ABC (Sevilla)

Asensio resuelve un partido somnífero 1 0

▸ Un zapatazo le da los tres puntos a un Madrid que se marchó preocupado por la rodilla de Camavinga

- RUBÉN CAÑIZARES

Hasta anoche, Hazard había sido titular en tres partidos esta temporada. El 11 de septiembre, en Liga, ante el Mallorca. El 11 de octubre, en Champions, frente al RB Leipzig. Y el 3 de enero, en Copa, contra el Cacereño. En total, apenas 331 minutos. El tercer futbolista con menor valor de mercado de la plantilla (5 millones de euros), solo por delante de Vallejo (2) y Mariano (2,5). En 2019, cuando el Madrid pagó 100 millones por Eden, el mercado le tasaba en 150. Si Netflix le convence para hacer una docuserie de su paso por el Madrid, recuperará en un pestañeo el millón de suscriptor­es que ha perdido en España en lo que llevamos de 2023.

Quince millones limpios por temporada gana Hazard, salario totalmente justificad­o el día que dejó su garabato en el antepalco del Santiago Bernabéu. Se podía sentar en la mesa de Cristiano y Messi sin ponerse colorado, pero las cuatro patas de su silla se resquebraj­aron nada más aterrizar en Madrid. Vacaciones más propias de un amateur que de un profesiona­l, un carrusel de graves lesiones y la explosión de Vinicius. Abono para convertirl­o en un exfutbolis­ta en activo. Así ha sido.

Las botas rosas de Hazard fueron lo más vistoso de sus 59 minutos ante un Getafe que se fue de vacío del Bernabéu gracias a un zapatazo, otro más, de Asensio. Eden jugó en la izquierda, su hábitat natural, como Vinicius, pero practican deportes distintos. Que mi retina recuerde, como ‘highlights’, resbalón cuando en una ocasión se marchó a zona central a recibir de espaldas y asociarse con Ceballos de tacón, y choque con su compañero Camavinga al buscar una diagonal al espacio. En su espalda tenía a Mendy, que desde el 29 de enero solo había jugado 28 minutos, en el clásico liguero del Camp Nou, por culpa de dos lesiones en el sóleo. Fuera de forma y sin tacto con el balón, tampoco sumó. Un Tip y Coll francófono.

Lo más interesant­e de la primera mitad sucedió sin la pelota en juego. Pasillo del Getafe, en honor al título de Copa blanco conquistad­o ante Osasuna. Ofrecimien­to del trofeo a la afición y foto oficial con el mismo. Y el detalle de señorío, minuto de silencio en homenaje a Arsenio Iglesias, mito del deportivis­mo y técnico blanco en 1996. A partir de ahí, fundido a negro. Como el videbook de Hazard en el Madrid.

El socio madridista más contento, de

Hazard volvió a jugar de titular en Liga, ocho meses y medio después de la última vez, pero apenas tuvo participac­ión en el juego

Real Madrid ese bocadillo de mantecados que fue el primer acto, era Ángel Torres. Su Getafe, con las señas de identidad de Bordalás. Presión alta, defensa en el centro del campo y líneas muy juntas. Paracetamo­l para la circulació­n de balón ‘slow motion’ del Madrid, el poco movimiento de jugadores sin la pelota y la inexistenc­ia de espacios entre líneas.

Tras el descanso, el aficionado del Bernabéu esquivó el efecto dormidina con la entrada de Kroos, por Mendy, y la presencia de Vinicius y Modric en la banda de calentamie­nto. En el 60, ambos al verde. Eso ya olía más a Mánchester que a pachanga.

Antes de que se pusiera serio el Madrid, el Getafe tuvo dos claras opciones. Remate de cabeza de Mayoral, por encima del larguero, a la salida de un córner; y derechazo de Juan Iglesias que el vuelo y la mano derecha de Courtois enviaron a la esquina. Fue entonces, cuando el Madrid subió de tercera a quinta marcha. Kroos y Modric se adueñaron del balón y de la velocidad del mismo. Vinicius, fresco, era indetectab­le para un Getafe con la gasolina en reserva, hundido ya en campo propio.

Tanto que Maksimovic, en el 70, envenenó un zurdazo de Asensio. El toque en el futbolista azulón cambió ligerament­e la trayectori­a del golpeo, suficiente para hacer inútil el escorzo de David Soria. 1-0.

Con el partido cuesta abajo, Vinicius hizo el 2-0 en un mano a mano definido sutilmente con el interior de su pie derecho. Lo anuló Martínez Munuera. Fuera de juego. Bajonazo que pasó a preocupaci­ón con la solicitud de cambio de Camavinga, dolorido tras un golpe en su rodilla izquierda. El Bernabéu se quedó sin energía. Ojo.

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Asensio, autor del gol del Real Madrid, dispara a portería ante la oposición de Maksimovic // REUTERS

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