«Ayuso sabe que su momento llegará después de un gobierno o dos de Feijóo»
▸Después de triunfar con sus últimos libros sobre la izquierda, el periodista pone su atención en la otra orilla: «La derecha política desde la Transición desprecia los valores de su base social»
Federico Jiménez Losantos Escritor y director de ‘Es la mañana de Fderico’
Federico. De Teruel. Carácter. 25 años como la voz más ácida de las ondas, primero en Cope y después en Esradio. Levantisco, indomable y mal enemigo. Publica nuevo éxito editorial, ‘El retorno de la derecha’, donde brilla de nuevo como ensayista. —Consideras que el problema histórico de la derecha es que sus representantes políticos desprecian a su base social, lo que les lleva a ir cambiando de partido; UCD, AP, PP, Ciudadanos, Vox. Supongo que eres consciente de que los lectores y oyentes de Jiménez Losantos te ven como el vigilante de la ortodoxia, la conciencia de esa derecha que se siente maltratada. ¿Te agrada ejercer ese papel?
—Bueno, uno representa lo que le toca, o sea, en la vida te toca hacer según qué cosas. Yo lo que creo es que la base social de la derecha no ha abandonado nunca ciertos principios. A diferencia de la izquierda, la derecha cree en una serie de valores populares, de siempre; la propiedad, la familia, la nación, la tradición religiosa, la historia, la educación, el esfuerzo, el ahorro. Pero la derecha política ya desde la transición se siente incómoda con esos valores de su base social. La mala costumbre viene de UCD y con Mariano Rajoy y Ciudadanos se exacerba porque la derecha política ha asumido la superioridad moral de la izquierda. Y eso es algo inaceptable para la derecha social, que lleva dentro una vivencia dramática. Los dos grandes partidos democráticos de la derecha ganaron las elecciones en 1933 y las hubieran ganado en el 36 si no se las hubieran robado, y esos dos partidos, el Radical y la Ceda, se unen a Franco incondicionalmente, porque se ven perseguidos en la República, en la Guerra Civil y con el terror rojo.
—Mencionas a Franco, tu teoría es que primero salvó a la derecha y luego la secuestró o más exactamente la «escayoló». Franco es un asunto incómodo de evaluar desde las ideas políticas de la derecha, siempre es tratado con pasiones o complejos. —Yo tengo la suerte de que fui antifranquista, hoy también lo sería. No se entiende que el franquismo funciona durante los años sesenta porque aporta la época de mayor crecimiento de la historia de España, porque con Franco se respeta algo esencial, la pequeña propiedad, con una sociedad de una vitalidad extraordinaria, unos años luminosos, los pobres de los pueblos por primera vez podíamos estudiar con beca y llegar a la universidad. Ahora se hace una caricatura absurda de la época franquista, que no es lo mismo que el régimen franquista. Había valores salidos de la Guerra Civil y que perduran en la posguerra. Valores históricos del viejo catolicismo español profundamente arraigados, como el respeto a la idea nacional, valores moralmente católicos, al margen del dogma, el del labrador honrado, con una fuerza enorme que la derecha ha conservado, un bloque de diez u once millones de votos que no se ha movido nunca de ahí.
—¿Esto se rompe en algún momento?
—Con la primera etapa de Aznar se mantiene el impulso y además la prosperidad de España es extraordinaria, luego en la segunda etapa Aznar se deja llevar por su ego. El gran cambio es cuando llega Zapatero, una bomba nuclear para la derecha. Después Rajoy, el gran traidor, abandona a su base y la derecha social se siente olvidada y humillada.
—El lector puede llevarse una conclusión poco optimista. Salvas en parte a UCD y a Aznar, pero eres muy crítico con Rajoy, con Rivera, con Casado. Parece como si contáramos a veces con algún líder positivo, con entereza, providencial, circunstancial, pero lo importante para la continuidad histórica son las instituciones.
—El problema de la derecha es que no ha entendido que sólo le salvan las instituciones. Pero si la base social de la derecha era de pequeños propietarios, de gente que iba a misa, de gente que le gustaba España, que entendía nuestras instituciones.
—La derecha en la última década ha dejado de callarse, y eso es un fenómeno nuevo desde la llegada de la democracia. El aniquilamiento del pacto de convivencia constitucional, primero con Zapatero y luego con Podemos, ha llevado a la derecha a exponer su propia visión, después de décadas en la que la izquierda tuvo el monopolio de la verdad histórica.
—La derecha que padece al nacionalismo es la que primero se da cuenta de que la izquierda no tiene remedio ni marcha atrás. Pero la derecha política sigue tocando el violón. Por eso nace Vox. Porque el ‘sorayismo’ sigue permeando toda la actuación de la derecha.
—Pero ante eso lo único que cabe es ganarle las elecciones a la izquierda, no cabe otra cosa en democracia, porque va a seguir existiendo.
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