contestaron a otros asuntos de actualidad, como el pacto salarial entre patronal y sindicatos o el problema de la sequía (por el que el Gobierno celebrará hoy mismo un Consejo de Ministros extraordinario), pero cuando llegó la pregunta sobre su aliado parlamentario se sucedieron, invariablemente, los gestos serios, los titubeos y, sobre todo, el paso acelerado ante una cuestión que parecía quemar en las manos.
Únicamente hubo una excepción en la actitud escapista de las ministras, la de la titular de Igualdad, Irene Montero, quien respondió sin problemas y justificó la presencia de terroristas en esas candidaturas, incluidos varios condenados por asesinato. «Bildu es un partido democrático que elige sus listas por los procedimientos que ellos consideran oportunos», arguyó, y repitió después ante la insistencia de los informadores: «Como le digo, desde el máximo respeto a la legalidad, a la ley electoral y a todos los procedimientos democráticos, en cada partido elegimos a nuestros candidatos».
Mucho menos esquiva se mostró la número dos de Podemos, paradójicamente, que la portavoz en el Congreso del partido en cuestión, Mertxe Aizpurua, quien igualmente a la carrera señaló que no iba a hacer «ningún comentario» sobre sus propias listas.
Ante ese panorama, las lacónicas palabras del portavoz del Grupo Socialista y exlendakari, Patxi López, igualmente acelerando el paso como sus compañeras de partido, casi parecieron un prodigio de locuacidad. «No lo voy a valorar, no me gusta nada», afirmó, en la que a la postre se convirtió en la opinión más negativa de un socialista sobre las listas del antiguo brazo político de ETA, donde hay etarras tanto para ayuntamientos como para las diputaciones forales vascas o para el Parlamento navarro –las elecciones al Parlamento Vasco, con otro calendario, serán el año que viene–.
El mutismo del presidente
Antes, en la sesión de control, a Sánchez le apretaron tanto Cuca Gamarra (PP) como Inés Arrimadas (CS) para que diese explicaciones sobre los pactos con Bildu, que se ha convertido en un actor político completamente normalizado por el PSOE. No en vano, la coalición ‘abertzale’, que integra a Sortu, el partido heredero de la ilegalizada Batasuna, se ha convertido en uno de los socios más estables del Gobierno esta legislatura, en la que han caído en la desmemoria las promesas del ahora jefe del Ejecutivo, que juraba, «cinco veces o veinte», las que hiciera falta, que no pactaría con Bildu.
El alcance del entendimiento trasciende la mayoría parlamentaria conformada en el Congreso, con ERC también como actor clave, y se extiende hasta Navarra. Allí, la socialista María Chivite gobierna gracias al respaldo externo de Bildu, a pesar de que las últimas elecciones autonómicas las ganó Navarra Suma, una coalición constitucionalista conformada por Unión