ABC (Sevilla)

La calle Mirlo, kilómetro cero del crimen

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El último tiroteo en Los Pajaritos acrecienta la fama de un sector del barrio marcado por las drogas, la delincuenc­ia, la violencia y un buen puñado de asesinatos

tras recibir dos disparos. Sucedió en uno de los pisos del número 3 de la calle Mirlo, en el bloque colindante donde se refugió este pasado martes el presunto autor de los disparos que hirieron a los dos hermanos. Una vivienda que fue registrada horas después por la Policía y que estaba siendo usada como punto de venta de droga.

En el número 24

En 2010, una pelea entre dos hombres en otra de las viviendas sociales, en el marco de una discusión familiar, acabó con uno de ellos muerto a puñaladas. El agresor era el hijastro de la víctima.

Y cuatro años después, en el mismo piso donde se había perpetrado el crimen machista que había acabado con la vida de una joven de sólo 20 años en 2005, se producía otro asesinato. Un delincuent­e fallecía de una puñalada, marcando de por vida al número 24 de la calle Mirlo. No había relación entre las víctimas de dos crímenes cometidos con una diferencia de casi diez años, tan sólo que el es

En 2005, una mujer era asesinada por su pareja de un disparo en la cabeza cuando sostenía en sus brazos a su hijo de un año

cenario había sido el mismo. Una coincidenc­ia que se explica por el uso que tienen muchas viviendas sociales de Nazaret, cuya ocupación escapa por completo del control de las administra­ciones. Una situación que se vive en otros puntos del parque público de vivienda de la capital como el Polígono Sur, donde hay mafias que se dedican al mercadeo de unos inmuebles cuya propietari­a es la Junta de Andalucía.

La tragedia merodea

En 2021, la tragedia anduvo merodeando de nuevo esta vía cuando un individuo disparó a su yerno cuando atendía en el interior de una de las ventanitas que operan como comercios clandestin­os en el barrio. El origen de la agresión estaba en la mala relación que mantenían los dos hombres. La Audiencia condenó al agresor el año pasado a una pena de nueve años y medio de cárcel por tentativa de asesinato.

La calle Mirlo volvió a ser noticia cuando en sus aceras se quebró la paz que parecía reinar con la llegada del Gran Poder en la misión que trasladó la imagen a la parroquia del barrio en una acción en la que se quiso depositar las esperanzas de mejora en la zona. Otro tiroteo en la misma esquina donde cayó uno de los hermanos heridos este martes de madrugada fue el escenario de una refriega similar. Pero en aquella ocasión no hubo detenidos y si hubo heridos, nunca hablaron con la Policía. Esa falta de colaboraci­ón complica muchas de las investigac­iones que acaban muriendo a las pocas horas, cuando los agentes sólo tienen los vestigios de enfrentami­entos armados, como los casquillos de bala o impactos, pero no pueden recoger testimonio­s ni ninguna pista que le conduzca a los responsabl­es.

En este último tiroteo, la Policía investiga que esté relacionad­o con un asunto de drogas. Uno de los heridos ya había sido herido con un arma blanca hace unas semanas en otra pelea.

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Detalle del cordón policial en el lugar de los hechos en los Pajaritos

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