Muere un niño de seis años en una explosión de gas en Granada
▸ La madre se encuentra en la UCI por culpa del siniestro, ocurrido en el barrio de La Chana Un hornillo abierto en la cocina, el causante de la explosión
Un niño de seis años perdió la vida en la madrugada de ayer en Granada por culpa de una explosión de gas en su propia casa. Fue en el tercer piso de un bloque de viviendas en el número 26 de la calle Circunvalación de la Encina, en la capital granadina. Su madre, noche cerraba, le llevaba al cuarto de baño. Pero nada más encender la luz, un escape de gas hizo explotar en un instante el pasillo y se llevó la vida del chico. Sumido en la conmoción, el barrio trataba ayer de superar el impacto de la noticia. La madre está en la UCI, aunque estable según las últimas noticias conocidas. También un agente de policía resultó herido con una quemadura en la mano.
«Era el único niño que había en el bloque. Sonriente... Siempre se acercaba a mi suegra para hablar con ella cuando iba con el andador», relata a ABC una de las vecinas de esa misma planta. Consternados por el suceso, hay quienes son incapaces de aguantar las lágrimas. Nombran al pequeño y después llega el silencio. Uno de ellos apenas es capaz de contar el espeluznante suceso. Le tiembla la voz y prefiere no seguir hablando. «Lo veía todos los días», apenas acierta a decir.
Era el único niño entre los habitantes de unas viviendas mayoritariamente destinadas a jubilados y estudiantes. La norma en los barrios ya más periféricos del centro granadino. La familia, de origen marroquí, llegó hace seis años a este piso de la capital. La madre, embarazada entonces, convivía con el niño y era conocida entre los vecinos por los largos paseos a carrito que le daba. Sobre el marido y padre, hay poca información contrastada. Los vecinos prefieren no hablar. No estaba en la casa en la madrugada cuando se produjo el incidente. Se le está tratando de localizar.
Incendio
El siniestro tuvo lugar pasadas las 3.15 horas, según explica Gustavo Molino, jefe del Cuerpo de Bomberos de Gra«Supimos desde el primer momento que el foco estaba en la cocina». Lo explican los bomberos destacados en el lugar del fatal siniestro. Un hornillo abierto, una importante bolsa de gas acumulado durante el tiempo que estuviera sin cerrar en la estancia y la chispa que genera accionar un interruptor de luz. Cóctel mortal. La explosión se cobró en apenas segundos la vida nada. Los efectivos, eficientes, llegaron pasados unos minutos. Pero ya era tarde. La explosión que se produjo por el gas en el ambiente y el chispazo de electricidad hizo que el barrio y el bloque entero se pusiera en alerta. En segundos, la combustión se convirtió en incendio. El fuego salía por el balcón de la casa, quemando los toldos de las plantas superior e inferior.
La mujer salió al balcón a gritar. «Socorro», pudo oírse. Las llamadas al 112 se sucedían y algunos captaban en vídeo el horror de la escena. Los bomberos, al llegar, iniciaron la evacuación de las víctimas con la grúa.
La madre salía, por un lado, con quemaduras muy graves, que la mantienen en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital granadino. El niño ya había fallecido. La explosión fue de tal envergadura que lo arrastró por del único niño de este bloque del número 26 del barrio granadino de La Chana.
¿Qué hacía abierto el hornillo? Nadie se lo explica. «Podría no tratarse siquiera de un fallo en la instalación», afirma una fuente. La investigación sigue su curso.
Al menos, y pese a las caóticas imágenes que han podido verse de la vivienda ardiendo tras la explosión, el resto del edificio no todo el pasillo hasta el salón. Tras el levantamiento del cadáver, los vecinos miraban consternados la escena. La mayoría de ellos había salido corriendo, se habían avisado entre ellos o eran reclamados por la Policía para que desalojasen. Hasta 40 personas se encontraron en la calle durante un lapso de dos horas, mientras que los demás ponían toallas en la puerta y se les pedía que no se moviesen por la enorme cantidad de humo.
Duelo en La Chana
El luto y el susto en la cara de todos ellos seguía presente ayer. Judit, de la segunda planta, recuerda cómo su pareja salió corriendo hacia la casa de otra vecina anciana, Águeda. «La cogió en brazos y la sacó hasta la puerta», explica todavía impactada. El desalojo se produjo de la misma forma por parte de Bomberos con otras personas de edad avanzada. No habían tenido relación expresa con la familia, pero sí que confiesa la complejidad de retomar el día a día tras el suceso. «Teletrabajamos y apenas podemos concentrarnos hoy con todo esto».
La mujer mayor que bajó en los brazos de la pareja de Judit hacía un relato extenso de una noche amarga. Las plantas quemándose, el toldo ardiendo desde la vista de su salón...
La plaza de la urbanización es un punto de encuentro para estas señoras mayores caída la tarde y al pequeño, claro, se le conocía bien en el barrio. La convivencia, en general, era buena, aunque la familia en estos meses pasaba por un mal momento, tal y como confirmaron a ABC fuentes oficiales.
Desde el Ayuntamiento señalan que se habían sucedido impagos en el alquiler por parte de la madre y que los servicios sociales estaban al tanto de la situación y del expediente abierto en el consistorio. Estaban atendiendo a la familia. «Tenían una cuestión administrativa por impago», informó el propio alcalde, el socialista Paco Cuenca, quien se acercó a la zona para expresar sus condolencias y prestar apoyo a los vecinos del barrio, La Chana, que también es el suyo.
«Queríamos tener contacto con ellos para trasladar el dolor que sentimos todos por el menor que ha perdido la vida y con la madre, que se encuentra muy grave», señaló el regidor a los periodistas.
está afectado. No hay daños estructurales. Era uno de los miedos principales para los 40 vecinos que tuvieron que ser desalojados durante la intervención de los servicios de Policía Local, Policía Nacional y Bomberos. Ayer mismo ya pudieron regresar a sus casas. Sólo ha quedado afectado el piso donde se produjo la explosión mortal. También, eso sí, los pasillos colindantes a la vivienda en cuestión al romperse los cristales de las ventanas por las deflagraciones.