Candidatos desconocidos
TAL VEZ FELICES
No se pueden hacer memes con ellos porque no se entenderían
LA mayoría de los sevillanos no conoce a los candidatos que se presentan a las elecciones municipales el próximo 28 de mayo. Al actual alcalde, Antonio Muñoz, según una encuesta realizada por Dataestudios, solo el 58,4% del electorado lo ubica. A José Luis Sanz, el 47,8%. El resto, por su parte, están por debajo del 30%. ¿Les suena Susana Hornillo? ¿Y Miguel Ángel Aumesquet, Cristina Peláez o Sandra Heredia? ¿Pertenecen a ese 14,4% que sí sabe quién es esta última?
Se ha producido una desconexión de abajo hacia arriba, quizá a causa de una escisión previa de arriba hacia abajo que trata de remontarse pateando calles en campaña. Sevilla, aun así, ha dejado de ver y de escuchar incluso en esta recta final que hasta el momento podríamos calificar de tibia. No se pueden hacer memes con tales candidatos, porque la mayoría no los entendería. Me reservo quién considero que es el más cualificado para representar a la ciudadanía y gestionar la capital andaluza los próximos años. Para votar, como muestran los datos, esta sociedad no está mostrando evidencias de estar preparada; o al menos, en líneas generales, parece tener poca capacidad de reflexión. Acudimos a unas urnas a tientas. De oídas. A muchos les suenan unos pocos rostros porque los han visto impresos bajo las farolas, pero el único que gobierna la ciudad es el desinterés.
Tierno Galván decía que la política de su época había «dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas». Cada vez cala más hondo una política de sensaciones. De decisión instantánea, tomada con arrebato y sangre, en un contexto de caudalosa dispersión. En Sevilla se habla de escándalos relacionados con ETA y Melilla, pero no veo sus problemas estructurales en el candelero. Habrá que atender, en este sentido, a la participación. Hay quien no sabe a quién votar, apenas conoce a su posible candidato y ni de lejos alcanza las personalidades que podrían estar implicadas en futuras negociaciones si ningún partido, como parece, logra la mayoría absoluta.