El Madrid deja cenizas a su paso
▸ Los blancos arrasan al Valencia y jugarán ante el Barça la final de un torneo que no conquistan desde 2020
BALONCESTO / COPA DEL REY
Poco le importa al Real Madrid que Tavares, monumento principal de sus últimas gestas, esté pasando por un momento de forma y físico muy flojos. Los blancos son unos depredadores alfas, no se puede mostrar ante ellos ni el más mínimo signo de debilidad porque, de percatarse, te reducen a cenizas, no dejan ni los huesos. Y eso fue exactamente lo que pasó contra el Valencia en las semifinales de Copa. Los de Mumbrú optaron por llegar al descanso con el marcador muy ajustado, pero un fallo garrafal de López-Arostegui, que no pudo ejecutar un mate sin defensa, prendió el hambre de sus rivales, que jugarán hoy la final contra el Barcelona, verdugo anoche del Tenerife con un Willy Hernangómez estelar bien acompañado por Brizuela.
El Madrid se fue de su partido con un parcial tremendo de 30-9, convertido un duelo apasionante en un bufé libre, después de ese arranque. Campazzo estuvo genial a la hora de interpretar la marcha que necesitaba en cada jugada su equipo, Poirier volvió a demostrar que debe jugar el máximo de minutos que le permita Chus Mateo y Deck, de sangre fría y expresión nula, dejó boquiabierta una vez más a la grada. Vuelve el Madrid a una final de la Copa, un título esquivo desde 2020. Viendo su nivel, le sobran argumentos para recuperarlo. Tuvo en sus manos López-Arostegui que el Valencia llegase al descanso con un sabor de boca fantástico. Tras una gran circulación, el vasco anotó de tres desde la esquina y, tras mostrar mucha intuición, robo un balón a Campazzo. Cuando se disponía a machacar sin oposición y poner a los naranjas a un punto, se le escurrió (ya había fallado algún mate sencillo en el calentamiento) y, el Madrid, ante tal error, no mostró piedad.
No aflojó ni lo más mínimo el Madrid tras la reanudación. Un mate de Tavares, un triple de Musa y un dos más uno de Yabusele dejaron muy tocado al Valencia. Pedía cabeza Mateo a los suyos, consciente el técnico de que si sus pupilos reducían los fallos, podrían abrir una brecha definitiva. De hecho, una gran canasta de Deck en el poste rompió la pose tranquila del madrileño y gritó con rabia. El premio de la final estaba cada vez más cerca. Campazzo olió la sangre y aceleró su dirección sobre el juego blanco, lo que provocó un siniestro total en sus enemigos, erráticos a más no poder. Incluso se quedaron protestando, como si de fútbol se tratase, un fuera de banda, lo que permitió un mate de Musa sin oposición, éxtasis blanco en las gradas del Carpena. De un duelo igualado, en cuestión de minutos, se pasó a una paliza, que el Valencia, con disimulo, consiguió maquillar.
Mientras, al Barcelona le sobró medio tiempo para liquidar su encuentro ante el Tenerife y citarse con el Madrid en la final. El 40-8 en el segundo cuarto fue descomunal como sentencia para estar en el duelo decisvio de hoy.
R. Madrid - Valencia Barcelona - Tenerife 95-76 108-76
Final 18:30