El ‘CIS garabís’ de Sevilla
Todas las encuestas de verdad dan de momento un empate técnico entre PSOE y PP, por lo que la visita de Pedro Sánchez ayer perjudica más que beneficia a Antonio Muñoz
LAS encuestas del CIS de Tezanos son cartas a los Reyes Magos. Eso lo sabe hasta el que asó la manteca. Pero no deja de ser sorprendente el incansable empeño de este organismo público por aliviar los pronósticos del PSOE en las urnas. En los últimos años, el Centro de Investigaciones Sociológicas, que depende directamente de la Presidencia de España, ha acertado en sus sondeos la friolera de cero veces. Porque el sin par Tezanos gestiona el aparato a mayor gloria de su amo y señor. Pero no hay que negarle que ha logrado, por la fuerza del error siempre en la misma dirección, convertirse en un baremo más o menos fiable de lo que es seguro que no va a ocurrir. Es decir, el resultado del CIS está tan cocinado que hemos alcanzado la certeza de que lo más probable es que suceda lo contrario de lo pronosticado. Por lo tanto, sus sondeos tienen un valor. Y así hay que analizar el que ha dedicado a Sevilla. Según la factoría demoscópica del Gobierno, la capital andaluza caerá en manos del PSOE con claridad, ya que Antonio Muñoz rozará la mayoría absoluta y sumará con alguno de los partidos que tiene su izquierda. Por contra, José Luis Sanz conseguirá como mucho 13 concejales y no podrá hacer bloque con Vox.
Con independencia de que todas las encuestas que se han hecho hasta ahora sobre las elecciones municipales en Sevilla, todas, todas, todas, han arrojado como resultado un empate técnico que resolverán los partidos minoritarios, el historial del CIS nos permite concluir que los socialistas deben andar preocupados. Muñoz tiene probabilidades de ganar, pero también de perder. Todo está en el aire. Si Podemos y Adelante superan a Vox, revalidará la Alcaldía. Si ocurre justo lo contrario, la perderá. ¿Cuál es el objetivo entonces de que el CIS le dé una ventaja que el resto de sondeos no ha visto por ninguna parte? La verdad es que responder esa pregunta entra casi en el terreno de la ciencia ficción. A lo mejor lo que pretende Tezanos es animar a los votantes socialistas a que le den un empujón a su candidato con el horizonte de una posible mayoría absoluta al fondo. A lo mejor lo que busca es desanimar a los simpatizantes del PP viendo que lo tienen todo perdido. O a lo mejor es que sencillamente el CIS no sabe hacer encuestas, que no sé por qué siempre atribuimos una intencionalidad a las cosas que quizás sólo se deben a la incompetencia.
Lo único que sabemos con cierta seguridad a estas alturas, ya metidos en campaña, es que la visita de Pedro Sánchez ayer a Sevilla perjudica más que beneficia a Muñoz, que lleva semanas intentando zafarse de sus siglas para poder competir en la capital de Andalucía nada menos que con el PP de Juanma Moreno. Su lema de campaña, «Sevilla, sólo Sevilla», es un homenaje a Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Sólo Sevilla, ni Junta (Espadas), ni partido (Sánchez). Pero la iniciativa del presidente del Gobierno para arropar a sus candidatos en los puntos más calientes de España demuestra que el sanchismo está inquieto, que se ha tomado estas elecciones como un plebiscito previo a las generales. El PSOE ve las municipales como un ensayo de los comicios de diciembre... o de antes. Ya hay voces por ahí que hablan de un posible adelanto a octubre si los socialistas aguantan en los territorios que han marcado en rojo. Sevilla es uno de ellos. El problema es que Sánchez no es consciente del daño que le hace a Muñoz al echarle el brazo por el hombro. Y en ese contexto es donde quizás tiene que intervenir Tezanos con su maquinaria de la ilusión. O con su muy demostrada ineptitud para el acierto.
El PSOE puede ganar en Sevilla y, de hecho, en el PP también están preocupados. Los de Juanma Moreno tienen sondeos internos optimistas para todas las capitales de provincia de Andalucía, pero el escenario más ajustado de todos es el sevillano. Se van a fajar, por tanto, en echarle una mano a José Luis Sanz para provocar el vuelco en los últimos días de la campaña. Porque aquí se están jugando mucho todos. Tras la victoria rotunda en las autonómicas, el PP no puede entregarle al PSOE la capital de su nuevo territorio conquistado. Y los socialistas, en cambio, tienen que defender este bastión como emblema de su resistencia. En conclusión, Sevilla va a ser un chisgarabís hasta el próximo 28 de mayo. O mejor dicho, un ‘CIS garabís’.