Cerdos sueltos
VIVIMOS COMO SUIZOS
No sé si Cannes es un espacio para celebrar a violadores, aunque Weinstein actuara allí
EMPEZÓ ayer el Festival de Cannes y aunque la actriz Adèle Haenel no ha hecho ninguna película desde ‘Retrato de una mujer en llamas’ (2019), resuena su afirmación de que Cannes se ha convertido en un espacio para celebrar a violadores. Se retiró del cine por ser una industria «absolutamente reaccionaria, racista y patriarcal». Hace teatro. No sabía yo que el teatro hubiera acabado con todo eso. Para Haenel, en el lote de violadores entran Polanski, Depardieu y hasta Johnny Depp. El director del certamen: «Si a Johnny Depp se le hubiera prohibido actuar en una película, o si la película hubiera sido prohibida, sería otro asunto». ¿Películas prohibidas? A ver, que en los César, premios del cine francés, se vetó a los cerdos (‘balance ton porc’ es la versión francesa del Me Too). La Academia no permitió la presencia en la ceremonia a quienes tuvieran causas abiertas por agresiones (el nominado Sofiane Bennacer estaba acusado de tres violaciones). Y la película dirigida por Valeria Bruni y protagonizada por Bennancer no estaba prohibida. Bruni se quejó de que no podía ser ella la única que creyera en la presunción de inocencia. Da igual.
Como escribe Finkielkraut en ‘La posliteratura’ (Alianza), «hoy no es el Estado, sino el mundo de las artes y del espectáculo, movilizado contra toda forma de dominación, quien organiza las ceremonias del odio». El mismo Finkielkraut recuerda la que se armó con Polanski en los César cuando lo premiaron por ‘El oficial y el espía’. No estaba, pero Adèle Haenel se marchó al grito de «¡Viva la pedofilia!». Sabemos que Samantha Geimer, la víctima de Polanski, está hasta las narices de que la utilicen. «Cuando, por satisfacer una necesidad egoísta de odio y de castigo, te niegas a que una víctima perdone y pase página, lo único que haces es herirla más profundamente».
Por otro lado, están las víctimas de ETA. Los siete asesinos de EH Bildu que han renunciado ni piden perdón ni condenan la actividad terrorista. No sé lo que será Cannes, pero la democracia española no puede ser un espacio para celebrar asesinos.