Rescatistas de montaña para sacar a romeros por el aire
En el Rocío del año pasado, un carro volcó en La Juliana y varias personas quedaron atrapadas. No hubo consecuencias graves porque los heridos fueron de carácter leve. Pero aquel suceso hizo pensar la necesidad de mejorar los rescates de romeros implicados en accidente. Y es que la ambulancia tardó demasiado en llegar hasta el punto de que los afectados en el siniestro fueron trasladados a los centros hospitalarios en vehículos particulares.
Aquel precedente ha sido decisivo para que este año el Plan Romero cuente por primera vez en su historia con rescatistas de montaña de la Guardia Civil, que son especialistas en sacar a personas desde el aire. El guardia Rufián (Francisco Javier Martínez) y su compañero Juan Cruz conforman la primera pareja del GREIM que se activa para la romería de El Rocío. Ambos guardias proceden del grupo de Granada.
Los dos agentes atienden a ABC en El Copero, donde tienen su base temporal junto al helicóptero del Servicio Aéreo del Instituto Armado que los desplazaría en caso de emergencia. Llegaron este pasado lunes y se estrenan en una romería que poco o nada tiene que ver con su realidad diaria de cotas altas, cortados peligrosos y paredes graníticas.
Del Mulhacén a la aldea
Pero a pesar de las diferencias y que no se enfrentarán a rescates en las alturas, no bajan la guardia: «Es cierto que nos enfrentamos a un terreno de perfil bajo, pero en cualquier momento se te puede complicar el rescate y tener serios problemas. Los pájaros en la zona del Coto, un cable de electricidad...esos son obstáculos que pueden comprometer al helicóptero y ponernos en un aprieto», señala Rufián.
Además, hay otra notable diferencia entre los rescates de montaña y los que se puedan suceder en la romería de El Rocío: «A 2.000 metros de altura solo escuchas el silencio. Estás solo y muy concentrado en el rescate. Aquí tendremos que intervenir rodeados de muchas personas y en mitad del barullo. La concentración es muy importante no perderla en ningún momento», dice el guardia Juan Cruz, quien bromea con las centenares de fotos que se podrían tomar con teléfonos móviles en caso de ser activados y tengan que descender colgados de cables en mitad del camino de Villamanrique, por poner un ejemplo. «Vamos a
La Guardia Civil activa por primera vez en la historia del Plan Romero al grupo de rescate de Granada para intervenciones en helicóptero
tener que hacerlo muy bien y sin fallos».
Su cometido y para lo que han sido traídos a la otra punta de Andalucía es la intervención desde el aire. Ayudados de cables, poleas y una camilla tienen capacidad de subir un peso de hasta 204 kilos. Cuando se sitúan en el punto donde está la víctima, descienden desde una altura de 50 metros. Suena sencillo, pero no lo es. «Cuando llegamos hasta el herido, lo primero que tratamos es de infundir tranquilidad y decirle que pronto estará a salvo. Después lo aseguramos y para arriba».
No llevan una temporada fácil. En lo que va de año, el GREIM de Granada lleva contabilizados ocho muertos. La falta de respeto a la montaña, con las consiguientes imprudencias y un incremento de las actividades al aire libre están siendo determinantes para que aumente la siniestralidad a la que se enfrentan estos montañeros de uniforme.
Por eso, bucear entre sus anécdotas es recordar episodios dramáticos, con no pocas dosis de épica. Una de esas intervenciones al límite ocurrió en la Hoya de la Mora, en Sierra Nevada, cuando el guardia Juan Cruz intervino en el rescate de siete adolescentes que se habían quedado atrapados en un escarpado y a pocos metros del filo de un precipicio mientras se tiraban en trineo. El suelo era una pista de hielo. El rescate salió bien, pero el agente estuvo muy cerca de caer al vacío junto a una de las víctimas.