BILDU EXHIBE A ETA
Si el partido de Arnaldo Otegi integra a 44 terroristas en sus candidaturas es porque sabe que el Gobierno y el PSOE van a tolerarlo y digerirlo
EH Bildu no ha hecho nada nuevo al incluir en sus listas a 44 condenados por terrorismo, siete de ellos por delitos de sangre. Este es un partido insertado en el plan político de ETA, controlado por personas vinculadas a ETA y comprometido con los fines políticos de ETA. Precisamente, el único mérito de esos 44 candidatos para comparecer en las próximas elecciones municipales es haber sido terroristas de ETA. Es su credencial de fidelidad a lo que EH Bildu representa y significa en la vida pública vasca y navarra y, por extensión, en la española. No hay motivo para la sorpresa, por tanto, en esta decisión del partido dirigido por Arnaldo Otegi, también condenado por su actividad terrorista. Recuérdese que uno de los más conspicuos dirigentes de ETA, José Antonio Urrutikoetxea, alias ‘Josu Ternera’, fue parlamentario en la Asamblea de Vitoria y miembro de su Comisión de Derechos Humanos.
Realmente, el paso dado por EH Bildu es coherente con la evolución de unos acontecimientos que comenzaron con los acuerdos políticos del Gobierno de Rodríguez Zapatero con ETA y han culminado con la legitimación de la izquierda proetarra de la mano personal de Pedro Sánchez. Entre medias, en 2011, la mayoría progresista, cómo no, del Tribunal Constitucional revocó –con una mayoría de seis frente a cinco– la ilegalización de EH Bildu decidida por el Tribunal Supremo. Cada cual ha cumplido su papel en una historia cuyo designio era la reagrupación de las izquierdas de todo signo en torno al PSOE. Por eso, los dirigentes socialistas que, tarde, mal y con la boca pequeña, acuciados por necesidad electoral y ninguna virtud ética, han lamentado la presencia de etarras condenados en las listas EH Bildu no han hecho lo único que sería admisible en términos democráticos y éticos: repudiar públicamente el apoyo y los votos de los de Otegi y romper con este partido allí donde mantengan acuerdos políticos. Si realmente, como dijo Pilar Alegría, portavoz del PSOE y ministra de Educación, esas listas «reabren injusta e innecesariamente el dolor de las víctimas», ¿a qué esperan los socialistas para romper con EH Bildu?, ¿o es que el dolor de las víctimas de ETA es menos valioso que el de otras? Ese dolor es el que hoy recoge ABC en un reportaje con familiares de asesinados por la banda terrorista, escandalizados por esta nueva humillación.
Lo cierto es que EH Bildu ha reventado la campaña de Pedro Sánchez, cuya máxima aportación a este debate ha sido una más de sus frases vacías –«no todo lo legal es decente»–, la cual, puesta en boca de un político con crédito, habría dado esperanza a que no pactará con quienes son indecentes. Pero en boca de Sánchez –quien prometió no pactar nunca con Bildu– no vale nada, porque ha sostenido su mandato gracias a pactos indecentes. Hoy renuevan toda su repelencia esas fotografías de los dirigentes de EH Bildu entronizados por el PSOE a cuenta de la ley de Memoria Democrática, de la ley de Vivienda o de los presupuestos a cambio de presos, como confesó con jactancia Arnaldo Otegi. Si EH Bildu integra a 44 terroristas en sus candidaturas es porque sabe que el Gobierno y el PSOE van a tolerarlo y digerirlo, como llevan haciéndolo desde que Zapatero prometió, según sus recientes palabras, integrar a los terroristas en las instituciones a cambio de que dejaran la violencia. No prometió justicia, ni ley, ni cárcel, ni una ‘desnazificación’, sino instituciones. Y a esto se ha atenido su mejor discípulo.
Desde la izquierda piden respeto a EH Bildu en la confección de sus listas; otros recuerdan que los terroristas han saldado sus deudas. En definitiva, la izquierda propone para ETA lo que en otros lares se proponía para golpistas asesinos: una ley de punto final, una ley de desmemoria. Pero si hay una norma que describe bien lo que está pasando es la de Partidos Políticos, de 2002, aprobada por consenso del Partido Popular y el PSOE; ley que aún no ha dicho la última palabra sobre EH Bildu. La lectura de su contenido, avalado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, daría buenos motivos a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía, al margen de lo que se decida en la Audiencia Nacional, para, al menos, valorar si la presencia significativa de tantos condenados por terrorismo –que no han pedido perdón, ni rechazado la violencia públicamente– no es un indicio claro de violación de los valores democráticos. Indicios que se deben interpretar, como dice la ley, en el contexto de la muy clara continuidad de EH Bildu al servicio de ETA.