Cruzar la puerta de la permanencia exige un último esfuerzo
▸ El Betis Baloncesto, ante la oportunidad de sellar hoy la salvación matemática para no complicarse la vida
Contra viento y marea, sufriendo lo indecible y reponiéndose a un sinfín de contratiempos en una temporada de lo más turbulenta a la que de nada le ha faltado, el Real Betis Baloncesto ha hecho un esfuerzo titánico para salir del pozo de la tabla y plantarse a dos jornadas del final ante la posibilidad de sellar la permanencia matemática en la Liga Endesa. Hace no tanto, sin ir más lejos cuando el equipo cayó derrotado en Manresa o pocos partidos después en el Gran Canaria Arena (1 de abril), que este escenario se habría firmado. Y con dos bolígrafos, además, por si alguno se quedaba sin tinta en el momento de la rúbrica. Así de crítica llegó a ser la situación del equipo, que en su peor momento estuvo a tres encuentros de la frontera de la permanencia (¡a tres!) y este sábado afronta una cita determinante contra el Covirán Granada en San Pablo.
Consciente del apoyo que necesita la tropa de Casimiro, la afición bética ha sido sensible al llamamiento del club y todas las entradas se han agotado para asistir a un derbi andaluz de presumiblemente alta tensión por lo que hay en juego. Tanto que a los nazaríes, contra las cuerdas, no les queda más remedio que ganar el partido para esquivar el descenso. Así de crudo y radical. Lo suyo es un ser o no ser. Y lo del Betis, no siendo tanto así, se le asemeja y bastante. Mucho.
Para no enredarse con las cuentas y olvidarse de la calculadora, el Betis ya sabe lo que tiene que hacer: prolongar la racha que lo ha llevado a adjudicarse cinco de los últimos siete partidos. El último, contra el Básquet Girona tras rozar la heroicidad de remontarle 19 puntos al equipo de Aíto García Reneses recetándole un parcial final de 0-24. Un desenlace excelente, entre lo mágico y lo sublime, que contrastó con la demacrada puesta en escena de los verdiblancos.
Porque este Betis sufre altibajos, y a veces demasiado pronunciados, pero tiene la virtud de no arrojar la toalla ni cuando más asfixiado parece por ese espíritu irreductible que les insufla a sus chicos el técnico manchego, que los hace creer en lo imposible hasta en situaciones verdaderamente límites. El equipo tiene capacidad, talento y es capaz de enchufarse cuando más desconectado parece. No se abandona a su suerte y ésta es una cualidad valiosa que debería conjugar con una mayor estabilidad emocional en los partidos para que no se transformaran en un canto a la épica. Los corazones lo agradecerían. Para empezar, hoy mismo, contra este Covirán Granada que salvó una bola de partido la noche del martes emulando a los verdiblancos: 18 puntos le remontó en casa al Casademont Zaragoza para alimentar la esperanza y mantenerse, penúltimo, a un triunfo del Girona y el Betis. Agarrándose a la vida.
Diez puntos
Estadísticamente, en el global de la temporada, son dos equipos muy parejos en todo, aunque en realidad se parecen poco a los que se midieron en la primera vuelta. Mucho más ha cambiado el Betis, metamorfoseado, que en el Palacio de los Deportes nazarí se impuso, vía prórroga, por 66-76. Un tesoro de diez puntos que puede valer un potosí y tendrá que defender, como mal menor, si vinieran mal dadas. Con los nazaríes, que estarán arropados por unos 300 aficionados, llegan cuatro exintegrantes del conjunto verdiblanco: Costa, Bropleh, Niang y Ndoye. El último, interior senegalés de 2,12 metros, fue el pívot titular del Betis en la campaña 2020-21. Renfroe, Caicedo, el recién fichado Thomasson (escolta anotador) y Luke Maye, cuidado con su facilidad para conectar triples jugando al cuatro abierto, son los pilares de un equipo que tiene dificulta
Se han agotado todas las entradas en San Pablo para este partido; al Covirán Granada lo apoyarán cerca de 300 aficionados
Tyson Pérez
20.45 h. TV: Movistar Deportes 2 (dial 60).
REAL BETIS BALONCESTO
Bertans Bropleh
des para anotar (76 puntos a favor de media), es poderoso en el rebote (con 36 de promedio, como el Betis) y juega rápido, directo, a la carrera.
Para el Covirán no hay mañana y saldrá con esa determinación y mentalidad a la pista, lo que debe contrarrestar el Betis exactamente de la misma manera. Porque la situación lo exige, porque el premio del triunfo es mayúsculo y porque la afición le dará el aliento que necesita si el equipo sale enérgico, intenso y mordiendo por cada pelota. Trabajando en defensa con ayudas, cerrando el rebote y minimizando el número de pérdidas. Hay que controlar la presión y las emociones.
De Montero y Tyson Pérez se espera lo habitual, su liderazgo y capacidad para ser decisivos, pero ambos necesitarán la ayuda con más o menos brillo de Gerun, B.J. Johnson, Pargo, Pasecniks, Cvetkovic y Bertans, que lleva dos partidos seguidos sin anotar un solo punto. Si el Betis gana, el sufrimiento habrá terminado. Si no lo hace, tendría que vencer al Real Madrid en la última jornada... o esperar al fallo de sus rivales para conservar la categoría. Sólo con mencionar ese último supuesto, el de ganarle al coloso blanco en su cancha, ya pueden comprender lo que se juega hoy el equipo verdiblanco ante su gente. Puede que la temporada. Es el día, Betis.