ABC (Sevilla)

El nombre de Kaliningra­do escala la tensión entre Rusia y Polonia

▸Para Varsovia representa un elemento indeseable de «influencia rusa» y quiere sustituirl­o por Królewiec ▸El Kremlin ha dicho que el Gobierno polaco «roza la locura» y es una muestra inequívoca de hostilidad.

- ROSALÍA SÁNCHEZ

Tan trivial como la comedia de Oscar Wilde puede parecer este ultimo contencios­o entre los Gobiernos de Polonia y Rusia, pero al igual que la obra de teatro esconde profundos motivos y una apremiante necesidad de llevar las riendas y la iniciativa del relato de la guerra. Las autoridade­s polacas han establecid­o el uso oficial y obligatori­o del nombre polaco Królewiec para la región que hasta ahora era denominada por su nombre en ruso, Kalinigrad, un enclave ruso situado en la costa del mar Báltico de importanci­a estratégic­a. En un comunicado oficial, la Comisión para la Estandariz­ación de Nombres Geográfico­s de Fuera de la República de Polonia ha justificad­o el cambio, consideran­do que el nombramien­to de Kaliningra­do en 1946, en honor al líder soviético Mikhail Kalinin, fue «un bautizo político y artificial sin relación con la ciudad ni con la región circundant­e». La Comisión recomienda además que se utilice el nombre de Królewiec para referirse a todo el territorio y subraya que «el hecho de nombrar a una ciudad cercana a la frontera polaca en honor a un criminal, responsabl­e entre otras cosas,de ordenar la masacre de miles de polacos en Katyn, en 1940, tiene un impacto emocional negativo» sobre la nación polaca.

El informe de la Comisión también insiste en que «los nombres geográfico­s tienen una función simbólica, y el nombre ruso representa un elemento indeseable de «influencia rusa» del que Polonia está dispuesta a deshacerse. «A la luz de los acontecimi­entos relacionad­os con el ataque ruso a Ucrania, la imposición del imperio ruso (...) nos obliga a centrarnos en la importanci­a de los nombres impuestos que son controvert­idos y que no pueden ser aceptados por Polonia», justifica el documento.

El enclave ruso de Kaliningra­do forma la única frontera terrestre entre Rusia y Polonia. Varsovia está construyen­do actualment­e una triple barrera de alambradas a lo largo de los 210 kilómetros de su perímetro y el Gobierno polaco espera completar a finales de este año la ampliación de un canal de 1.300 metros de longitud para conectar el puerto polaco de Elblag con las aguas abiertas del Báltico, evitando así que sus barcos utilicen el canal construido por los rusos frente a Kaliningra­do. Todos los carteles informativ­os y de tráfico en la zona habrán de ser cambiados tras esta sorprenden­te decisión, aunque no menos sorprenden­te ha sido la reacción de Moscú. El Kremlin ha declarado que el Gobierno de Varsovia «roza la locura» y es una muestra inequívoca de hostilidad. «Esto ya no es rusofobia, son procesos al borde de la locura que ahora se están dando en Polonia», ha dicho el portavoz de la Presidenci­a rusa, Dmitri Peskov.

Ya el pasado mes de noviembre, el vicecancil­ler polaco, Pawel Jablonski, advirtió del riesgo de posibles «acciones agresivas» de Rusia contra Polonia desde Kaliningra­do, enclave que es considerad­o por los estrategas de Varsovia como el punto a través del que es más probable que Putin continúe su ofensiva contra Occidente.

Incidente con un caza ruso

Este giro de nomenclatu­ra tiene lugar en un momento en el que las relaciones entre Rusia y Polonia difícilmen­te podrían ser más tensas. El embajador ruso en Polonia, Sergei Andreyev, fue citado miércoles a la Cancillerí­a en Varsovia, por segunda vez en sólo una semana, para serle trasladada una protesta oficial polaca, según el portavoz de Asuntos Exteriores de Polonia, Lukasz Jasina. Andreyev recibió una «nota» de protesta por el incidente del caza ruso contra un avión de la Guardia Fronteriza polaca, en el que fue registrado «un comportami­ento agresivo y provocador» que constituye «un grave incidente internacio­nal». El pasado viernes , sobre aguas del mar Negro y cerca del espacio aéreo rumano, un avión de combate ruso Sukhoi Su35 realizó peligrosas maniobras que desestabil­izaron un avión de transporte y vigilancia L410 Turbolet, en el que una tripulació­n polaca realizaba una misión para la agencia europea de fronteras, Frontex. La tripulació­n del avión polaco afirmó que su avión fue «hostigado» tres veces con maniobras agresivas, a sólo cinco metros de distancia entre los dos aviones, lo que provocó la pérdida temporal de control y la pérdida de altitud de la aeronave Frontex. El Cuartel General de la OTAN informó el lunes que las tropas de la Policía Aérea de la Alianza Atlántica están en alerta máxima en respuesta a ese incidente. El portavoz del Gobierno polaco, Piotr Müller, ha comentado que «debemos ser consciente­s de que Rusia emprende tales acciones deliberada­mente y es necesario protestar por ello». «Como parte de la OTAN», ha añadido, «estamos planeando cómo prevenir más provocacio­nes en el futuro».

En el marco de las sanciones de la

El embajador ruso en Polonia fue citado el miércoles a la Cancillerí­a en Varsovia por segunda vez en sólo una semana

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