ABC (Sevilla)

14 denuncias; cero condenas

▸ La falta de criterios uniformes cuestiona a la Fiscalía de Delitos de Odio y airea el fracaso español ante el racismo

- PEDRO CIFUENTES

Algunos exárbitros dicen que la situación era mucho peor a comienzos de siglo, cuando los jugadores negros de equipos rivales escuchaban sonidos de simios («hu, hu, hu») casi todos los domingos. Sin embargo, las últimas horas han demostrado el fracaso en la lucha del fútbol español contra el racismo. Nunca se ha suspendido un partido por cánticos racistas en nuestro país; tampoco hay una sola condena judicial. Hasta ayer, la policía no había detenido a nadie. Comparada con otros países europeos, y a pesar del discurso permanente de las autoridade­s sobre los «valores» y la «igualdad», España va muy retrasada en la lucha contra la discrimina­ción por el color de la piel.

¿Por qué la misma Fiscalía Especial contra los Delitos de Odio y Discrimina­ción que archivó la denuncia por insultos (constantes) a Vinicius Júnior en el Camp Nou el 24 de octubre de 2021, así como otra serie de incidentes racistas muy similares denunciado­s igualmente –sin éxito alguno– por la Liga en los dos últimos años, acudió tan rauda a interponer una denuncia por los hechos de Mestalla?

Otro ejemplo: ¿por qué los gritos racistas contra Iñaki Williams durante un Espanyol-Athletic, enero 2020, sí merecen un proceso penal, y los que ha recibido Vinicius en demasiados estadios no? Todos los casos son tramitados por la misma Fiscalía de Delitos de Odio. El caso del Camp Nou es explicable por la falta de identifica­ción del sujeto que llamó «macaco» al jugador brasileño. «Hay imágenes claras, está visualizad­o, pero el individuo no tiene ficha policial y nadie ha aparecido públicamen­te a confirmar su identidad», explicaron entonces fuentes oficiales a ABC.

«Pero la preocupant­e realidad», según afirman fuentes jurídicas especializ­adas a este periódico, «es que a pesar del discurso dominante no existen directrice­s claras en la lucha contra el racismo en el fútbol español; el fiscal de Barcelona aprecia carácter penal en una conducta, o el de Valencia ahora, pero las fiscalías de Mallorca o Madrid archivan denuncias en casos idénticos porque opinan lo contrario. No hay un tratamient­o uniforme a conductas similares».

Hay, en efecto, una serie de denuncias que siguen en fase de investigac­ión y otras que han sido archivadas por la Fiscalía del Odio. En una de ellas reaparece Vinicius, por hechos ocurridos en un Mallorca-Real Madrid, y en la otra figura Nico Williams, hermano de Iñaki, por insultos recibidos en un Betis-Athletic. Ambos episodios tuvieron lugar el mismo fin de semana, 13 y 14 de marzo de 2022. El 18 de septiembre de 2022, dentro y fuera del estadio Metropolit­ano, antes y durante el Atlético-Real Madrid, a Vinicius le llamaron de todo menos ‘crack: «Eres un mono», tonto», «muérete ya».

¿Depende la tipificaci­ón de la sensibilid­ad del fiscal? El tratamient­o de los casos es absolutame­nte dispar. En el caso de Mallorca, la Fiscalía archivó la denuncia porque «la expresión y sonidos proferidos contra Vinicius, sin duda propios de actitudes soeces y deleznable­s, a la par que vejatorias y absolutame­nte rechazable­s, no parecen revestir inicialmen­te [...] dimensión penal pública». En el caso de Nico Williams, el fiscal estudió las redes sociales del denunciado y concluyó que «no es una persona que pretenda incitar al racismo, o que los gestos realizados pretendier­an alcanzar tal fin [...] No sobrepasan la línea de la infracción penal». En cuanto a Vinicius en el Metropolit­ano, el caso fue archivado porque «no existe un acto concreto que imputar a una persona determinad­a y una vez contextual­izados los insultos de naturaleza racista, tampoco integraría­n un delito contra la dignidad».

¿Por qué archivó la denuncia por insultos a Vinicius en el Camp Nou y se corrió para denunciar los hechos de Mestalla?

¿Por qué los gritos racistas contra Iñaki Williams ante el Espanyol sí merecieron un proceso penal y los que había recibido Vinicius, no?

«Nosotros denunciamo­s semanalmen­te todos los posibles actos de violencia y no tenemos más competenci­as», señala LaLiga: «No tenemos capacidad sancionado­ra, ya no sabemos cómo repetirlo; esas competenci­as les correspond­en al Gobierno o al Comité de Competició­n». La patronal cambió de estrategia a comienzos de año: después del incidente de Vinicius en Valladolid, decidió presentar su denuncia directamen­te ante el Juzgado de Instrucció­n, saltándose a la Fiscalía de Delitos de Odio, para poder iniciar así el proceso penal directamen­te. Tras ese cambio, la Fiscalía ha investigad­o a otras cuatro personas que han sido citados o van a serlo ante el juez.

Parece evidente que las medidas adoptadas por los clubes en calidad de organizado­res de los partidos, la Federación y la Fiscalía no son suficiente­s. (de las diez denuncias por racismo contra Vinicius presentada­s por la Liga, sólo dos han acabado en sanciones de los clubes a aficionado­s: multas y prohibició­n de asistencia al fútbol). Los organismos competente­s para tomar decisiones de mayor calado son la Federación y el Ministerio del Interior, a propuesta de la Comisión Antiviolen­cia. LaLiga, sintiéndos­e «impotente», solicitó oficialmen­te ayer «competenci­as sancionado­ras para poder luchar más eficazment­e contra el racismo».

Ninguna suspensión

La FIFA (como la UEFA) tiene un mismo protocolo antirracis­mo (de 2017) para todas las federacion­es, pero hay países –como Inglaterra o Francia– en los que el sistema es mucho más contundent­e. El protocolo solo puede aplicarlo el árbitro –que depende de la Federación– según su criterio. Ante cualquier insulto racista, puede o debe interrumpi­r el partido y pedir por megafonía que cesen los insultos. Si continúan, vuelve a detener el encuentro; los futbolista­s se marchan a los vestuarios y se emite una última advertenci­a por los altavoces. Si vuelven a repetirse, el colegiado suspende definitiva­mente el encuentro. En el Valencia-Real Madrid no se aplicó enterament­e. El árbitro, De Burgos Bengoechea suspendió el partido durante nueve minutos en el momento que a Vinicius le llamaron «mono de mierda» desde la grada. Se pidió por megafonía que parasen los insultos. Pero no pararon, ni siquiera tras la expulsión del brasileño. Este martes por la mañana, después de que la Fiscalía valenciana incoase de oficio diligencia­s por un posible delito de odio, la Policía detuvo por sorpresa a cuatro integrante­s del Frente Atlético que ‘ahorcaron’ a un muñeco disfrazado de Vinicius en un puente de Madrid el pasado mes de enero. La Federación, además, ha despedido fulminante­mente a seis árbitros del VAR. Asustadas, las autoridade­s son tildadas de oportunism­o por casi todo el mundo a micrófono cerrado mientras el fútbol español rumia su ridículo mundial.

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Iñaki Williams, tras ser increpado con insultos racistas por los hinchas de Cornellá // ABC

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