14 denuncias; cero condenas
▸ La falta de criterios uniformes cuestiona a la Fiscalía de Delitos de Odio y airea el fracaso español ante el racismo
Algunos exárbitros dicen que la situación era mucho peor a comienzos de siglo, cuando los jugadores negros de equipos rivales escuchaban sonidos de simios («hu, hu, hu») casi todos los domingos. Sin embargo, las últimas horas han demostrado el fracaso en la lucha del fútbol español contra el racismo. Nunca se ha suspendido un partido por cánticos racistas en nuestro país; tampoco hay una sola condena judicial. Hasta ayer, la policía no había detenido a nadie. Comparada con otros países europeos, y a pesar del discurso permanente de las autoridades sobre los «valores» y la «igualdad», España va muy retrasada en la lucha contra la discriminación por el color de la piel.
¿Por qué la misma Fiscalía Especial contra los Delitos de Odio y Discriminación que archivó la denuncia por insultos (constantes) a Vinicius Júnior en el Camp Nou el 24 de octubre de 2021, así como otra serie de incidentes racistas muy similares denunciados igualmente –sin éxito alguno– por la Liga en los dos últimos años, acudió tan rauda a interponer una denuncia por los hechos de Mestalla?
Otro ejemplo: ¿por qué los gritos racistas contra Iñaki Williams durante un Espanyol-Athletic, enero 2020, sí merecen un proceso penal, y los que ha recibido Vinicius en demasiados estadios no? Todos los casos son tramitados por la misma Fiscalía de Delitos de Odio. El caso del Camp Nou es explicable por la falta de identificación del sujeto que llamó «macaco» al jugador brasileño. «Hay imágenes claras, está visualizado, pero el individuo no tiene ficha policial y nadie ha aparecido públicamente a confirmar su identidad», explicaron entonces fuentes oficiales a ABC.
«Pero la preocupante realidad», según afirman fuentes jurídicas especializadas a este periódico, «es que a pesar del discurso dominante no existen directrices claras en la lucha contra el racismo en el fútbol español; el fiscal de Barcelona aprecia carácter penal en una conducta, o el de Valencia ahora, pero las fiscalías de Mallorca o Madrid archivan denuncias en casos idénticos porque opinan lo contrario. No hay un tratamiento uniforme a conductas similares».
Hay, en efecto, una serie de denuncias que siguen en fase de investigación y otras que han sido archivadas por la Fiscalía del Odio. En una de ellas reaparece Vinicius, por hechos ocurridos en un Mallorca-Real Madrid, y en la otra figura Nico Williams, hermano de Iñaki, por insultos recibidos en un Betis-Athletic. Ambos episodios tuvieron lugar el mismo fin de semana, 13 y 14 de marzo de 2022. El 18 de septiembre de 2022, dentro y fuera del estadio Metropolitano, antes y durante el Atlético-Real Madrid, a Vinicius le llamaron de todo menos ‘crack: «Eres un mono», tonto», «muérete ya».
¿Depende la tipificación de la sensibilidad del fiscal? El tratamiento de los casos es absolutamente dispar. En el caso de Mallorca, la Fiscalía archivó la denuncia porque «la expresión y sonidos proferidos contra Vinicius, sin duda propios de actitudes soeces y deleznables, a la par que vejatorias y absolutamente rechazables, no parecen revestir inicialmente [...] dimensión penal pública». En el caso de Nico Williams, el fiscal estudió las redes sociales del denunciado y concluyó que «no es una persona que pretenda incitar al racismo, o que los gestos realizados pretendieran alcanzar tal fin [...] No sobrepasan la línea de la infracción penal». En cuanto a Vinicius en el Metropolitano, el caso fue archivado porque «no existe un acto concreto que imputar a una persona determinada y una vez contextualizados los insultos de naturaleza racista, tampoco integrarían un delito contra la dignidad».
¿Por qué archivó la denuncia por insultos a Vinicius en el Camp Nou y se corrió para denunciar los hechos de Mestalla?
¿Por qué los gritos racistas contra Iñaki Williams ante el Espanyol sí merecieron un proceso penal y los que había recibido Vinicius, no?
«Nosotros denunciamos semanalmente todos los posibles actos de violencia y no tenemos más competencias», señala LaLiga: «No tenemos capacidad sancionadora, ya no sabemos cómo repetirlo; esas competencias les corresponden al Gobierno o al Comité de Competición». La patronal cambió de estrategia a comienzos de año: después del incidente de Vinicius en Valladolid, decidió presentar su denuncia directamente ante el Juzgado de Instrucción, saltándose a la Fiscalía de Delitos de Odio, para poder iniciar así el proceso penal directamente. Tras ese cambio, la Fiscalía ha investigado a otras cuatro personas que han sido citados o van a serlo ante el juez.
Parece evidente que las medidas adoptadas por los clubes en calidad de organizadores de los partidos, la Federación y la Fiscalía no son suficientes. (de las diez denuncias por racismo contra Vinicius presentadas por la Liga, sólo dos han acabado en sanciones de los clubes a aficionados: multas y prohibición de asistencia al fútbol). Los organismos competentes para tomar decisiones de mayor calado son la Federación y el Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Antiviolencia. LaLiga, sintiéndose «impotente», solicitó oficialmente ayer «competencias sancionadoras para poder luchar más eficazmente contra el racismo».
Ninguna suspensión
La FIFA (como la UEFA) tiene un mismo protocolo antirracismo (de 2017) para todas las federaciones, pero hay países –como Inglaterra o Francia– en los que el sistema es mucho más contundente. El protocolo solo puede aplicarlo el árbitro –que depende de la Federación– según su criterio. Ante cualquier insulto racista, puede o debe interrumpir el partido y pedir por megafonía que cesen los insultos. Si continúan, vuelve a detener el encuentro; los futbolistas se marchan a los vestuarios y se emite una última advertencia por los altavoces. Si vuelven a repetirse, el colegiado suspende definitivamente el encuentro. En el Valencia-Real Madrid no se aplicó enteramente. El árbitro, De Burgos Bengoechea suspendió el partido durante nueve minutos en el momento que a Vinicius le llamaron «mono de mierda» desde la grada. Se pidió por megafonía que parasen los insultos. Pero no pararon, ni siquiera tras la expulsión del brasileño. Este martes por la mañana, después de que la Fiscalía valenciana incoase de oficio diligencias por un posible delito de odio, la Policía detuvo por sorpresa a cuatro integrantes del Frente Atlético que ‘ahorcaron’ a un muñeco disfrazado de Vinicius en un puente de Madrid el pasado mes de enero. La Federación, además, ha despedido fulminantemente a seis árbitros del VAR. Asustadas, las autoridades son tildadas de oportunismo por casi todo el mundo a micrófono cerrado mientras el fútbol español rumia su ridículo mundial.