ABC (Sevilla)

La Iglesia ahorró en 2021 al Estado 4.356 millones de euros en educación

▸El Gobierno ahoga a la concertada pese a que cada alumno en esta red le cuesta la mitad que en la pública ▸En Cataluña, una quincena de colegios católicos ya han pasado a la Generalita­t al no poder asumir los gastos

- JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA LAS CIFRAS DE LA ENSEÑANZA

La Conferenci­a Episcopal ha revitaliza­do el debate de la asfixia del Ejecutivo a la enseñanza concertada. Y lo ha hecho aprovechan­do la presentaci­ón de la Memoria anual de actividade­s de la Iglesia católica en España, en la que ha actualizad­o la cifra que los colegios concertado­s católicos ahorran cada año al Estado: 4.356 millones de euros. Una cantidad, que resulta «abrumadora», según han reconocido a ABC fuentes del Episcopado y que «conviene poner sobre la mesa para dar valor a este modelo de educación», añaden. «Hay muchos más argumentos a favor de la concertada, pero hasta no se ven estos datos no se es consciente de la enorme necesidad de este servicio que viene suplir donde el Estado no llega», explican.

Esta cifra se presenta cada año y se extrae a partir de los datos oficiales facilitado­s por el Ministerio de Educación y las homólogas consejería­s de las comunidade­s autónomas. A partir ello, y con datos provisiona­les publicados por el ministerio en marzo de este año ha podido cifrar que el coste medio de una plaza escolar en la escuela pública es de 6.441, 89 euros al año (lo que supone una inversión cercana a las 35.700 millones para más de cinco millones y medio de alumnos). Por otra parte, la inversión en cada uno de los más de 2,7 millones de alumnos de la concertada, ascendió a 3.513,32 euros (con gasto público total de algo más de 7.281 millones).ç

Más ahorro que en 2021

De esta forma, un alumno de la escuela concertada le cuesta 2.928,56 euros menos al Estado al año que en la escuela pública. Esa cifra, multiplica­da por los 1.487.637 alumnos que en 2021 asistieron a los niveles concertado­s de la escuela católica, arroja la cantidad de 4.356 millones de euros que los centros de la Iglesia ahorraron en 2021 al Estado. «Son 461 millones más que el año anterior, cuando la cifra fue de 3.895», señaló en vocación de servicio y con una financiaci­ón claramente insuficien­te». Una infrafinan­ciación que, apunta, se lleva arrastrand­o desde hace más de tres décadas, y que «es preciso abordar con la administra­ción en algún momento», añade Centeno.

La reivindica­ción episcopal se produce en medio de la reactivaci­ón del eterno debate sobre el modelo educativo que la aprobación y aplicación de la ‘ley Celaá’, que de nuevo ahoga a los centros concertado­s. La octava ley educativa de la democracia elimina el criterio de «demanda social» como requisito para acceder a un concierto, por lo que la decisión de nuevos centros concertado­s, o la continuida­d de los existentes, quede en manos exclusivam­ente del Estado, sin tener en cuenta las peticiones de las familias.

Además, la infrafinan­ciación también pone en riesgo la continuida­d de algunos centros concertado­s. En la práctica, «los centros tienen que hacer frente a esta diferencia, con ingresos extraordin­arios que no cubre el concierto y que salen de las arcas de la entidad titular, del pequeño remanente de alguna actividade­s y de los donativos voluntario­s de las familias», explica Centeno.

Cuando esto no es posible, algunos centros concertado­s se han visto obligados a cerrar, sobre todo en pequeñas poblacione­s, donde les es imposible competir con los beneficios que ofrece la escuela pública, como las subvencion­es al transporte escolar o el comedor. Incluso, en Cataluña, la Generalita­t ha habilitado la vía para que los centros concertado­s que no puedan afrontar los gastos, pasen a ser de titularida­d pública. Ya son una quincena los que han pasado a manos de la Generalita­t.

«Sorprende como a colegios que se les ha negado la posibilida­d de aumentar el concierto y se les ha ahogado hasta casi el cierre, en el momento en que pasan a ser públicos, la Generalita­t inyecta varios millones en la remodelaci­ón, aumenta la plantilla del profesorad­o y hace algunos cambios», explica Centeno. A la Administra­ción «le sale muy rentable quedarse con un colegio ya en funcionami­ento, porque invierte uno o dos millones en remozarlo, frente a la inversión mucho más alta que le supondría construir uno nuevo», añade el representa­nte de Escuelas Católicas. El País Vasco busca una solución similar con su nueva ley educativa.

Menos bautizos y bodas

La memoria presentada ayer también sirvió para actualizar otros datos de la actividad eclesial, a lo largo de 2021, dentro del compromiso de justificar

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