SUMAR Y LA COMPRA DE VOTOS
Los detenidos de Coalición por Melilla por la compraventa de votos por correo demuestran que este partido, vinculado hoy a la plataforma de Yolanda Díaz, es reincidente en el fraude
UNA operación policial permitió ayer en Melilla la detención de una decena de personas implicadas en el operativo creado para la supuesta compraventa de votos en esa ciudad autónoma. Entre los detenidos están el yerno del líder del partido islamista Coalición por Melilla, Mustafá Aberchán, y Mohamed Ahmed Al-lal, número tres de la lista de la formación. Aparte quedan varios colaboradores y simpatizantes del partido, que se encargaban físicamente de tramitar los votos casa por casa. El montante económico de esta compraventa aún no ha sido cuantificado por el juzgado que investiga el conato de fraude electoral, pero se calcula que oscila entre un millón y dos millones de euros, al contabilizarse un precio de entre 100 y 200 euros por voto. Afortunadamente, los mecanismos de vigilancia del Estado han funcionado y se ha frustrado un fraude que ya en el pasado cometió el propio Aberchán. De 11.000 votos por correo bajo sospecha, apenas se han formalizado un millar. Sin embargo, este episodio va a marcar el final de una campaña electoral en la que los resultados de la Asamblea de Melilla podrían haber quedado en entredicho.
En el pasado Aberchán forjó una alianza política con el PSOE, que aún perdura en Melilla. De hecho, en 2018, la Audiencia de Málaga condenó al que fuera secretario general del PSOE de Melilla, Dionisio Muñoz, y al propio Aberchán, por entonces líder de la oposición, a dos años de prisión y a 30 meses de inhabilitación para ejercer cargo público por organizar un sistema de compra de voto por correo similar al de ahora. En las elecciones generales de 2008 ambos partidos acudieron a las urnas en coali
EL CASO CLEESE: LA PARODIA DE LA MUERTE DE LA PARODIA
Que John Cleese, uno de los coautores de la película ‘La vida de Brian’, del grupo británico Monty Python, aceptase que el temor a ser blanco de la cultura de la cancelación y su variante ‘wokista’ amputen la adaptación teatral del guion, resultaría ser la muerte definitiva del espíritu irreverente, libre y sarcástico que rodeó el alumbramiento de este filme en 1979. La información ción, pero el fraude fue tan escandaloso que penalizó a ambos partidos. Hoy el esquema se reproduce con dos novedades: la peculiaridad de que el partido del inhabilitado Aberchán es reincidente, lo cual debe generar dudas sobre su presencia en futuras elecciones de manera definitiva si no hay un cambio radical en sus órganos de dirección; y en segundo lugar, que en esta ocasión Coalición por Melilla se ha situado en la órbita de partidos que simpatizan con la plataforma Sumar de Yolanda Díaz. En otoño, el propio Aberchán se fotografió con conocidos dirigentes de Más País, Compromís, Verdes Equo, Mes per Mallorca o la Chunta Aragonesista. Políticos como Íñigo Errejón o Joan Baldoví reconocieron a Aberchán como un coaligado más en el esfuerzo de Díaz por ampliar su proyecto. Lo llamativo es que debían conocer desde hacía años cómo se manejó Aberchán, cómo creó una red organizada para comprar votos, y en qué se fundamentó su condena a dos años de cárcel por algo tan antidemocrático como pretender falsear el resultado de las urnas.
Es lógico que Ione Belarra, secretaria general de Podemos, abriera una nueva guerra política contra Sumar al recordar a Yolanda Díaz lo obvio: que está acogiendo a un partido cuyo principal dirigente tiene antecedentes penales por manipular las urnas. No es lógico, en cambio, el silencio de los partidos satélites de Sumar, en especial de Errejón o de Baldoví. Lo razonable habría sido desmarcarse abruptamente de Aberchán, censurar la conducta que se le atribuye a su partido, respaldar la investigación judicial, y romper todo tipo de lazos. Ayer no lo hicieron mientras, además, se alimentaron sospechas durante todo el día de que organismos políticos de Marruecos podrían estar tras esta maniobra. Mientras nada se pruebe, lo primero es garantizar el rigor de la investigación policial y judicial. Pero desde una perspectiva puramente política, Coalición por Melilla es ya un partido marcado por demasiados indicios creíbles y solventes de un nuevo fraude que nuestra democracia no merece. divulgada por el diario ‘The Telegraph’, poco amigo de Cleese, dice que los actores han pedido no incluir la escena en que un hombre reclama su derecho a parir (y pide que le llamen Loretta) para no ofender al colectivo trans. Cleese habría aceptado quitarla. La misma suerte habría corrido el famoso ‘sketch’ del Frente Judaico Popular, tantas veces remedado por los políticos, especialmente de izquierda. Hasta el momento, el miembro de los Monty Python ha dejado correr la polémica y no ha dicho nada al respecto. Cabe así la posibilidad de que estemos ante la parodia de una parodia sobre la muerte de la parodia.