Combate perdido en el mar: ferraris contra vespinos
Desde que en 2018 entró en vigor el Plan del Campo de Gibraltar han sido intervenidas casi 1.400 narcolanchas y han sido destruidas por orden judicial 819 y 902 de sus potentes motores
Mientras las narcolanchas sigan existiendo y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no dispongan de medios similares, la batalla contra el narco en el mar está perdida. Estas embarcaciones comenzaron utilizándose para el contrabando de tabaco procedente de Gibraltar. Su velocidad y su capacidad de carga las hacían perfectas para esta actividad delictiva. Sin embargo, estos contrabandistas se dieron cuenta que podían obtener mucho más dinero con el tráfico de hachís de Marruecos, el principal productor mundial de esta droga. Y dicho y hecho. Cambiaron las cajas de tabaco por fardos de hachís.
Convertidas en símbolo del tráfico de hachís del Estrecho de Gibraltar, los narcos se las tatúan, hacen tartas con su diseño e incluso se rapan el pelo con las siluetas de estas embarcaciones. Son así de fetichistas. Se han convertido en su mejor aliado.
Estas embarcaciones pueden alcanzar los 70 nudos, el equivalente a 140 kilómetros por hora gracias a sus potentes motores, los Yamaha de 300 CV. Lo normal es que lleven tres pero se han visto narcolanchas con cuatro de estos motores. Miden hasta 14 metros de eslora y 2,5 de manga y pueden transportar hasta 3.000 kilos de hachís. Esa velocidad y capacidad de carga las hacen perfectas y sumamente rentables. Pueden cruzar el Estrecho de Gibraltar en 15 minutos. Además, pesan 5.000 toneladas.
¿Quiénes son sus tripulantes? Pueden llevar hasta cuatro en una especie de caballete: el piloto, que es el que más gana, una media de 30.000 euros por viaje; luego va el ‘gepero’, quien se encarga de controlar el GPS; otro que se encarga de controlar la gasolina y un miembro de la organización que viaja con ellos para custodiar la mercancía y avalar que todo ha salido según lo planeado.
Estas embarcaciones, siempre en manos de pilotos muy experimentados, se zafan con facilidad de las Fuerzas de Seguridad en las persecuciones, también de los helicópteros. No dudan en embestir a las patrulleras policiales y han sido varios los agentes heridos en dichas persecuciones, entre ellos muchos del Servicio de Vigilancia Aduanera. El tripulante de uno de los helicópteros de Aduanas murió cuando la aeronave cayó al mar en una de estas persecuciones.
Armas letales
Con pilotos sin escrúpulos se convierten en el arma perfecta para los narcos y, lamentablemente, también en armas letales. Muestra de ello es el brutal asesinato de los dos guardias civiles de Barbate al ser arrollados por una narcolancha a manos de un veterano piloto, Kiko ‘El Cabra’, apodado así por su temeridad en el mar. Ya está entre rejas.
Frente a estos ‘ferraris’ del mar, los agentes asesinados iban en una ‘vespino’. Era una zodiac de los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Sus 500 kilos frente a los 5.000 de la narcolanchas dan una idea de la enorme desigualdad de fuerzas. Estas pequeñas embarcaciones neumáticas están equipadas por un motor Yamaha y tienen una potencia de 150 CV. Como mucho alcanzan los 98 kilómetros por hora y miden sólo seis metros de eslora frente a los 14 de la narcolanchas.
Además de hachís, estas organizaciones criminales las han comenzado a utilizar para traficar con seres humanos. También les resulta muy rentable.
El clamor para que las prohibieran era unánime en el Campo de Gibraltar. En 2018, el Gobierno las prohibió al declararlas género prohibido. Eso suponía que una vez intervenidas no se devolvían a sus propietarios, algo que sí ocurría antes, un círculo vicioso que se pretendió cerrar. Durante unos meses, las Fuerzas de Seguridad las utilizaron para poder luchar en igualdad de condiciones con los narcos pero tras ser declaradas ilegales tuvieron que dejar de hacerlo.
Desde la puesta en marcha del Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar en julio de 2018 y hasta el pasado 31 de diciembre, se le han intervenido a estas redes criminales 1.400 embarcaciones, la práctica totalidad, narcolanchas. Según datos facilitados a ABC por parte del Ministerio del Interior, en el mismo periodo de tiempo han sido destruidas por orden judicial 819 de estas embarcaciones y 902 de sus potentes motores intervenidos en la zona de aplicación del citado plan.
Las narcolanchas miden 14 metros de eslora, pesan cinco toneladas y pueden alcanzar hasta los 140 kilómetros por hora
Las zodiac en la que fueron asesinados dos guardias miden seis metros, pesan media tonelada y llegan a los 98 kilómetros por hora