ABC (Sevilla)

Virginia Saldaña propone parar en su última muestra, ‘Vivir y mirar’

▸ La artista ayamontina expone su pintura más reciente en la Casa de la Provincia

- MARTA CARRASCO

debe desempeñar en la vida cultural de la ciudad.

La secretaria general del Sindicato Provincial de Servicios a la Ciudadanía de CCOO de Sevilla, Mari Paz Vargas, celebró ayer la rúbrica de este acuerdo «gracias a la enorme mediación de CCOO con el Ayuntamien­to de Sevilla y la Junta de Andalucía», socios de la ROSS.

El anuncio de huelga de los músicos de la Sinfónica se produjo el pasado 23 de marzo, cuando la falta de entendimie­nto con las administra­ciones hizo que los músicos decidieran realizar sus movilizaci­ones hasta lo que quedaba de temporada, es decir, hasta el 17 de junio. El primero de los espectácul­os que se ‘salvó’ de la huelga fue ‘Fuego’ de la compañía de Antonio Gades, que se representó los días 23 y 24 de marzo. Las diferencia­s insalvable­s entre ambas partes hizo que el primer programa que se suspendió fue el de los días 30 y 31 de marzo, donde no pudo actuar la prestigios­a violinista Viktoria Mulova. Los paros convocados por los músicos también afectaron al programa de la ‘Séptima sinfonía’ de Mahler (13 y 14 de abril) y a otro en que debía de haber actuado como solista el chelista Guillermo Pastrana (20 y 21 de abril). Otro concierto suspendido fue el que se tuvo que celebrar el sábado de Feria (29 de abril). También se canceló el siguiente programa del ciclo ‘Gran sinfónico’ con el pianista Juan Pérez Floristán (4 y 5 de mayo). Igualmente los profesores hicieron huelga en la ópera ‘Je suis narcissist­e’ (20 y 21 de mayo), que se interpretó a piano. En este tiempo, sin embargo, los músicos levantaron la huelga para tocar en las funciones escolares del Proyecto Luna (7 de mayo) y para actuar en el concierto benéfico ‘De Broadway a Hollywood’ (17 de mayo).

Para Virginia Saldaña (Ayamonte, 1978), la pintura no sólo forma parte de su vida, sino que es una necesidad vital, por eso en su nueva exposición nos hace una propuesta concreta: ‘Vivir y mirar’.

En la Casa de la Provincia de Sevilla se presentan veinticinc­o obras entre lienzos y papeles que reflejan la decidida personalid­ad de la pintora, donde la sensibilid­ad tiene una prioridad absoluta en esta experienci­a creativa.

Desde su primera exposición en Sevilla en la Casa de los Pinelos, sus cuadros también se han expuesto en el Real Alcázar. «En esta muestra recojo trabajos de los últimos años. Antes de la pandemia quería plantearme cosas nuevas. Fue un parón, porque de repente dejó de ser importante pintar, dejó de ser lo primero para mí, pero lo tomé como algo natural, sabía que iba a ser algo pasajero. La vida en pandemia era más importante».

Retomó la pintura muy poco después del confinamie­nto e inició las cinco series que componen esta muestra, ‘Huellas’, basada en la fotografía de Nan Goldin. «El principio de todas las demás que componen la exposición. Luego está ‘Espacio Habitado’ y ‘el Espejo del alma’. todas ellas tienen que ver más con lo humano y con una forma de retratar diferente con la figura ausente».

Sábanas desordenad­as, manos que se unen, pies que se asoman y sillones vacíos conforman esta primera parte de la muestra a la que se une una segunda muy sugerente titulada ‘A veces me pierdo’, «con mujeres que recuerdan las Inmaculada­s de Murillo, «aunque algún cuadro tiene un fondo de un lienzo de René Magritte», y finalmente, las impresiona­ntes bañistas. Estas últimas ocupan la totalidad de una gran sala donde destaca un gran cuadro de una bañista rodeada de cielos. «Pensé que podría darle un fondo porque como el resto lo tienen en colores planos pero neutros, a ésta quería rodearla de color, lo sencillo, mirar al cielo, las nubes».

Confiesa haber vivido diferente esta serie de ‘Las bañistas’. «Se salía un poco de mi zona de confort, salen de lo blanco y empiezan a aparecer con mucho color, sobre todo en el mosaico..., y al final me he sentido cómoda haciéndola».

Se sitúa entre el realismo y la figuración, pero generacion­almente está fuera de calificati­vos. «No me siento muy ubicada en ninguna parte y siento que es una suerte no estar encorsetad­a», reconoce al tiempo que cree que hay que disfrutar de lo que se ve, contemplar la vida de otra manera, «porque si no, yo en mi caso no podría crear».

Asegura también que nunca se ha dedicado a nada más que a pintar. «cuando sales de la Universida­d (estudió Bellas Artes en Sevilla), piensas que a lo mejor puedes dedicarte a dar clases, pero aunque me parece bonito, no era lo que quería hacer, sólo quería pintar. Fue una decisión complicada. Hace tiempo me preguntaba si acerté..., pero ya no, ya no me hago esa pregunta».

Sigue en general el panorama pictórico actual y ve mucho movimiento. «Tengo buenas sensacione­s, y aunque Sevilla no es un gran mercado, se han abierto nuevos espacios y siempre surgen pintores que tienen su oportunida­d. Eso me parece positivo. Lo demás, lo que viene impuesto por el mercado, eso no es de mi interés».Pintora de estudio, le gusta encerrarse y reflexiona­r la obra. «No saco el caballete a la calle», confiesa, y cree que todas las series que ha presentado en esta muestra, «tienen continuida­d. Ninguna tiene un paréntesis, creo que aquí hay un punto y seguido y estas me llevarán a otras. De hecho, ya tengo alguna idea en la cabeza que pondré en marcha dentro de poco», anuncia la pintora ayamontina.

«Cuando sales de la Universida­d piensas en dar clases, pero yo no, yo lo único que quería era pintar y es lo que hago»

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 ?? ?? Virginia Saldaña, ante uno de sus cuadros de la exposición de la Casa de la Provincia // TOMÁS MURUAGA
Virginia Saldaña, ante uno de sus cuadros de la exposición de la Casa de la Provincia // TOMÁS MURUAGA

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