¿Bildu? ¿Y a mí qué más me da?
RENGLONES TORCIDOS
Los resultados del domingo dibujarán la encuesta definitiva con la que guiar nuestra elección en diciembre
UNA de las personas que más quiero es votante tradicional de izquierda. No del PSOE, no: de izquierda pura. Ha transitado por IU, Podemos y por Más Madrid. Comentamos el otro día la campaña electoral, resulta interesante y divertido a partes iguales escucharle. Me confesó entre risas cómo una cuña radiofónica captó el interés de su corazoncito de izquierdas, lo chocante que le resultó descubrir que era un anuncio de Vox. Su conclusión, que los extremos se tocan. La mía, que España es un país esencialmente socialdemócrata. Ningún partido va a tocar la sanidad y educación públicas: votamos en función de cuánto intervencionismo estatal queremos, pero fundamentalmente elegimos qué partidos representan mejor una serie de ideas que van más allá de lo económico.
A Fernando le hastía, como a muchos en la izquierda, que se hable de Bildu y ETA en una campaña municipal y autonómica. ¿Qué importa lo que diga Bildu, si no se presenta en mi ciudad? Tiene cierta lógica considerado en abstracto: ¿en qué le afecta a Villajoyosa lo que ocurra en el Burgo de Osma? Estamos inmersos –de facto y mentalmente– en una consideración federalista de España, en un «¿qué hay de lo mío?» que ignora que lo tuyo afecta al otro y viceversa. No hace falta teorizar sobre cómo podría influir esta actitud en la nación española, basta recordar cómo ERC y Bildu han tenido al ejecutivo bailando al son que ellos marcaban durante toda la legislatura. No hace falta siquiera aludir a lo más sangrante (nunca mejor dicho en el caso de Bildu) o a lo más obvio (los indultos a los golpistas). Si de algo no deben avergonzarse ambas formaciones es de falta de honestidad, no ocultan su principal objetivo: conseguir la total independencia política de sus territorios y, en el camino, transformar España en lo que ellos deseen, gracias a la dichosa ley electoral que deposita en sus oprimidas manos el futuro de todos. Así que sí, amigo, sí te afecta lo que consigan los partidos independentistas en estas elecciones, por más municipales y autonómicas que sean. Cualquiera que haya formado una familia, un pequeño negocio o un grupo de música sabe el esfuerzo, la dificultad y la entrega que implica construir algo, y lo fácil que resulta volarlo por los aires. No hablo ahora desde el patriotismo, las naciones e imperios nacen y mueren, nada permanece. Ahora bien, las personas que las transitan sí gozan de su prosperidad y padecen la decadencia de sus contextos sociales y políticos.
El fin del bipartidismo tiene a la mayoría de los españoles decepcionados, desnortados: ¿cuál de estos políticos me da menos asco?, ¿quién tiene mayor capacidad real de concentrar voto? Los resultados de este domingo dibujarán la encuesta definitiva con la que guiar nuestra elección en diciembre. En ese plebiscito resultará decisivo –de nuevo– el poder que obtengan partidos que persiguen desestabilizar y desintegrar España. Hablar de Bildu sí viene al caso. Aunque seas de Cáceres.