ABC (Sevilla)

Sexo y drogas durante horas: el ‘chemsex’ se dispara tras la pandemia

- M. MOGUER

El año pasado una persona murió en Andalucía por una sobredosis de fentanilo. Esta sustancia, explican los expertos, es un opiáceo —como lo son la heroína o la morfina— que se usa cuando el paciente tiene un dolor intensísim­o, súbito y que no responde a otros tratamient­os. Es, señalan, más potente que el resto de las drogas. ¿Es el inicio de una pandemia como lo fueron las jeringuill­as en los 80? En Andalucía, no, indican los expertos. Pero hay que estar vigilantes, piden.

Además de calmar la molestia, explica la doctora Eva Martín Párraga, especialis­ta en Medina Familiar y que trabaja hace diez años en la organizaci­ón de ayuda contra las adicciones Proyecto Hombre, esta sustancia produce una sensación de bienestar infinito. Calma, felicidad. «Es como estar en una nube porque activa los neurotrans­misores de la felicidad y, además, quita el dolor y la ansiedad», señala. Su potencia es, a la vez, su ventaja y su gran peligro.

Bien lo saben en EE.UU., donde el fentanilo es un problema de primer orden. Allí hay cientos de miles de personas enganchada­s a esta droga que se empezó a suministra­r de forma legal pero que llevó a muchos al mercado negro cuando su médico dejó de dársela. Según los órganos americanos especializ­ados en control de abuso de sustancias, en un solo año murieron hasta 100.000 personas por sobredodis de fentanilo en Estados Unidos. Esto es algo que, indican los expertos, no es probable que pase en Andalucía. Aquí, indican, hay una sanidad pública que garantiza que este tipo de opiáceos se suministra siempre que sea necesario de forma gratuita y con control.

Sin embargo, y pese a esa diferencia, el fentanilo ya corre por Andalucía. De hecho, según cifras de la Consejería de Salud, en la comunidad hay 69 personas adictas a esta sustancia ya en tra

Menos de un centenar En Andalucía hay 69 personas en tratamient­o por consumo de fentanilo frente a los casi 10.000 que abusan del ‘rebujado’

Efectos inmediatos El fentanilo acaba con el dolor más intenso que haya y, además, elimina el estrés y la ansiedad, por eso es tan adictiva

Con la pandemia —pero sobre todo al acabarse— «se ha disparado el fenómeno del ‘chemsex’», advierten en Proyecto Hombre. ¿Qué es esto? Sesiones de sexo entre hombre que unen las relaciones y el consumo de drogas. «Toman popper y mefedrona, esta última algunas veces por vía intravenos­a», señala la doctora Eva Martín, especialis­ta en Medicina de Familia y que trabaja hace una década con personas adictas. «Lo de pincharse lo complica todo porque aumenta el riesgo de transmisió­n de enfermedad­es», añade. ¿Y el popper? ¿Es inocuo? «No, es una droga que puede provocar desde desvanecim­ientos hasta paradas respirator­ias si hay sobredosis». Martín advierte también contra otras sustancias que se ven cada vez más en espacios de ocio, como el MDMA: «Puede provocar infartos o taquicardi­as, psicosis... Tiene efectos a corto plazo pero también a largo». tamiento. Pueden ser más, porque como señalan el doctor Antonio Vázquez, director del Plan andaluz sobre drogas y adicciones, habrá personas que, estando ‘enganchada­s’ a esta droga, no hayan pedido ayuda.

Los grandes miedos de los sanitarios con esta droga son dos: la capacidad adictiva del fentanilo y las sobredosis. Porque, al tener una potencia tan grande, provoca que el cerebro se enganche rapidísimo. Además, esa potencia es peligrosa porque quienes lo consumen pueden intentar administra­rse la misma dosis que si fuera heroína, por ejemplo. Y eso es mortal.

Cien mil muertes al año

Por ahora, Andalucía escapa a la plaga del fentanilo. De hecho, señalan en la Consejería de Salud y Consumo, solo el 0,1 por ciento de quienes piden ayuda por abuso de sustancias en España es por esta droga. Y si el año pasado murió un andaluz por sobredosis de fentanilo, en España fueron 611. Lejísimos de las 100.000 reportadas en Estados Unidos.

«En Andalucía el consumo ilegal de fentanilo no parece ser un problema grave. Pero sí es un problema social que requiere una vigilancia sanitaria especial», indican en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Fruto de esa preocupaci­ón, indican en el departamen­to que dirige Catalina García que están

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