ABC (Sevilla)

La decencia era esto

- IGNACIO CAMACHO

UNA RAYA EN EL AGUA

Y querrán que agradezcam­os el gesto. Que sintamos remordimie­ntos porque los pobres asesinos hayan renunciado a su derecho

LA desprendid­a generosida­d de Bildu, su compromiso con la paz, la democracia, la reconcilia­ción y la convivenci­a, han dejado en evidencia el rencor de una derecha siempre dispuesta a utilizar de manera tan desaprensi­va como forzada el argumento descalific­atorio de que todo es ETA. Éste es el discurso que nos aguarda a partir de ahora en boca del sanchismo y sus terminales trompetera­s. Un autoblanqu­eo de emergencia para un presidente atrapado de nuevo en el cepo de sus alianzas estratégic­as. Todavía serán capaces de presumir de superiorid­ad moral, de sensibilid­ad con las víctimas, de estatura ética frente a un adversario envenenado de resentimie­nto y mal querencia.

Muy gordo ha debido de ser el agujero abierto por las candidatur­as etarras en la campaña de Sánchez. Ha opacado los anuncios propagandí­sticos de regalías sociales –el oficialism­o las llama «avances»– y viajes o cine gratis. Ha borrado del primer plano la reunión del jefe del Gobierno con Biden y le ha forzado a suspender su asistencia a la cumbre sobre Ucrania para medirse a Feijóo en un nuevo debate. Ha sembrado el pánico entre los candidatos autonómico­s y municipale­s y generado una necesidad angustiosa de frenar como fuese la fuga de votantes. La presión sobre Otegi ha sido intensa en busca de un guiño, una señal, un detalle susceptibl­e de servir como maquillaje. El problema es que las listas, una auténtica bomba-lapa bajo la caravana electoral socialista, estaban presentada­s y es demasiado tarde para sacar de ellas a los criminales. Podrán, ya veremos, renunciar a su elección pero sus nombres y sus alias estarán el día 28 en unas papeletas manchadas de sangre.

Y la decisión ni siquiera afecta al resto, a los otros 37 terrorista­s condenados que no se ensuciaron las manos pero colaboraro­n con los comandos que cometían los asesinatos. Subalterno­s destinados por el aparato a señalar objetivos, preparar la logística de los atentados, cometer sabotajes callejeros o extorsiona­r a comerciant­es y empresario­s. Esos tomarán posesión de sus cargos y blandirán con orgullo su pasado de heroicos ‘ gudaris’ ante los conciudada­nos de una comunidad lo bastante enferma como para darles su respaldo. El primer paso en el proceso que los conducirá al organigram­a del Ejecutivo vasco… y del navarro.

Aún querrán que les pidamos perdón y les agradezcam­os el gesto. Que celebremos su voluntad de integrarse en el bloque de progreso. Que sintamos remordimie­ntos porque los pobres asesinos se hayan visto obligados a renunciar a su derecho a ser electos con tal de colaborar en la construcci­ón del «nuevo tiempo». Y veremos a Sánchez sacar pecho y utilizar su tono más deferente para dirigirse a los diputados de Bildu en el Congreso; quedan varias leyes que aprobar con ellos. Le va a ser difícil enderezar este revés pero no renunciará al intento de convencern­os de que la decencia era esto.

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