Castilla y León y Navarra, la Siberia de la que huyen los médicos
▸Son las dos comunidades donde más porcentaje de plazas MIR de Familia han quedado vacantes ▸«Acabar en un pueblo no motiva a los aspirantes, se buscan ciudades más grandes, con costa, mejor conectadas»
Ni con repesca han podido completarse todas las plazas MIR para Medicina de Familia. En total, 131 puestos han quedado vacantes en una especialidad que ya no tiene el tirón del pasado. Ninguna rama más ha dejado puestos sin cubrir y los más perjudicados han sido los territorios con carácter rural. Ser médico de pueblo en la España interior no atrae a los nuevos licenciados.
En esta última convocatoria, Castilla y León, con un 21% de vacantes y Navarra, con un 35% han sido las comunidades más rechazadas por los facultativos recién licenciados para especializarse. En total, se han quedado 40 plazas sin cubrir, un dato que preocupa, aunque la Comunidad de Castilla y León está «parcialmente» satisfecha, porque ha conseguido 17 residentes más que el año anterior.
El escenario inquieta tanto a la administración autonómica como a los propios sanitarios por el déficit de profesionales que se arrastra desde hace tiempo y por el gran número de jubilaciones que se avecinan. Antes del periodo extraordinario habilitado estaban completas 135 de las 190 puestas sobre la mesa por parte de la Junta y la repesca al final de esta semana las ha aumentado a 150, pero no solucionan el problema. Son las burgalesas Miranda de Ebro y Aranda de Duero, El Bierzo (León) y Palencia las que acumulan más plazas libres.
La doctora Marta Sanz es una rareza. Ha elegido especializarse en Atención Primaria y lo hará en Soria, una provincia que ha dejado nueve plazas sin cubrir de las quince que ofrecía. Sí reconoce que esa no era su primera opción: «Siempre quise hacer cirugía general, pero cuando la nota no me lo permitió, lo primero que me planteé fue la Medicina de Familia», explica. «Me gusta mucho el trato con el paciente y es una especialidad muy completa», indica esta madrileña con «toda la familia» con raíces sorianas. Eso fue precisamente lo que le hizo decantarse por este lugar –una vez que los más cercanos a su hogar ya estaban completos–. Es una ciudad «de las grandes desconocidas» a la hora de escoger la plaza de residencia, dice. Y es que «casi todo el mundo quiere ir a Madrid» y el medio rural «no atrae» a los futuros médicos, detalla, pero un «hospital pequeño», de los que no convencen a los jóvenes, es «clave» en una residencia de Familia que ella iniciará el próximo 22 de mayo en el Santa Bárbara de la capital soriana.
Son precisamente esas zonas, las rurales y los centros más pequeños, las que se están encontrando más dificultades. A ellas pertenecen gran parte de
Entre paréntesis el porcentaje de plazas que han quedado sin adjudicar
Andalucía
Aragón
Asturias
Baleares
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Cataluña
Com. Valenciana
Extremadura
Galicia
Ceuta y Melilla
Madrid
Murcia
Navarra
País Vasco
La Rioja 6
6 (0) 67
82 (18,29) 61 (1,61)
62
64
64 (0)
90 (0)
90 (10,81) 24 (0) 24 99 (0) 99 los 131 puestos que han quedado vacantes después del llamamiento extraordinario lanzado por el Ministerio en busca de interesados de última hora.
En un centro de salud de la capital burgalesa hace también su residencia Carolina Camarero. Este mes de julio pasará a tercero y, aunque al inicio de la carrera no se decantaba por la Medi
Gran parte de las plazas sin ocupar son de hospitales pequeños, pero son clave para la formación en Medicina de Familia
cina de Familia, después lo tuvo claro. «Es la base de todo. Si esto no funciona, el resto tampoco», indica.
Falta de información
Lo que sí barajó a la hora de escoger la plaza para la residencia fue irse a otras regiones como el País Vasco o Cantabria por cercanía, pero la familia y los amigos pudieron más y, finalmente, optó por su ciudad. «Castilla y León es una de las grandes desconocidas», insiste, y «la mayor parte de la gente se plantea ciudades más grandes, con costa, mejores conexiones...».
Acabar en un pueblo no motiva a los aspirantes, considera también. «Hay gente a la que le gusta la Medicina de Familia o las Emergencias –rama que también se puede ejercer con esa especialidad–, pero no quieren estar en hospitales pequeñitos» sin darse cuenta de que precisamente «allí eres de los únicos residentes», porque no los hay del resto de especialidades.
Pero, ¿cuáles son los motivos por los que Castilla y León acumula esos puestos sin cubrir? Para algunos –sindicatos y parte de los profesionales– la clave está en las «malas condiciones laborales», pero todos coinciden en que se debe, sobre todo, al «desconocimiento» de la zona rural –muy amplia en una región con más de 3.600 consultorios– y de que en los pueblos también se puede ejercer y formarse adecuadamente como médico. Provincias como Valladolid y Salamanca –con grandes centros hospitalarios– o Segovia y Ávila – próximas a Madrid– no han tenido problemas para ocupar toda su oferta.
Castilla y León, consciente del panorama, viene luchando con uñas y dientes para retener en sus filas a los médicos residentes. Este año se ha presentado la oferta de formación más grande de su historia, pero las cifras vuelven a demostrar que no es suficiente porque