El BCE abronca a los gobiernos por seguir subvencionando las facturas energéticas
▸ El objetivo, transmitir que las medidas fiscales no deben alimentar la inflación
De nada sirve subir los tipos de interés mientras los gobiernos siguen endeudándose para mantener la economía a base de subvenciones. Eso es lo que vino a decir ayer el boletín económico publicado por el Banco Central Europeo (BCE), que insta a los países que mantienen rebajas fiscales y bonificaciones en el mercado energético, como España, a eliminarlas «sin demora y de forma concertada» para evitar mayores presiones inflacionistas que, de seguir produciéndose, exigirán un endurecimiento aún más agresivo de la política monetaria. Las subidas de las hipotecas y los créditos, según esta versión del BCE, son culpa de los gobiernos.
En el caso de España, permanecen activas medidas fiscales como la reducción del IVA al 5% para la electricidad, el gas, la biomasa para calefacción y la leña; la reducción del impuesto especial sobre la electricidad al 0,5% y la suspensión del impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica. Asimismo, siguen activos los descuentos del bono social para los consumidores vulnerables y la prohibición del corte de los suministros básicos. El llamado ‘escudo social’ del Ejecutivo que el BCE ahora pide retirar. También el Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha expresado en varias ocasiones en esa línea, pidiendo que las medidas fiscales no sirvan de alimento a la inflación ahora que parece que se modera; igual que el Banco de España, que pide focalizar las medidas solo en los más vulnerables para evitar esa espiral inflacionista.
Ante la disminución de las tensiones en los mercados energéticos, el BCE insiste en la necesidad de eliminar estos estímulos fiscales y afirma que las políticas fiscales en materia energética deben estar encaminadas directamente a incrementar la productividad de la economía y reducir gradualmente la elevada deuda pública, que ha aumentado considerablemente en muchos países como consecuencia de estas medidas.
Sugiere, en cambio, políticas para mejorar la capacidad de suministro energético en la eurozona, reduciendo la dependencia de terceros países, lo que se traduciría en una menor presión sobre los precios de la electricidad a medio plazo. Pero si los gobiernos europeos no acceden a tomar esta senda, a Christine Lagarde no le temblará la mano.
El boletín económico deja entrever la voluntad de hacer movimientos más precisos y seguramente más suaves en la política monetaria que los que hemos visto desde julio, pero no deja lugar a dudas de que el BCE seguirá subiendo los tipos de interés hasta lograr que la inflación se sitúe en el entorno del objetivo del 2% en el medio plazo, algo para lo que todavía falta bastante. En la actualidad, el tipo de interés principal se coloca en el 3,75% tras el incremento de hace varios días, el séptimo consecutivo. El caso es que el BCE no descarta una nueva subida de los precios de los insumos energéticos en los próximos meses y se suma a la Agencia Internacional de la Energía, que espera en la segunda mitad de 2023 un recorte de la producción de petróleo. Pero subraya que los precios
La institución no deja lugar a dudas de que seguirá subiendo los tipos hasta que la inflación baje al objetivo del 2%
mento de falta de coherencia de las medidas aplicadas. Aunque reconoce que se cotizará más por esta vía advierte de que será insuficiente y que será peor la solución que la enfermedad en este caso. Cabe recordar que organismos como el Instituto de Estudios Económicos (IEE) proyectan una pérdida de 190.000 puestos de trabajo debido al amalgama.
Concretamente, la medida de subida de bases máximas de cotización afectará al 5% de la población asalariada, algo más de un millón de trabajadores con rentas por encima de los 54.000 euro anuales. Y sobre sus nóminas se cargarán dos terceras partes de la recaudación extra prevista por el alza de cuotas –sumado en este punto la parte correspondiente del mecadel gas en Europa cayeron un 13% hasta situarse por debajo de los 40 euros/MWh, un movimiento muy favorable para los países de la Unión Europea que ahora inician su temporada de reposición de almacenamiento de gas.
Asimismo, con la extensión de las medidas europeas de ahorro de gas, que prevén que los Estados miembros reduzcan el consumo en un 15% entre el 1 de abril de 2023 y el 31 de marzo de 2024, el BCE considera que vamos por buen camino y que lograremos alcanzar el objetivo de almacenamiento del 90% para noviembre de 2023. nismo de equidad intergeneracional que afecta a todos los sueldos–, con las que se espera llegar a ingresar 1,7 puntos porcentuales del PIB en 2050, según las estimaciones oficiales.
Y por último encontramos el gran punto de desvío sobre el plan establecido: la no ampliación del periodo de años cotizados para el cómputo de la pensión. La medida que Bruselas y el Gobierno habían comprometido y que estaba llamada a ajustar el gasto en la partida de jubilaciones al recoger más años de cotizaciones que empujasen las cuantías de las pensiones a la baja, finalmente no dará tal resultado. Todo lo contrario, la posibilidad de elegir los mejores 27 años de los últimos 29 o elegir los últimos 25 años agregará 2.500 millones de gasto al sistema.