La búsqueda de la Vera Cruz, en los Juegos Florales de Juan José Borrero
▸ El periodista de ABC glosó el principal símbolo del cristiano en un texto sublime
La búsqueda de la verdadera cruz de Cristo, como hizo Santa Elena, y que se representa en la astilla que se venera en la recoleta capilla del Dulce Nombre de Jesús, fue la línea argumental de un texto cargado de hondura y belleza poética que pronunció Juan José Borrero. El redactor jefe de ABC compareció ante los hermanos de Vera Cruz «con el único bagaje» de su oficio de escribir noticias y su «humilde hábito de pecador». Pero, en los 20 minutos que duró el acto de los Juegos Florales, Borrero trazó un itinerario místico por los nudos del stipes y el patíbulum que abraza el crucificado más antiguo de la Semana Santa, por las cruces blancas del mayo infantil, la que cargan los ciegos que ven a Cristo a través del tacto de sus manos.
En el año en el que se cumple el 575 aniversario del origen de la hermandad, el periodista comenzó con la señal de la santa cruz, como hace cada día al pasar ante el retablo cerámico de la calle Baños, que es su barrio. El mantenedor de este acto que lleva ya 52 ediciones y por cuyo atril han pasado algunos de los mejores poetas de la ciudad, emuló a Santa Elena para «encontrar al fin la piedra blanca del
Calvario y la roca abierta del sepulcro en Jerusalén». Borrero lanzó una pregunta: «¿Cuál es tu cruz, hermano? ¿Es la que cargas la verdadera Cruz que salva? Busco saber de los hombres y mujeres que han hallado en su camino la Vera Cruz del Cristo».
Habló de la cruz de la condena y la salvación, como un símbolo de sangre sin Dios, el símbolo del martirio. Las cruces que todos cargamos y que nos corresponden. Aquí, Juan José Borrero recordó el pregón de Francisco Berjano, exhermano mayor de la corporación, que utilizó el término ‘cirinear’, como hace cada Domingo de Ramos el mantenedor acompañando a su Jesús de las Penas de San Roque: «Para llevar a Jesús siempre a la vera y dejar algo de nosotros allí donde lo necesite».
Con un precioso romance se dirigió al crucificado: «Yo vengo a morir contigo /Jesús de mi sacristía. / Traigo las manos abiertas / para recibir la herida. / Vengo con los pies descalzos / acercándome a tu orilla. / Huérfano de mis rencores, /con la esperanza atrevida, / vengo a beber de tu cáliz / y a preparar la partida. / Y llego sin equipaje, / pues solo busco la astilla/ que en tu sangre me desangre / la rosa de mis espinas.»
El periodista de ABC siguió invitan
Juan José Borrero Mantenedor «¿Cuá es tu cruz, hermano? ¿Es la que cargas la verdadera Cruz que salva?»
do a los asistentes a coger la cruz para fijar el rumbo de la vida hacia la vida. «Los nudos de la cruz de mis temores / se desatan al contemplar el sueño / que no duermes, Señor, sobre ese leño / cuando busco ahogarme en tus amores. / Para llegar pondré todo mi empeño, / nadando busco en ti los resplandores / del mar donde pescaste pescadores; / de las redes del hombre eres el dueño».
Mayo de cruces blancas
Esa cruz del martirio es, en Sevilla, la cruz de la alegría. Tiró de humor al referirse a la Cruz del Campo, «templete destino del primer viacrucis y acento de nuestra forma de disfrutar la vida». Y, recordando al estilo de Lorca en el ‘Romancero gitano’, se refirió a la cruz con la que juegan los niños. Unos versos en los que se repetía la estrofa «Mayo de las cruces blancas, / mayo de tus callejuelas, / con sus pasitos de lata / y sus florecillas nuevas», con el paso de la vida, que acaba «cuando tus pasos de plata/ pisen solo flores secas».
Siguió más adelante con María, «esa Virgen que por Baños/ se enfrenta a su contraluz / es la sonrisa de mayo (con el niño entre sus manos/ vientre de su Vera Cruz». Y, tras reunir las flores en forma de coplas todas las astillas de la cruz, remató este texto cargado de metáforas y símbolos con el Santo Lignum Crucis. «Esta brizna de Cruz es como un canto/ que nos llama a llevarla bien prendida/ del labio de Sevilla el Lunes Santo». Ese beso que Sevilla le da a la reliquia a la que ayer Borrero le puso las mejores flores.