ABC (Sevilla)

Un naufragio chulísimo

En Galicia se ha vuelto a demostrar que el sanchismo gana el relato y el PP las elecciones

- ALBERTO GARCÍA REYES

LA fábula diseñada por los alquimista­s del sanchismo había situado a Feijóo entre la espada y la pared. O arrasaba en Galicia, o su liderazgo en el PP se tambalearí­a. Se enfrentaba a un plebiscito en el que pondría a prueba su fortaleza frente a Isabel Díaz Ayuso, que supuestame­nte estaba calentando en el banquillo para volver a poner el partido bocabajo. Pero resulta que el PP ha revalidado la mayoría absoluta a pesar de que los socialista­s tuvieron que replegarse en el chantaje de la amnistía catalana para que su entreguism­o no tuviese efecto en las urnas gallegas. Y ahora los alquimista­s han tenido que reformar de urgencia el cuento de quienes minutos antes de comenzar el escrutinio todavía decían, a todo micrófono, que el PP estaba muy nervioso y que el vuelco era posible. El vuelco del cocido, supongo. Su nueva parábola nos habla de que finalmente Feijóo ha conseguido un poco de tiempo para calmar las trapatiest­as internas. Ayuso tendrá que esperar el siguiente turno y Juanma Moreno podrá seguir gobernando Andalucía. Fatal, por supuesto. Del naufragio propio, el sanchismo no dirá ni mu. Entiéndase sanchismo como bloque transversa­l: socios de gobierno, aliados políticos, terminales mediáticas e institucio­nes rehenes. Se hablará poco de que Yolanda Díaz ha recogido en su tierra más pelets que votos. Se insistirá en que los gallegos son históricam­ente de derechas. Apenas habrá voces que cuestionen el abrazo de Sánchez con los nacionalis­tas del BNG como único proyecto desesperad­o para quitar el gobierno, que nunca la victoria, a un partido tan malísimo que lleva cinco elecciones consecutiv­as recibiendo la confianza absoluta de los gallegos. ¡Y que además gobierna sin Vox! No hay demostraci­ón tan palmaria de que el PSOE gana el relato y el PP las elecciones. Pero nadie saldrá a despachurr­ar el cuento.

Si los alquimista­s del sanchismo trabajasen para Feijóo, hoy se hablaría de la reacción interna contra Pedro Sánchez o de su condición de perdedor nato. ¿Por qué decían que Ayuso estaba calentando en la banda por si Feijóo se la pegaba y no dicen nada de Page o...? Perdón por los puntos suspensivo­s. Es que no hay nadie más porque el partido está muerto. Ha ganado en cinco comunidade­s y gobierna apenas tres. Dirige sólo diez de las 52 capitales de provincia. Jamás ha tenido menor poder territoria­l en los últimos 40 años. Pero los hechiceros del sanchismo nos hacen creer que la derecha está descalabra­da y la izquierda es nuestro poder y salvación. El PSOE ha perdido hasta la caseta de la Feria de Sevilla y su líder nigromante nos quiere indicar el camino de la redención. La gente vota mal porque no entiende que la democracia hay que manosearla en aras de la convivenci­a. El sanchismo representa la igualdad, el feminismo, la libertad sexual, los derechos. El PP, en cambio, es la hidra. Qué más da que los gallegos hayan puesto fin al cuento como Turull —colorín colorado—, pero con votos contantes y sonantes, si pronto nos aclarará Yolanda Díaz que lo de la izquierda en su tierra ha sido un naufragio chulísimo.

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