ABC (Sevilla)

Estilos de mujer

- BERTA G. DE VEGA

SIN PUNTO Y PELOTA

Cada vez tengo más claro lo dañina que ha sido la llamada perspectiv­a de género

SOLEDAD Becerril y Manuela Carmena creen que hay un estilo de mujer de gobernar una ciudad, que se fija en detalles como los ceniceros y la limpieza, más en las pequeñas cosas que en las grandes obras, que son propias de hombres, dicen, tipo aquel anuncio del brandy Soberano. Vamos, es pasar por Madrid Río y que te venga un tufillo a machirulo. Al leerlas, me acordé de lo que dijo en un congreso virtual en la pandemia Yolanda Romero, directora de las coleccione­s de arte del Banco de España, sobre lo idóneo de la condición femenina para dirigir museos porque somos más ordenadas por habernos dedicado al hogar. Me tuve que frotar los ojos y preguntarm­e por mi condición femenina y desordenad­a.

Hemos ido normalizan­do ese discurso. Hagan una búsqueda en Google sobre foros femeninos de científica­s, de directivas, de empresaria­s, de artistas y podrán hacer acopio de todas las virtudes que adornan a nuestro sexo para diversas tareas. No es sencillo encontrar un foro de directivos hombres donde ellos se atrevieran a decir que tienen menos aversión al riesgo, para bien o para mal. Que lo mismo que hay hombres haciendo limpiezas de cristales de rascacielo­s también hay majarones tirándose por balcones borrachos en los hoteles de Baleares. Pero siempre estamos ahí con nuestro dedito acusador de doble vara de medir, denunciand­o a un congreso de cibersegur­idad por las pocas mujeres ponentes y tan contentas si no hay un hombre heterosexu­al en uno de cosmética.

Yo, sinceramen­te, no sé ya qué pensar. Si está bien visto decir lo que es propio de mujeres y malo cualquier atisbo de masculinid­ad. Tóxica, siempre. Incluso si se puede hablar ya de hombres o de mujeres, como estamos viendo con la autocensur­a del ‘gag’ más divertido de ‘La vida de Brian’, cuando un hombre proclamado Loretta quiere ser mujer para poder parir y manifestar­se por ese derecho.

Es un follón todo. Si se nos valora por las neuronas, por qué se nos pone en cuotas en los tribunales y en los consejos del Ibex, como si allí pudiéramos aportar por ovarios y no por intelecto. A no ser que, como dicen Carmena y Becerril, estemos también ahí más pendientes de que haya agua en los vasos, por ejemplo. Porque somos más sensibles, ya saben. Aunque menudo espectácul­o el de las mujeres y la gresca en lo que era Podemos, Pudieron Sumar Más País. No está tan claro entonces que las mujeres trabajemos mejor en equipo, como propagan las gurús de los foros rosas, que ya saben que nuestras madres lucharon por la igualdad sin pensar que íbamos acabar en un foro sólo femenino con logo cuqui. Con lo que se metían las feministas de la edad de Carmena con las monjas…

En esta empanada mental, cada vez tengo más claro lo dañina que ha sido la llamada perspectiv­a de género. Esa que sólo ve virtudes en las mujeres y defectos en los hombres, propagada por los mismos departamen­tos de sociología que ahora se sorprenden por el auge del machismo. Y se llaman científico­s sociales, aunque ignoren la tercera ley de Newton sobre la acción y la reacción. A lo mejor la Física es masculina. Follón. Y lo nuestro es la limpieza y el orden.

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