La empresa de limpieza ha dedicado dos millones a estudiar su gestión
▸ En 2022 volvió a licitar un contrato de 240.000 euros para controlar la labor de sus operarios
taban las calles, hay otras zonas donde se ha multiplicado en estas semanas aún más la suciedad. Una es el barrio de Los Remedios y, la otra, la Cartuja. Doce días después de los fuegos artificiales, el real es ya un cementerio de estructuras metálicas tras los trabajos de desmontaje que se están llevando a cabo. Sin embargo, el exterior, las zonas más próximas al recinto, continúan llenas de bolsas, cartones, latas y todo tipo de residuos acumulados que no se han retirado todavía. El ejemplo más evidente es el de las avenidas Flota de Indias y Presidente Adolfo Suárez, cuya mediana es un auténtico vertedero que llama poderosamente la atención sólo con pasar con el coche.
En el Ayuntamiento apuntan a que el trabajo de la empresa municipal de limpieza es periódico y continuará hasta que se terminen de desmontar las casetas y el resto de estructuras de la Feria.
La Cartuja
Mientras tanto, todo el Camino de los Descubrimientos desde el parque de Magallanes —donde se situó la ‘fan zone’ de los seguidores del Osasuna el pasado sábado para la final de la Copa del Rey— está repleto de basura, sobre todo vasos con el escudo del equipo navarro, que se han acumulado junto a los residuos que ya estaban depositados desde hace meses e incluso años por este entorno. Casualmente, el propio parque, que no es de gestión municipal, está completamente limpio desde hace días. También se retiró toda la basura acumulada en Mateos Gago la noche anterior.
Desde el Consistorio, a este respecto, apuntan que el operativo de Lipasam por la final de la Copa del Rey concluyó y que, si existen avisos sobre zonas de competencia municipal, se seguirán atendiendo.
La gestión deficiente de Lipasam no sólo tiene su reflejo en la propia imagen de la ciudad, llena de suciedad, sino también en la inversión constante que el Ayuntamiento de Sevilla lleva haciendo desde hace años y que no da resultados. La empresa municipal lleva gastados más de dos millones de euros tan sólo en evaluar el estado de todas las calles y distritos. En 2014 se adjudicó por primera vez, y se ha ido renovando con un pliego en el que se especifica que se deben perseguir «orines y malos olores, excrementos, colillas, papeles y cartones, restos vegetales, residuos orgánicos, incidencias en el mobiliario urbano, estado del pavimento (roturas, manchas, etcétera), señalizaciones verticales con incidencias y grafitis diferenciando su ubicación», entre otros aspectos.
Este servicio —del que informó ABC el pasado verano tras la adjudicación de una nueva anualidad por 240.000 euros— obliga a la concesionaria a controlar la labor de los operarios de Lipasam «sin que tengan conocimiento del plan de inspección a ejecutar cada día ni la zona de la ciudad que será objeto de evaluación. El plan deberá ser externamente secreto y deberá garantizar la cobertura establecida». Según explica el pliego, «habrá de obtenerse un índice de la calidad de la limpieza bajo un enfoque integral (a ojos del ciudadano), junto a otros que permitan diferenciar elementos directamente atribuibles a Lipasam y también a otros actores. Se trata de conocer el estado de limpieza de manera objetiva sobre el territorio e identificar puntos fuertes y débiles, tendencias, zonas y variables de especial atención y, en general, aspectos directamente relacionados con la percepción de limpieza y también elementos de los que Lipasam no es responsable pero que pueden incidir en la percepción de limpieza de la ciudadanía (estado de parques, estado de veladores, pintadas o estado de señalización vertical)». Nada de eso parece que haya funcionado, pese a que estas inspecciones se deben realizar cada 28 días.
Para el alcalde de Sevilla y candidato socialista, Antonio Muñoz, el problema de la falta de limpieza se ha convertido en un auténtico lastre de su gestión, que le ha llevado a reconocer en varias ocasiones que la ciudad «puede estar más limpia» y que está poniendo de su mano todo lo posible. La última vez que habló sobre el asunto fue en el debate electoral en el que participó junto a los otros candidatos en la Universidad Pablo de Olavide, donde le llovieron las críticas de derecha a izquierda: «He contratado personal, invertido en maquinaria para lograr que Sevilla esté más limpia, que lo conseguiré».
La oposición, mientras tanto, le reprocha que tras casi año y medio en el gobierno no haya habido mejoras, incluso después de haber creado una delegación municipal específica a frente de la cual se situó a la edil María Luisa Gómez Castaño, tras haber situado como gerente al exdelegado del Gobierno Lucrecio Fernández. A pesar de las evidencias de los fallos en el servicio, el alcalde se queja de que la suciedad sea «un mantra» para atacar su gestión.