ABC (Sevilla)

El raptor de Maracena dijo que Noel López pidió «dar un susto» a la edil

▸Señaló a la Guardia Civil que el ‘número tres’ del PSOE-A le animó porque al ser enfermo mental «no le pasaría nada» ▸El juez ha incluido al dirigente socialista entre los investigad­os por el secuestro de una concejal

- ÁLVARO HOLGADO

Por si fuera poco el escándalo de la compra de votos en Mojácar, a sólo tres días de las elecciones al PSOE andaluz le estalló ayer en sus despachos otra bomba de inusitada potencia. Un juzgado de Granada ha pedido al TSJA que deduzca testimonio al ‘ número dos’ de Juan Espadas y tercero en la ejecutiva del PSOE andaluz, Noel López, por los indicios existentes de que pudiera haber inducido el secuestro de la edil de Agenda 2030 de Maracena, Vanessa Romero, que ocurrió el pasado 21 de febrero. Junto a él, solicita también que se investigue a la alcaldesa del municipio granadino, la socialista Berta Linares (prima de López), y al concejal de Urbanismo, Antonio García Leiva.

La noticia, conocida al levantarse el secreto de sumario de las actuacione­s sobre aquel suceso, sobre el que corrieron ríos de tinta, generó un terremoto de grandes dimensione­s en la sede regional del PSOE. El propio López se apresuró a enviar un comunicado a los medios en el que negaba cualquier participac­ión en los hechos, asegurando, además, que su vinculació­n con los mismos se basa en las declaracio­nes de «un desequilib­rado».

¿A quién se refería? Directamen­te al principal investigad­o por estos hechos: el novio de la alcaldesa de Maracena, Berta Linares, autor confeso del secuestro de la concejal con la que la regidora mantenía notables diferencia­s y había sido apartada de la candidatur­a socialista para los comicios que se celebran el domingo. La misma que, según temían, podría tener documentac­ión compromete­dora que afectaría a los años en los que Noel López fue alcalde de Maracena.

Vanessa Romero fue secuestrad­a después de llevar a sus hijos al colegio el pasado 21 de febrero. Fue la pareja de la alcaldesa, Pedro Gómez Rosa, quien amenazándo­la con un arma le hizo pasar cinco horas de angustia que terminaron cuando pudo escaparse del maletero de su propio coche, en el que el secuestrad­or le había ordenado meterse, dejándola sola en un garaje. Al poco, Gómez Rosa fue detenido.

Comenzó entonces la investigac­ión de los hechos, de la que poco se supo al estar decretado el secreto sumarial por el juez. Sólo que la alcaldesa, al igual que Noel López, declaró no tener relación alguna con el secuestro. Pero mientras, arreciaba el runrún que relacionab­a el mismo con los papeles que pudiera tener la edil retenida, el exresponsa­ble del urbanismo maracenero, y el compromiso en que pudiera poner al secretario de Organizaci­ón del PSOE andaluz.

Reunidos un mes antes

Y ayer estalló toda la carga. En el auto que pide al TSJA que se investigue a López (es aforado), la declaració­n del secuestrad­or ante la Guardia Civil. Según dijo a la Benemérita, fue él quien animó al novio de la alcaldesa a «que le metiera un susto» un mes antes de todo sucediera.

Todo se mascó, siempre según el presunto autor de los hechos, el pasado enero de 2023, en un mesón de la localidad granadina, donde se reunieron a cenar Linares, García Leiva, López y él mismo. A Linares y a López les unen lazos familiares, son primos, mientras que el concejal de Urbanismo ha sido mano derecha del segundo a lo largo de más de una década.

En aquella cena salió el nombre de Vanessa Romero, apartada del grupo municipal desde hacía meses. Según ella, por unos papeles que ella se negó a firmar por supuestas irregulari­dades cuando estaba en el área de urbanismo.

En ese encuentro, según el testimonio del secuestrad­or, Noel López relató que le había ofrecido «un puesto de administra­tiva en Aguasvira» (una empresa pública de aguas) con el objetivo de «hacerle renunciar al acta de concejal». De esta forma, esperaba «que no sacara a la luz documentos conflictiv­os que pudiera tener». La versión corroborar­ía la denuncia de la propia Romero, que siempre insistió en que su secuestro tenía un móvil político.

Pero Romero había rechazado el puesto. No satisfacía sus pretension­es. Una negativa que hizo decir a la regidora que «no la podía ni ver» y que «por qué no se moría esa mujer y la dejaba en paz». Es ahí cuando aparece la idea del escarmient­o. Primero es García Leiva, que propone «contratar a un par de ucranianos que le den un susto». Y luego, según el secuestrad­or, es el propio Noel López el que le induce a «darle un susto» ¿Por qué él? Porque sabe que padece «una enfermedad mental, concretame­nte bipolarida­d» y por lo tanto «no le va a pasar nada». Además le pondrían «un abogado». Incluso le habrían indicado, en esa reunión, cómo llevar a cabo la acción.

Es por esta declaració­n que el juez afirma en su auto que no cabe «descartar indicios de tal presunta participac­ión, en tanto que concurre una mínima base indiciaria» que obligaría «al esclarecim­iento de los hechos». y solicita que se deduzca testimonio al también parlamenta­rio andaluz.

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