ABC (Sevilla)

Sevilla está muy sucia

- ANTONIO BURGOS

JM NIETO

EL RECUADRO

Sevilla tiene los barrios más pobres de España, pero también los más sucios

MAÑANA noche se cierra la campaña electoral y se acaban las promesas, y veremos si es verdad lo que adelantaro­n las encuestas y si la realidad imita al arte. Algo que nunca han sabido responder a ciencia cierta: ¿imitan los resultados de las elecciones a las encuestas o es en realidad al revés, que los técnicos en demoscopia adivinan de verdad científica­mente lo que los ciudadanos van a votar? Yo no sé a tres días de las elecciones si se producirá ese empate técnico entre Sanz y Muñoz que se ha venido anunciando durante toda la campaña. Pero sí sé para qué ha servido la campaña de un modo cierto. Para que desde todo el espectro político, incluyendo al propio alcalde en funciones y aspirante a la repetición, a Antonio Muñoz, se reconozca que Sevilla está muy sucia y que los barrios, más todavía. Las encuestas han confirmado eso que te comentan los sevillanos sobre su barrio: «Por el centro sí pasan mucho las máquinas barredoras y de baldeo, pero por aquí los de Lipasam no vienen». Servidor está acostumbra­do a que los vecinos lo paren por la calle y le digan siempre lo mismo: «Hombre, usted que escribe en el periódico, a ver si dice lo sucio que el Ayuntamien­to tiene a nuestro barrio y que los camiones de la limpieza muchas noches dejan más basura de la que se llevan, aparte de despertarn­os a todos».

La cera de las cofradías ha sido durante la campaña la piedra de toque de la común constataci­ón de que Sevilla está sucia. Te mandan fotos de calles donde todavía hay en el suelo cera del paso de las cofradías. Que no queda, por descontado, en la carrera oficial, pero sí en los barrios. Yo recuerdo que sin tanta tecnología de máquinas especiales, antaño, cuando terminaba la Semana Santa, echaban arena sobre la cera del suelo. Y entre el calor, el paso de los coches y las pisadas de los transeúnte­s, sola se iba quitando la cera. Y no como ahora, que probableme­nte la cera de la procesión del Corpus caerá sobre los restos de cera de las cofradías.

Sevilla tiene los barrios más pobres de España, cierto, pero también los más sucios. A esta conclusión definitiva y sin vuelta de hoja se ha llegado durante la campaña. Y le han hecho la campaña de recuerdo gratis a Soledad Becerril. Todo el mundo ha recordado lo limpia que estaba Sevilla cuando era alcaldesa Soledad Becerril. Pero no se ha recordado que era otra Sevilla, con otra urbanidad en sus habitantes, que no era un parque temático turístico donde el visitante no ve a Sevilla como algo propio que hay que cuidar, sino algo que como paga para verlo, toma los alcorques como papeleras. Aunque también hay quien dice que, claro, una señora como Becerril cuida más de estos detalles que un hombre; pero eso no se puede ni pensar, porque te acusan al instante de machismo y antifemini­smo.

En la campaña se han hecho muchas promesas, como la del tranvibús, ni carne ni pescado, ridículo, o que van a replantar con árboles de sombra los 5.000 alcorques vacíos que hay en la Sevilla que empezó con el «arborizoid­o» y siguió cortándolo­s. Me conformo con que, salga quien salga de alcalde, cumpla por lo menos la promesa de las escobas y que Sevilla deje de ser, aparte de la más hermosa, una de las ciudades más sucias de España.

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