Volver a pitar por sensaciones

El VAR, bien utilizado, es una herramienta muy buena. Hay un arbitraje antes y después de su llegada. Ahora es más justo, aunque no perfecto. A los colegiados les debería dar mucha seguridad. Saben que es prácticamente imposible que se cometa un error grave (obvio, claro y manifiesto), ya que si se produce, van a recibir el aviso para rectificar. Saben que ya no quedará sin sanción la mano de Maradona a Inglaterra, el gol de Mijatovic a la Juventus o la agresión de Tassotti a Luis Enrique.

Desde la implantación del VAR en España, sólo recuerdo un error no aceptable: el gol en fuera de juego del Elche al Cádiz. Pero es verdad que se ha pasado de la intervención mínima del VAR en fallos claros y manifiestos (su espíritu inicial) a la toma de la mejor decisión. De pocas a muchas intervenciones. Y por eso, en el último curso de UEFA, se les ha pedido a los árbitros que actúen como antes: «Señores, esto va de tomar decisiones en el campo». Se tiene que volver a pitar por ‘feeling’.

Porque hay veces que parece que no se toman decisiones (aunque no sancionar nada también es tomar decisiones). La presencia del VAR hace que en ciertas jugadas de dudas, el árbitro no pite nada y espere el auxilio de la sala VOR. En cierta forma esto es normal, si se ocurre de forma puntual. El problema es que en algunos casos esto se produce en exceso. Ahí es donde deben estar atentos los responsables.

Y al otro lado existe la falsa idea de que a veces el VAR no interviene por corporativismo. Porque hay árbitros a los que no les gusta que les llamen. Pero no, actúan cuando toca y para ayudar. El VAR no debería hacer peores a los árbitros, como no les hizo peores los intercomunicadores. Los avances ayudan, permiten mayor seguridad. Eso sí, hacen perder algo de concentración.

EL ÁRBITRO DE ABC