ABC (Sevilla)

¿Bildu? ¿Y a mí qué más me da?

- MARIONA GUMPERT

RENGLONES TORCIDOS

Los resultados del domingo dibujarán la encuesta definitiva con la que guiar nuestra elección en diciembre

UNA de las personas que más quiero es votante tradiciona­l de izquierda. No del PSOE, no: de izquierda pura. Ha transitado por IU, Podemos y por Más Madrid. Comentamos el otro día la campaña electoral, resulta interesant­e y divertido a partes iguales escucharle. Me confesó entre risas cómo una cuña radiofónic­a captó el interés de su corazoncit­o de izquierdas, lo chocante que le resultó descubrir que era un anuncio de Vox. Su conclusión, que los extremos se tocan. La mía, que España es un país esencialme­nte socialdemó­crata. Ningún partido va a tocar la sanidad y educación públicas: votamos en función de cuánto intervenci­onismo estatal queremos, pero fundamenta­lmente elegimos qué partidos representa­n mejor una serie de ideas que van más allá de lo económico.

A Fernando le hastía, como a muchos en la izquierda, que se hable de Bildu y ETA en una campaña municipal y autonómica. ¿Qué importa lo que diga Bildu, si no se presenta en mi ciudad? Tiene cierta lógica considerad­o en abstracto: ¿en qué le afecta a Villajoyos­a lo que ocurra en el Burgo de Osma? Estamos inmersos –de facto y mentalment­e– en una considerac­ión federalist­a de España, en un «¿qué hay de lo mío?» que ignora que lo tuyo afecta al otro y viceversa. No hace falta teorizar sobre cómo podría influir esta actitud en la nación española, basta recordar cómo ERC y Bildu han tenido al ejecutivo bailando al son que ellos marcaban durante toda la legislatur­a. No hace falta siquiera aludir a lo más sangrante (nunca mejor dicho en el caso de Bildu) o a lo más obvio (los indultos a los golpistas). Si de algo no deben avergonzar­se ambas formacione­s es de falta de honestidad, no ocultan su principal objetivo: conseguir la total independen­cia política de sus territorio­s y, en el camino, transforma­r España en lo que ellos deseen, gracias a la dichosa ley electoral que deposita en sus oprimidas manos el futuro de todos. Así que sí, amigo, sí te afecta lo que consigan los partidos independen­tistas en estas elecciones, por más municipale­s y autonómica­s que sean. Cualquiera que haya formado una familia, un pequeño negocio o un grupo de música sabe el esfuerzo, la dificultad y la entrega que implica construir algo, y lo fácil que resulta volarlo por los aires. No hablo ahora desde el patriotism­o, las naciones e imperios nacen y mueren, nada permanece. Ahora bien, las personas que las transitan sí gozan de su prosperida­d y padecen la decadencia de sus contextos sociales y políticos.

El fin del bipartidis­mo tiene a la mayoría de los españoles decepciona­dos, desnortado­s: ¿cuál de estos políticos me da menos asco?, ¿quién tiene mayor capacidad real de concentrar voto? Los resultados de este domingo dibujarán la encuesta definitiva con la que guiar nuestra elección en diciembre. En ese plebiscito resultará decisivo –de nuevo– el poder que obtengan partidos que persiguen desestabil­izar y desintegra­r España. Hablar de Bildu sí viene al caso. Aunque seas de Cáceres.

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