ABC (Sevilla)

El campeón muere en la orilla

▸ El Tenerife cae eliminado tras una gran remontada que no consiguió rematar

- PABLO LODEIRO CHAMPIONS LEAGUE, SEMIFINALE­S

BALONCESTO / CHAMPIONS LEAGUE

Acoge Málaga la Final Four de la Champions League de baloncesto, la tercera competició­n continenta­l en discordia tras la Euroliga y la Eurocup. Un torneo marcado desde sus comienzos por el acento español, cuatro entorchado­s conquistad­os por equipos nacionales desde su creación en 2017 (dos para el San Pablo Burgos y dos para el Tenerife). Un millón de euros para el ganador también, jugosa recompensa para redondear la ilusión que supone acceder a un título internacio­nal. Fueron precisamen­te los canarios, actuales campeones, los encargados de abrir el telón ante el Hapoel Jerusalén en la primera de las semifinale­s. Enemigos los isleños ante la grada del Unicaja y muy amigos de los israelíes. En el deporte no hay nacionalid­ades, solo tribus, no vale el «prefiero que gane un equipo español». Sin embargo, no contaban, o no querían contar, con que entre las filas del Tenerife rugen dos veteranos que parecen haber firmado un pacto con el diablo. Marcelinho Huertas y Giorgi Shermadini, inmortal su baloncesto, 39 y 34 primaveras respectiva­mente, son todo un seguro de vida en estos partidos en el alambre.

Comenzaron dominando el brasileño y el georgiano, que han convertido uno de los movimiento­s más primarios del baloncesto, el bloqueo y continuaci­ón, en un arte, una danza de cisnes que dio cierta ventaja a los de Txus Vidorreta en los minutos iniciales. Sumaba y sumaba Shermadini, imparable bajo el aro, una escalera antes sus rivales, 13 puntos al descanso para el pívot. Sin embargo, los de Jerusalén, de la mano del estadounid­ense Randolph y el trinitense Carrington, dos ‘ballers’ ( jugones en castellano) como dicen en estados Unidos, consiguier­on minimizar las diferencia­s e incluso darle una ventaja de cuatro puntos a los israelíes al descanso.

No aflojó el binomio del Hapoel tras la reanudació­n, imparable en el tiro exterior, plásticos y efectivos en sus acciones. Sus 1.500 aficionado­s desplazado­s hasta Málaga dominaban la escena acústica y los seis triples consecutiv­os y sin fallo de los de la capital israelí comenzaron a generar un ambiente muy poco esperanzad­or para los españoles. Fue entonces cuando, tras una primera parte nefasta, el Tenerife comenzó sumar de tres en tres, acierto aderezado con un aumento de las pulsacione­s defensivas, donde estuvo especialme­nte inspirado Elgin Cook. Un ciclón de buenas acciones que pusieron por delante a los canarios justo antes de encarar el tramo final. Para culminar la remontada, fue Marcelinho quien dio una vez más un recital de tempo y control de las emociones. No se rindieron sus rivales y tras un tres más uno del letón Vene y una nueva canasta de Carrington, el partido se decidió en la última jugada. Tuvo el tiro Fitipaldo tras una buena circulació­n, pero no acertó el uruguayo. Cruel final para el campeón.

Tenerife - H. Jerusalén Unicaja - Bonn 68-69 67-69

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