Almodóvar viste al wéstern de corto y de Saint Laurent en Cannes
▸ El español presentó ‘Extraña forma de vida’ en una jornada donde también aparecieron Corsini y Koreeda
La programación oficial presentaba un par de películas competición de dos cineastas habituales en Cannes, Hirokazu Koreeda y Catherine Corsini y, en el caso del japonés, con premios de todos los colores en el Festival de Cannes, desde el oro de la Palma con ‘Un asunto de familia’, en 2018, a un premio de interpretación por ‘Broker’ el pasado año. El título de la recién hecha es ‘Monster’ y tiene, con algunas variaciones, su habitual mirada oblicua a la infancia y la familia. La francesa Corsini, más modesta en su presencia en los palmarés, traía un melodrama también familiar y con sus constantes sobre mujeres y el amor entre ellas que se titula ‘Le retour’. Pero el interés del día se lo llevaba Pedro Almodóvar, que presentaba su mediometraje, un wéstern de intenciones, titulado ‘Extraña forma de vida’.
Pistolas y duelos
Pedro Almodóvar entra en el territorio wéstern, y lo hace a su estilo cromático, temático y melodramático. El wéstern tiene varios apellidos, naturalmente el de Ford, el de Hawks, el de Peckinpah, el de Leone, también el de Boetticher o incluso el de Eastwood. El apellido Almodóvar está, sin duda, en la historia del cine, español y hasta mundial, pero no da la impresión de que sea un apellido para el wéstern. Su película dura treinta minutos, y hay cabalgadas, pistolas y duelo, pero lo que late en ella es otra cosa, dos sentimientos enfrentados, el amor paternofilial y el amor o sexo entre vaqueros, un poco y lejanamente al modo de ‘Brokeback Mountain’, muy de oler la ropa y tener recuerdos. El ingrediente ‘gay’ es algo que siempre estuvo latente en un tipo de wéstern, enredado entre camaradería, amistad, soledades y pradera, Almodóvar le quita lo latente y le pone lo patente (aunque la patente esté en otras manos, como las de Jane Campion en la todavía sutil ‘El poder del perro’), unas escenas de cariños y sábanas entre
Ethan Hawke y Pedro Pascal.
Un pistolero llega al pueblo Better Creek en busca del sheriff, su viejo amante, y es el comienzo de otra cosa, no mucha, pues el tiempo apremia, aunque se entretiene en un largo plano corto y en una bonita canción no exactamente de wéstern, pero que aliña. En fin, hay que colocar este título en su filmografía como un capricho de un cineasta que se los puede permitir, o sea, que se ha ganado el derecho a tenerlos. Hueco en el wéstern, francamente, no se hace, y ni siquiera se puede considerar innovador, provocador o a contracorriente, porque si hubiera querido Almodóvar sorprender se lanza a un wéstern machirulo, sin tanto esmero en el diseño, y con un personaje a lo John Wayne.
Lo más provechoso de ‘Monster’, la de Koreeda, es volvernos a decir que nadie solo con dos ojos puede tener a la vista la verdad, y nos cuenta una historia desde tres perspectivas distintas (el efecto Rashomon), la de una madre con un hijo con problemas, la de su profesor y la de ese niño. Es una película rica en sentimientos escondidos, en frustraciones disimuladas y en conflictos actuales, como el maltrato en los colegios y los juicios previos, pero no está entre lo mejor de este gran director. Hay que temerse que este año el palmarés no lo espera.
Y ‘Le retour’, en la línea de Corsini, con una inmigrante de raza negra que viaja con sus dos hijas a Córcega, donde vivió tiempo atrás la tragedia de la muerte de su marido. Pero las protagonistas son las hijas, de 15 y 18 años, su personalidad, sus relaciones, sus instintos y descubrimientos, la mayor es lesbiana y la pequeña irresponsable y osada. En fin, ese salir del cine, pizca más o pizca menos, igual que como has entrado.