ABC (Sevilla)

Listas manchadas de sangre

▸«En Euskadi se entiende mejor que fuera» que haya 44 exetarras en candidatur­as de Bildu, siete de ellos implicados en asesinatos, dice un joven en Munguía. Quizá ese es el problema: normalizar que los verdugos sean concejales de sus víctimas

- PABLO MUÑOZ GUILLERMO NAVARRO LEGUTIANO

« Ya sé a qué habéis venido... A tocar los coj...». Juan Cruz Jainaga, alcalde de Legutiano (Legutio desde 2010) por EH Bildu se mueve tenso por su despacho. La amabilidad con la que ha franqueado la puerta a dos desconocid­os que han acudido al ayuntamien­to sin cita previa da paso a una actitud hostil en cuanto conoce la profesión de los forasteros:

—No comulgo con ABC.

—Hace usted muy bien... —Tampoco comulgo con los periodista­s. No voy a hacer declaracio­nes.

—Solo queremos saber cómo han reaccionad­o los vecinos a la inclusión de un expreso de ETA (Agustín Muiños, alias ‘Tinín’) con delitos de sangre ( José Antonio Julián Bayano, dueño de un club asesinado en Vitoria el 26 de noviembre de 1983) en la lista electoral de Bildu.

—La Junta Electoral lo ha autorizado, es legal, ¿qué problema hay?

—Por supuesto es legal, pero ¿qué dirían si un partido presentara en sus listas a un violador?

—No es lo mismo, ni mucho menos; aquí había un conflicto político.

—¿Esto no se comenta entre los vecinos?

—No, nada...

El lenguaje no verbal de Juan Cruz Jainaga es una invitación a que los periodista­s abandonen su despacho. Lógico, en alguien que piensa que preguntar es «tocar los coj...».

Etarras y víctimas

La escena se produce a las nueve y cuarto de la mañana del viernes. Legutiano o Legutio –antes de esos dos nombres tuvo el de Villarreal de Álava– es un pueblo a solo un puñado de kilómetros de Vitoria, que ha tenido una relación estrecha con el terrorismo. Ha sido cuna de etarras (el anterior alcalde, Iñaki López de Bergara, alias ‘ Yves’, perteneció al aparato de captación de la banda), y también en 2008 vivió un brutal atentado con coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil, en el que murió el agente Juan Manuel Piñuel.

Testigo de lo que fue aquello es una garita, lo único que sigue en pie de aquel cuartel de la Benemérita, y también un jubilado, nacido en Salamanca y vecino desde hace 40 años de esta población, que prefiere no dar su nombre: «Fue un estallido brutal, las ven

Provincia: Álava

Población: 1.178 personas

Alcalde: Juan Cruz Jainaga (Bildu)u)

Concejales: EH Bildu (5), EAJPNV (3) y PSE-EE (1)

tanas de mi casa saltaron en pedazos azos», recuerda.

Al contrario que su alcalde, este hombre de barba cana y rostro agrietado no tiene inconvenie­nte en conversar. «La verdad es que esto de las candidatur­as no lo hablamos aquí... Ha pasado mucho tiempo».

Repasa sus recuerdos, algunas huelgas de los primeros años de la Transición, los enfrentami­entos contra las Fuerzas de Seguridad... «Estuve en la huelga general de marzo de 1976, la que acabó con cinco muertos en Vitoria. Ni yo ni mucha gente lo olvidamos; cada año hay un acto... Por eso digo que han pasado muchas cosas y muchos años. La gente se puede haber arrepentid­oarrepenti­do, son errores de juventudju­ventud, lo han pagado y ahora pueden hacer lo que quieran».

Desliza también que ha tenido allegados en las Fuerzas de Seguridad, en la Policía y en la Guardia Civil, «gente muy próxima», y es consciente de que lo han pasado muy mal. Transmite, o esa sensación produce, cierta equidistan­cia. Es como si creyera que para superar el pasado se necesitara el olvido. No es el único en Legutiano que piensa así. Más bien se diría que son la mayoría.

En el portón con candado de la valla metálica que protege el solar donde un día estaba la casa cuartel de la Benemérita, junto a la garita testigo mmudo de la brutalilid­ad terrorista, se pupueden leer un par de mensajes plastitifi­cados. Uno, de la viuda y el hijo de PiPiñuel, acompañado­do de una fotografía­fía del guardia; el segsegundo, anónimo, invitainv a todos los quequ pasen por allí a recordarre­c a la víctima.ma A los pies, una pequeñapeq maceta con floresflor junto a un tercercer mensaje demuestra que también allí hay personas con memoria. Cada domingo, por ejemplo, un vecino va hasta ese mismo sitio a poner flores.

«Entró como buscando a alguien, mi marido estaba a mi lado, sacó una pistola y le dio un tiro en la nuca. Mi marido bajó la cabeza, así, mirándome, y ahí se acabó mi vida y la de él también». El 24 de mayo de 2012 –hace justo once años– María Ángeles González Cueto, viuda del guardia civil José Manuel García Fernández, relató así el atentado durante el juicio seguido en la Audiencia Nacional contra sus asesinos. Los hechos ocurrieron el 3 de mayo de 1997 –por tanto, se acaban

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El 26 de noviembre de 1983 un coche bomba ‘reventó’ la casa cuartel de Legutiano. Murió un guardia civil // ABC
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